La expedición de Livingstone y Stanley en África: en busca de las fuentes del Nilo
La expedición de Livingstone y Stanley marcó un hito en la historia de la exploración africana, riqueza cultural del continente.
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En 1865 David Livingstone, un médico, explorador y misionero, fue enviado por la Royal Geographical Society (RGS) de Londres a una expedición especial para que resolviera las dudas acerca de las fuentes del Nilo. Desafortunadamente, su pista se perdió en el lago Tanganica y no se supo más nada de él durante varios años.
David Livingstone, un misionero escocés, llegó a África en 1841 con la intención de evangelizar y explorar. A lo largo de su vida, realizó numerosas expediciones, pero su misión más famosa fue la búsqueda de las fuentes del Nilo. Livingstone se preocupaba profundamente por las condiciones de vida de los africanos y documentó las atrocidades de la trata de esclavos en su obra, lo que lo convirtió en un defensor de los derechos humanos.
Henry Morton Stanley: el Hombre de los Encuentros
En 1869, la fama de Livingstone había crecido enormemente, pero había desaparecido de la vista pública. El diario «New York Herald» envió a Henry Morton Stanley a encontrarlo. La misión superaba en dificultad y magnitud a las encomendadas anteriormente al joven cronista, pero a pesar no fue imposible.
La famosa frase «Dr. Livingstone, supongo» se ha convertido en símbolo de la era de la exploración, marcando el encuentro entre Stanley y Livingstone en 1871 en la aldea de Ujiji, en la orilla del lago Tanganica.
La Búsqueda de las Fuentes del Nilo
Después de su reunión, Stanley se unió a Livingstone en su misión de explorar el interior de África y buscar las fuentes del Nilo. Ambos exploradores se enfrentaron a innumerables desafíos: enfermedades, falta de suministros, terrenos difíciles y conflictos con tribus locales. Durante sus expediciones, documentaron ríos, lagos y montañas, convirtiéndose en los primeros europeos en explorar muchas de estas áreas.
Las expediciones de Livingstone y grandes hallazgos
En un principio, Livingstone viajó al continente africano como misionero, de la mano de la London Missionary Society, para llevar la palabra de Dios y redimir almas. Sin embargo, sus viajes a las inhóspitas zonas en el centro del continente fueron forjando en él un espíritu de explorador.
Durante gran parte de su vida, Livingstone recorrió algunos de los territorios más bellos e inexplorados de África: atravesó el desierto Kalahari; descubrió el lago Ngami, exploró el río Zambeze, halló las espectaculares cataratas Victoria y buscó la ubicación de las fuentes del Nilo.
En sus expediciones, Livingstone realizó observaciones astronómicas que le permitieron establecer situaciones correctas en la cartografía africana. También, realizó informes de botánica, geología y zoología y luchó contra de la esclavitud.
El origen de las fuentes del río Nilo
Antes de que la Royal Geographical Society le encargara la misión de hallar de las fuentes del río Nilo al Dr. Livingstone, otros exploradores ya habían emprendido expediciones con este fin. No obstante, el misterio de si existían ríos hacia el sur que estuviesen conectados al río Victoria seguía siendo objeto de debate.
En esta nueva expedición, Livingstone viajó a la isla de Zanzíbar (actualmente perteneciente a Tanzania), para luego adentrarse en el continente africano. Estando allí, descubrió los lagos de Bangweulu y Moero y el río Lualaba que, por entonces, Livingstone había identificado como el Nilo, pero en realidad se trataba de la cabecera del río Congo.
Al encontrarse demacrado, débil y enfermo, Livingstone se ve obligado a regresar junto a su equipo al poblado de Ujiji, a las orillas del lago Tanganica.
El encuentro de Livingstone y Stanley
Cuando Henry Morton Stanley recibió la propuesta de James Gordon Bennett Jr., director de The New York Herald, de ir en busca del doctor David Livingstone, no dudó en aceptarla. Más allá de su curiosidad por hallar al explorador, era su ansia de fama y la audacia comercial del director de su periódico lo que lo motivó a adentrarse en aquella enigmática tierra.
El joven periodista solía ser definido como racista, culto, ambicioso… por lo que era capaz de hacer lo que fuera necesario para lograr su objetivo. A finales de marzo de 1871 da inicio a la expedición: 31 nativos de Zanzíbar como escolta, 150 porteadores, 27 mulas, dos caballos de montar y un equipaje de seis toneladas con medicamentos, provisiones, etc.
Tras más de medio año en busca del doctor, Stanley y su equipo se encontraron cerca de la muerte muchas veces. La falta de víveres y los fuertes tributos que debían pagar para poder recorrer varias zonas, dificultaron su misión, pero no impidió que Stanley continuara con su misión.
En noviembre de 1871, el periodista recibe la noticia de que un extraño forastero blanco de edad avanzada se encontraba en el poblado de Ujiji. Fue entonces cuando Stanley, contra todo pronóstico, logra hallar a Livingstone y pronunció la célebre frase: “Doctor Livingstone, supongo”.
Consecuencias y Legado
Aunque ni Livingstone ni Stanley lograron encontrar las fuentes del Nilo de la manera que esperaban, sus expediciones abrieron el camino para futuras exploraciones y estudios científicos en África. Livingstone murió en 1873 en la aldea de Chitambo, y su corazón fue enterrado allí, mientras que su cuerpo fue enviado a Inglaterra para ser enterrado en la Abadía de Westminster. Stanley, por su parte, continuó sus exploraciones y se convirtió en una figura polémica, tanto admirada por su valentía como criticada por su enfoque imperialista.
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