Zarzuela molesta con el Gobierno por los fallos de seguridad en el homenaje de Estado

El Gobierno, bajo la coordinación de la vicepresidenta Carmen Calvo, fue el encargado de la organización de todo el acto de este jueves

ley Corona
Felipe VI recibe a Pedro Sánchez en la Zarzuela
Joan Guirado

La organización del homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus ha abierto una nueva grieta entre las dos principales instituciones del país, el Gobierno y la jefatura del Estado. La Casa del Rey está muy molesta con la organización por parte de Moncloa del acto de este jueves y de los múltiples fallos de seguridad que, en algún momento, dejaron desprotegidos a algunas autoridades. El equipo encargado de la protección del monarca estaban ojiplático con la situación.

A diferencia de otros eventos a los que asiste el Rey Felipe Vl, sean organizados por Zarzuela o no, en esta ocasión el equipo de seguridad de la Casa Real no ha tenido responsabilidad alguna en la organización del dispositivo para cercar y proteger al acto y al centenar de autoridades que se concentraron en el Patio de la Armería del Palacio Real.

El edificio, propiedad de Patrimonio Nacional, depende de la vicepresidenta primera Carmen Calvo, que fue la coordinadora del acto. Habitualmente es la Guardia Civil la encargada de la seguridad de las instalaciones cuando no hay actos en él. En esta ocasión a la benemérita se sumó la Policía bajo la coordinación de la comisaría especial del Palacio de La Moncloa, que dirige la seguridad del presidente y los ministros. La mayoría de los escoltas que merodeaban el perímetro del acto eran los habituales del Ejecutivo.

Pese a haber informado a los periodistas, la semana pasada, que no se podrían mover del punto donde estuvieran acreditados lo cierto es que durante toda la mañana hubo movilidad por prácticamente toda la zona por donde pasaban las autoridades. Incluso desde dentro del Patio de la Armería, donde dejaron entrar a profesionales hasta veinte minutos antes de empezar el acto, a la explanada de fuera mientras se estaba desarrollando el homenaje.

Por alguna de las zonas restringidas a los medios de comunicación también transitaban de forma constante ciudadanos que se acercaron a apoyar al jefe del Estado y otros que fueron a criticar la gestión del Gobierno. Todo ante la mirada impasible de los estrechos colaboradores de Pedro Sánchez en la Secretaria de Estado de Comunicación, los escoltas y agentes uniformados.

Ese movimiento por el punto C, donde estaban los comunicadores acreditados desde el pasado lunes para recoger las declaraciones de las autoridades, provocó que algunos invitados comprometidos con algunos canales optasen por cancelar sus intervenciones y no acercarse hasta la barrera, ya que la distancia con estos ciudadanos sin identificar y con bolsas era de menos de tres metros.

Otra cosa que sorprendió a todos los presentes fue la falta de medidas de prevención con los periodistas y los asistentes. Normalmente, en los actos que participa el Rey, sus escoltas pasean los perros rastreadores entre el material de los medios de comunicación y las mochilas para confirmar que no existe ningún riesgo para los miembros de la Casa Real. Ayer no ocurrió. La mayoría de los profesionales tampoco tuvieron que pasar ningún tipo de control pese a estar a escasos metros de miembros del Gobierno y presidentes autonómicos.

Un periodista alemán acreditado para cubrir el acto, en conversación con varios periodistas españoles, se mostraba sorprendido por el dispositivo de seguridad. El comunicador recordaba que «en ese recinto se encontraban no solo todas las máximas autoridades españolas, si no también las máximas autoridades europeas». Y se confesaba asombrado de que todas esas autoridades tuvieran que desfilar a pocos metros de transeúntes que entraban y salían de la plaza sin ningún tipo de identificación ni comprobación de lo que portaban en sus mochilas.

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