Un poema de Unamuno parecía anunciar su muerte

Miguel de Unamuno, reconocido escritor y filósofo español, dejó un legado literario que sigue siendo estudiado y admirado hasta el día de hoy. Sin embargo, un poema en particular, escrito poco antes de su muerte, parecía vaticinar el fin de sus días. En este artículo, exploraremos cómo  plasmó su propio destino en palabras y reflexionaremos sobre la trascendencia de su obra.

Un poema angustioso

El poema en cuestión, titulado «Ante la muerte», fue escrito por Unamuno en septiembre de 1936, apenas unos meses antes de su fallecimiento. En él, el autor expresa su angustia y su inquietud ante la cercanía de la muerte, una temática recurrente en su obra. Sin embargo, lo que hace a este poema particularmente especial es que parece anticipar su propio destino.

Unamuno comienza el poema con versos evocadores: «Ya no hay mundos ni estrellas, / ni el sol tiene la luz que alumbre.» Estas palabras transmiten una sensación de desolación y vacío, como si el autor estuviera anticipando el final de su existencia y la negación de todo lo que le rodea. Además, la mención a la falta de luz sugiere la idea de la pérdida de esperanza y la inminencia de la oscuridad.

A medida que avanza el poema, Unamuno explora su propia relación con la muerte. Escribe: «En mí la vida se me muere / en cada instante fugitivo». Estos versos revelan la conciencia del autor sobre su propia mortalidad y cómo esta se va apagando gradualmente. Es como si Unamuno estuviera enfrentando su destino con una mezcla de resignación y desesperación.

Sentido a la vida y a la muerte

El poeta continúa manifestando su angustia existencial en los siguientes versos: «Siento la angustia de todo / y el ansia de lo infinito». Estas palabras reflejan la búsqueda constante de Unamuno por encontrarle sentido a la vida y a la muerte. Su inquietud por lo desconocido y su deseo de trascender las limitaciones humanas son temas recurrentes en su obra filosófica, pero en este poema adquieren una nueva dimensión, ya que parecen estar teñidos por su cercanía a la muerte.

El final del poema es especialmente impactante: «Y estoy muerto, / y estoy vivo, / y me he muerto.» Estas palabras transmiten una sensación de ambigüedad y confusión, como si el autor estuviera experimentando una especie de muerte en vida. Unamuno parece estar enfrentando la paradoja de su existencia y desafiando los límites entre la vida y la muerte.

La guerra civil

Este poema de Unamuno resulta aún más conmovedor si lo analizamos en el contexto histórico en el que fue escrito. En 1936, España estaba sumida en la Guerra Civil, un conflicto que dividía al país y que tuvo un profundo impacto en la vida y la obra del autor. El autor, conocido por su posición crítica y su lucha por la libertad, se vio envuelto en una serie de controversias políticas que lo llevaron a ser destituido de su cargo como rector de la Universidad de Salamanca. Todo esto, sumado a su salud deteriorada, pudo haber contribuido a la creación de este poema cargado de emociones y presagios.

A pesar de su aparente pesimismo, Unamuno logró trascender su propia muerte a través de su obra. Sus escritos y reflexiones filosóficas continúan siendo estudiados y debatidos en la actualidad, y su legado perdura en la literatura española. En lugar de ser un mero anuncio de su muerte, este poema se convierte en una invitación a reflexionar sobre la vida y la muerte, y sobre la importancia de enfrentar nuestra existencia con valentía y pasión.

Aunque Unamuno ya no esté físicamente entre nosotros, su legado perdura y continúa inspirando a generaciones futuras.