¿Cuál es el origen de las Fallas de Valencia?
Las Fallas de Valencia, que se celebran entre el 14 y el 19 de marzo, son la fiesta más importante de la ciudad. Están catalogadas como Fiesta de Interés Turístico Internacional, y también forman parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
Hay varios actos de las Fallas que son de especial interés, como la Cabalgata del Ninot, la Mascletà, la Plantà, la Ofrenda Floral a la Virgen de los Desamparados y la Cremà. Cada año, alrededor de un millón de personas llegadas de todas las partes del mundo visitan Valencia durante las Fallas.
Origen de las Fallas de Valencia
El origen de las Fallas se remonta al año 1497, cuando los carpinteros de la ciudad quemaban los trastos viejos y los candiles que utilizaba para iluminarse en invierno en vísperas del 19 de marzo, el Día de San José, patrón de los carpinteros. Salían a las puertas de su talleres en las calles y plazas públicas para quemar estos elementos, ya que con la llegada de la primavera no iban a tener que utilizar más los candiles para iluminarse.
A medida que pasaron los años, los carpinteros decoraron las estructuras que quemaban con forma humana y ya en el siglo XVIII, aparecieron los primeros grupos de «ninots», muy parecidos a los que se pueden ver hoy en día.
A partir de 1870, los festejos populares como los Carnavales y las Fallas, empezaron a ser perseguidos por las autoridades. Fue así como en 1885 nació un movimiento en defensa de las tradiciones junto con la revista «La Traca», que concedía premios a los mejores monumentos falleros.
Esto provocó que naciera una competición entre vecinos, dando lugar al nacimiento de la falla artística, en la que se le daba mucha importancia a la estética, pero también comenzaba a aparecer la crítica social. Finalmente, en 1901 el Ayuntamiento de Valencia, concedió los primeros premios municipales a las mejores Fallas.
Hoy en día, cada barrio patrocina su propia falla, llegando a contar hasta casi 400 fallas cada año. Algunas de estas fantásticas creaciones tardan muchos meses en construirse, y las más caras cuestan hasta 200.000 euros.
Una de las fallas más emblemáticas fue la que la comisión de El Foc encargo a Salvador Dalí en 1954. Tras dibujar la bautizada como «Corrida de toros surrealista», construirla no fue nada sencillo, pero consiguió realizarse. Sin embargo, tuvo un precio muy elevado para la época (100.000 pesetas) y, además, los valencianos no terminaron de comprenderla.
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