Vicente Gil: «PSOE y PP han pactado que la mujer discapacitada tenga prevalencia sobre el hombre»
El PSOE se la ha vuelto a colar al PP. O no. La semana pasada advertimos en este programa -el mismo día de su aprobación- que en la reforma del artículo 49 de la Constitución, en vez de limitarse a cambiar la expresión «disminuidos» por «personas con discapacidad», el PSOE había introducido la siguiente frase: «Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y los menores con discapacidad».
¿Significa esto que una mujer con discapacidad tendrá prevalencia sobre un hombre con discapacidad, independientemente de la gravedad o características de su caso, por el mero hecho de ser mujer? Les ha quedado tan progresista que, de la lectura de la frase, podría inferirse, incluso, que ser mujer es una discapacidad añadida.
¿Quién le ha colado este disparate al PP o por qué el PP lo ha admitido? ¿Lo comparte? ¿No se enteraron o es sumisión, una vez más, al discurso imperante de la izquierda por miedo al qué dirán en la Ser, La Sexta y El País?
El artículo 14 de la Constitución consagra la no discriminación por razón de sexo, aunque desde la aprobación de la Ley de Violencia de Género de Zapatero el artículo 14 es papel mojado. Alfonso Guerra ya contó cómo el propio presidente de ese tribunal político que es el Constitucional (ahora al mando de Conde Pumpido) le confesó que, pese a estar convencidos la mayoría de magistrados que la ley era inconstitucional, la tuvieron que aprobar en 2008 por las enormes presiones políticas que tuvieron. La ley se ha mostrado absolutamente inútil para acabar con los asesinatos de mujeres.
Ahora, el PSOE ha usado la reforma constitucional del artículo 49, que llevan esperando las asociaciones de discapacidad muchos años, para provocar políticamente al PP y ponerle entre la espada y la pared de aceptar la frasecita de marras o pasar, de nuevo, como ocurrió con Casado, por ser en las tertulias de progres ese PP «malísimo y ultra» que bloquea todo, incluso con personas discapacitadas por medio. Todo apunta a que en Génova comparten la frase o no han querido entrar al trapo y simplemente han aceptado, sumisos, el discurso de la izquierda. Deberían, cuanto menos, explicarlo.
El problema es que ese detritus ideológico queda, para siempre, nada menos que en la Constitución. Esta semana la reforma llega al Senado. ¿Se atreverá el PP a enmendar esta memez cargada de ideología woke? No. Sería una sorpresa que el PP diera esta batalla a un mes de las elecciones gallegas. Ya les lió Sánchez con Vox el 23J y les pasó lo que les pasó.
Vivimos instalados en la distopía queer, en el disparate de ese feminismo trans que no es feminismo, sino misoginia de psiquiatra: histérico, antipático, del odio al hombre y la ideología de género.
Este país es ridículo. Fíjense. Estos días vemos a importantes estrellas de la televisión entrevistando, con total normalidad, a ese soldado que se llama Francisco Javier, mide dos metros, pesa 100 kilos, tiene más músculos que Sergio Ramos y CR7 juntos, bigotazo y barba cerrada, una hija de 10 años y unos tatuajes hasta el cuello que dan miedito, pero que dice que se siente mujer y se llama María. El caso es que, al hilo de la Ley Trans, le han cambiado el género en el DNI porque fue al Registro diciendo que se sentía mujer y, ahora, ha pedido al ejército compartir duchas, vestuarios y todo lo que pueda con sus compañeras soldado. En mi pueblo sería un listo al que correrían a gorrazos si osara acercarse a un vestuario femenino. Además, ha confesado -no se lo pierdan- que es lesbiana y que le gustan las mujeres porque le han pillado: se presentó buscando novia en First Dates, esa cosa que sale en Cuatro y que aún conservo la esperanza, por el bien de la humanidad, de que sean todos actores.
El caso es que el ministerio progre de Defensa (y todos los mandos del ejército sin rechistar, dicho sea de paso) ha aceptado que Francisco Javier/María comparta -por separado- un espacio con otras mujeres oficiales para ducharse y cambiarse. Todo muy feminista. ¿Cómo se sentirán estas oficiales del ejército junto a un maromo de dos metros peludo, con pene y testículos?
El tipo ha puesto, sin duda, en primer plano la incoherencia de las leyes trans, incluidas las autonómicas del PP. Los periodistas progres le preguntan en la tele: «¿Cómo vas a ser una mujer midiendo dos metros y con esa barba? Yo no te identifico como mujer». Y él les contesta con inteligencia dejándoles en pelotas: «Díganme ustedes el patrón de mujer». Porque son los mismos rojos-progres que defienden que no hay ni mujeres ni hombres en el mundo y que se puede ser mujer y tener pelos en los testículos o en la cara por el mero hecho de percibirse mujer e ir al Registro a decírselo a un funcionario que está pensando en la hora del bocadillo.
Este es el disparate en el que vivimos instalados. Así que, cabe preguntarse. ¿Terminará el PSOE metiendo en la Constitución que no existen ni hombres ni mujeres sino autopercepciones y el PP tragando por convicción o por miedo a combatir todos estos desatinos?
Les aseguro que en la próxima misión me voy a vivir a la luna… aunque sea con los japoneses.