Madrid no cierra en agosto: restaurantes abiertos en verano

Madrid restaurantes verano

Agosto en Madrid es ese mes en el que la ciudad se desangra lentamente bajo el asfalto ardiente, mientras sus habitantes —los que pueden— huyen en desbandada hacia cualquier costa con promesa de brisa. El aire, espeso, deja en suspenso la vida urbana entre persianas echadas, verjas bajadas y terrazas fantasmas que antes fueron trincheras de cerveza fría. A ratos parece que la capital se ha rendido, que ha tirado la toalla ante la evidencia de que aquí, en pleno agosto, solo sobreviven los valientes, los rezagados y los adictos a su propio ritmo.

Pero no todo está cerrado, ni mucho menos muerto. Hay restaurantes que se quedan, que resisten, que deciden no bajarse del carro, aunque la Gran Vía se parezca más al decorado de un western que a la arteria de una metrópoli. Espacios que se convierten en pequeños refugios climáticos y emocionales para los que, por convicción o por castigo, vivimos agosto en Madrid.

Pero Madrid en agosto también es una oportunidad de redescubrir la ciudad sin colas ni reservas imposibles. Una especie de versión zen y deshidratada de sí misma, donde de pronto se puede caminar, visitar museos sin hordas y, lo que aquí nos ocupa, comer y beber como reyes sin necesidad de invocar al dios de la lista de espera.

Así que, si usted forma parte de ese club exclusivo de los que se quedan en la Villa, aquí van algunos templos gastro que resisten el calor y la estampida generalizada.

El norte no se va de vacaciones

El Grupo Asgaya, referencia indiscutible de la cocina asturiana en Madrid, mantiene abiertos varios de sus feudos gastronómicos: desde la casa madre, Asgaya, en Dr. Fleming, hasta la más juguetona Cervecería Asgaya, en Ferraz. También Viga Mar’s y Enbable seguirán a lo suyo: fabada, cachopos, pixín y sidra. Sin olvidar su reciente apertura, La Charca Restaurante, que pone a disposición de los madrileños el fuego y las brasas de su horno de carbón de encina.

Bistrós con estilo que no cierran

Si la inclinación se decanta por los sabores europeos, conviene apuntar dos direcciones que no bajan la persiana: Le Bistroman, templo de la cocina francesa a un paso del Teatro Real, y Tribeca Bistró, que desde su elegante local en Recoletos reivindica la cocina clásica del Viejo Continente con espíritu renovado.

De tapeo y terraceo en versión complutense

Quienes en agosto prefieran esquivar el centro sin renunciar al buen ambiente tienen en Alcalá de Henares una apuesta segura. Allí, Monio Group ha levantado un pequeño imperio gastronómico que va desde la deliciosa informalidad de Taberna 7 (Ramón y Cajal, 7) hasta su flamante hermano, Taberna 7 Bar, en la calle Libreros, con tapeo del bueno, cañas bien tiradas y una irresistible tortilla estilo Betanzos. Y si la tarde se alarga —como debe ser—, Fino Bar Restaurante o el Casino de Alcalá completan la ruta con un vermut o una cena que bien justifican el viaje.

Parrilla, vino y un viaje a Japón

Para quienes saben que una buena chuleta es pura terapia, Rocacho sigue en activo —salvo un breve paréntesis a mediados de mes— con las carnes de El Capricho. Si la inclinación va más hacia el sushi que hacia el solomillo, Makoto, Quispe y Beata Pasta trazan un mapa que va del Japón de autor a los sabores andinos y a la Italia más genuina, sin necesidad de sacar el pasaporte. Y para beberse Madrid, Berria despliega sus 3.000 referencias de vino desde una terraza privilegiada frente a la Puerta de Alcalá.

En resumen, que mientras el resto del país cuelga el cartel de «cerrado por vacaciones», hay una legión de valientes al frente de los fogones que nos hacen la vida más sabrosa a los que nos quedamos en la capital.

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