La expedición de Humboldt a América Latina: explorando la naturaleza del Nuevo Mundo
La expedición de Humboldt a América Latina fue un punto de inflexión en la historia de la ciencia y la exploración.
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Primera expedición científica de la historia
Alexander von Humboldt es reconocido como uno de los últimos científicos universales. Dominó múltiples disciplinas, desde la botánica hasta la geología y la astronomía. Humboldt sigue siendo relevante hoy en día, no solo por sus ideas, sino también por su enfoque en los viajes y su interacción respetuosa con la naturaleza y las personas que conoció durante sus expediciones.
Humboldt financió sus propias expediciones con la herencia que recibió de su madre. Esta libertad le permitió recorrer el mundo con la visión de un explorador independiente, centrado en el conocimiento.
El inicio de la travesía
La muerte de su madre en 1797 marcó un punto de inflexión en la vida de Humboldt. Se trasladó a París y allí conoció al botánico Aimé Bonpland, con quien compartía el sueño de realizar una gran expedición científica. Después de varios intentos fallidos, emprendieron un viaje a pie por la costa mediterránea.
Al llegar a Madrid, se presentaron ante Carlos IV. Gracias a esta conexión, obtuvieron salvoconductos para explorar las provincias americanas bajo dominio español. El 5 de junio de 1799, Humboldt y Bonpland embarcaron en la corbeta Pizarro desde La Coruña, llevando consigo varias maletas y 42 costosos instrumentos científicos.
El primer destino de la expedición fue Venezuela, haciendo una escala previa en Tenerife. Después de un viaje tranquilo, el 16 de julio desembarcaron en Cumaná, Venezuela. La selva tropical los cautivó de inmediato. La exuberancia de la naturaleza les impedía hacer observaciones claras, ya que constantemente encontraban algo nuevo y más interesante que lo anterior.
Humbolt en América
Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland emprendieron una ardua expedición por el río Orinoco, viviendo múltiples aventuras. Se enfrentaron al hambre, a la constante amenaza de los mosquitos y a los jaguares que acechaban en la selva. Lograron navegar los sistemas fluviales del Orinoco y el Amazonas que en aquel entonces eran considerados por algunos como una leyenda.
Tras regresar a la costa caribeña, Humboldt y Bonpland se dirigieron a Cuba. Después fueron al territorio que hoy conocemos como Colombia. Humboldt quedó fascinado por la naturaleza imponente del país. Exploró diversos lugares y en Bogotá se reunió con el sacerdote José Celestino Mutis.
Mutis era un reconocido botánico. Había creado un herbario y realizado un inventario detallado de la flora local, lo que fue un gran impulso para los estudios botánicos de Humboldt.
Más adelante, se atravesó la Cordillera de Los Andes a pie, una experiencia que fue decisiva para el desarrollo de su teoría sobre la Geografía de las Plantas. Esta expedición le permitió formular el esquema primario de su famoso Tableau physique des Andes, o Naturgemälde, una obra de gran trascendencia.
Durante su viaje, recorrió territorios como Colombia, Ecuador, Perú, México y Cuba, entre otros. Su principal interés era estudiar la flora, la fauna, el clima y la geografía de estos países, así como establecer relaciones entre los diferentes elementos naturales.
Sin fronteras
Los viajes de Humboldt y Bonpland no solo fueron importantes por sus descubrimientos botánicos, sino también por las exploraciones de montañas y volcanes en América Latina. Uno de los ascensos más destacados de Humboldt fue al volcán Chimborazo, en Ecuador, que en 1802 se consideraba la montaña más alta del mundo con 6.268 metros de altura.
En Perú, Humboldt estudió la utilización del guano, un fertilizante derivado de los excrementos de aves, que posteriormente tendría un impacto significativo en la agricultura. Durante su trayecto en barco hacia México, midió la temperatura de la corriente fría que fluía a lo largo de la costa peruana. Esta corriente hoy lleva su nombre.
En 1803, Humboldt y Bonpland recorrieron México, antes de regresar nuevamente a Cuba y continuar su viaje hacia los Estados Unidos. Allí, fueron recibidos como invitados de honor en la Casa Blanca por el presidente Thomas Jefferson, un ferviente entusiasta de las ciencias naturales.
Resultados de los viajes
Una de las principales contribuciones de Humboldt fue su concepto de «naturaleza como un todo», que postulaba que todos los elementos de la naturaleza estaban interconectados y formaban un sistema complejo. Este enfoque holístico le permitió realizar descubrimientos revolucionarios en campos como la geología, la climatología y la botánica.
Durante su expedición, Humboldt realizó numerosas observaciones y mediciones que le permitieron elaborar mapas detallados de las regiones que visitó. También recopiló una gran cantidad de datos sobre la flora y la fauna de América Latina, que luego utilizó para escribir obras como «Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente».
Además de su labor científica, Humboldt también tuvo un impacto en la sociedad de la época. Sus escritos y conferencias contribuyeron a difundir conocimientos sobre América Latina en Europa y a promover el interés por la exploración y la ciencia. Su figura se convirtió en un referente para muchos científicos y naturalistas de la época.
Fin del viaje
El extenso viaje de Humboldt y Bonpland culminó en 1804, tras cinco años de exploración y más de diez mil kilómetros recorridos. A su regreso a París, recibieron una cálida bienvenida. Fueron reconocidos por haber llevado a cabo la expedición científica más ambiciosa de su tiempo.
Hoy en día, el legado de Humboldt sigue vivo en América Latina, donde numerosas instituciones y organizaciones llevan su nombre y promueven la conservación de la naturaleza y el conocimiento científico. Su figura también ha sido objeto de numerosas obras literarias, películas y documentales que han contribuido a mantener viva su memoria y su legado.
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