La Rioja se mueve

La Rioja

En 1925 se creó la Denominación de origen de Rioja. En este centenario, la locomotora de nuestro vino, con más de 66.000 hectáreas, alcanzando el 40% de la producción de los vinos calificados en España, arroja cifras muy elocuentes en volumen, con un incremento de 2024 del 0,63 %, llegando a 240 millones de litros. Estas cifras son apabullantes, y significan que ese territorio del vino que se extiende en la actualidad por la Comunidad Autónoma que le da nombre, Navarra y Álava, vive un momento de esplendor. En la Barcelona Wine Week de esta misma semana, esta zona de vinos se ha dado un baño de masas para los profesionales con un stand gigantesco, numerosos visitantes, catas históricas y muchísimos lío. Anoche mismo en la gala de los Goya, Rioja ha tenido presencia.

¿Pero todo está bien en Rioja? Las autoridades y cargos del Consejo Regulador lanzan permanentemente las campanas al vuelo y orgullosamente esgrimen esas cifras. Hay zozobras en el horizonte porque la Rioja Alavesa, instigada por el gobierno vasco, puede acabar saliéndose de esta denominación a la que se calificó en 1991. Incluso de manera anecdótica, estos días se ha sabido que en Asia hay falsificaciones de vinos de Rioja, con lo cual que no despiste podría ser sinónimo de intereses del mercado mundial. Mucho volumen, centenares de bodegas con la marca, pero para muchos bodegueros existe la preocupación por la calidad que acompaña a los vinos de Rioja.

En 2002, nueve bodegas crearon un genuino lobby para defender valores tradicionales del entorno y para no diluirse en poder del cooperativista y del bodeguero masivo. Los Consejos Reguladores son siempre la expresión de mayorías que legítimamente, por otra parte, quieren devolver el valor de la uva y del territorio con diferencia de territorios de mayor excelencia En esa búsqueda de la perfección, nueve asociados con once bodegas conforman un mismo sentir. Castillo de Cuzcurrita, Bodega Martínez Lacuesta, Miguel Merino, Muga, Viñedos del Contino, Bodegas Gómez Cruzado, Bodegas Valenciso, CVNE, La Rioja Alta S.A., Torre de Oña, Viña Real y Bodegas Valdemar persiguen una búsqueda de la excelencia que supone un camino desde el viñedo hasta la botella.

Esto se llama ABC, anteriormente siglas de la asociación de bodegas centenarias y que hoy han dado cabida a bodegas en general que tienen como unión la calidad. Ellos mismos se definen como un foro de bodegas, en reflexión permanente, que no van a inventar nada. Algo tan maravilloso como reivindicar una tradición y aplicar innovación y pautas contemporáneas para que Rioja no caiga en la vulgaridad. El extraordinario conocimiento del viñedo, las labores de viticultura y la diversidad en las creaciones aglutinan a este puñado de criadores pero animados por la excelencia. En un mundo eje, el que todo se dispersa en lo que lo fácil sería acudir al pago o vino de parcela, ABC quiere hacer una revolución riojana desde dentro. Cualquiera de sus acciones agitan el panorama y cuando consiga seducir para esta cruzada riojanista de pureza a las otras grandes casas que aún no se han sumado, el futuro está servido.

La defensa del patrimonio, la limitación de las producciones, la reflexión sobre categorías y etiquetas y la conexión con los otros grandes centros de la enología internacional forman parte de su ideario. La Asociación de Bodegas por la Calidad es una muestra más de que el mundo del vino del español tiene propagandistas de su cultura, y que la sociedad civil tan maltratada pugna por tener voz frente a la lenta burocracia de las instituciones. En Rioja todavía hay mucho que contar.

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