Urkullu prepara su akelarre separatista con un nuevo estatuto para el País Vasco a la vuelta del verano

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Carlos Cuesta

Los indultos de Pedro Sánchez a los golpistas no llevan camino de sembrar mucha “concordia”, pero sí de disparar la carrera separatista. Mientras en Cataluña son los propios indultados y el Gobierno de ERC y Junts quienes reclaman ya el “segundo paso y tercer paso” -otro perdón para 3.300 CDR y un referéndum rupturista-, en el País Vasco, Iñigo Urkullu ha comunicado ya a los suyos su intención de elevar la apuesta con un nuevo Estatuto de Autonomía que recoja expresamente un supuesto derecho a la autodeterminación y el término “nación vasca”. El plan pasa por lanzar todo ello a la vuelta del verano.

El PNV no había mostrado grandes prisas en la tramitación de este nuevo Estatuto del País Vasco a lo largo del último año. Pero ahora, el indulto y la presión de Bildu tras las cesiones de Sánchez a los golpistas del 1-O, han llevado al lehendakari a comunicar su deseo de relanzar otro akelarre separatista: el vasco.

La fecha sería a la vuelta del verano. Más concretamente, en el mes de octubre. Un momento en el que el Gobierno vasco pretende retomar el debate del nuevo Estatuto y del estatus de autogobierno: un nivel de independencia que, según recogen los trabajos ya desarrollados por el Parlamento vasco, saltaría realmente de la autonomía permitida por la Constitución, a la autodeterminación.

La explicación de Urkullu ha copiado, además, expresiones del propio presidente Sánchez: según el líder vasco ese estatuto no supone un riesgo para la estabilidad y la convivencia. Al revés, según su versión, la falta de cesiones y la ausencia de diálogo son precisamente los factores que pueden “generar tensiones”.
 El PNV quiere abordar ese debate en otoño. Y pretende buscar el consenso del Partido Socialista, aprovechando precisamente las cesiones de Pedro Sánchez ante los separatistas catalanes.

El PNV, eso sí, quiere que su reforma siga, teóricamente, los cauces legales, cumpliendo con las indicaciones que establece el actual Estatuto de Gernika en su disposición adicional. Otra cosa será que sea posible esa pretensión en el momento en el que el texto confirme su andadura definitiva y reciba las presiones de Bildu para emular las exigencias de un referéndum ilegal planteadas por los separatistas catalanes.

La disposición adicional del actual Estatuto vasco señala que «la aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica la renuncia del pueblo vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico». Una disposición lo suficientemente ambigua como para que la tramitación del nuevo Estatuto acabe convertida en un nuevo akelarre golpista.

El propio PSOE, de hecho, ha jaleado estas ansias independentistas. Hace un año, los socialistas afirmaron que el Estatuto de Guernica, cuya actualización sigue pendiente, es una «Constitución interna» para el País Vasco en la que pretenden blindar la consideración de la comunidad autónoma como «nación» y «nacionalidad».

El concepto «nación»

La referencia se recogió expresamente en el programa con el que la candidata Idoia Mendia concurrió a las elecciones del 12 de julio y que incluyó una detallada referencia a la política territorial y a la actualización estatutaria. En uno de los puntos, los socialistas vascos hablaban abiertamente de ese Estatuto como ‘Constitución interna de Euskadi’ en la que, defendían, se deben «introducir los elementos sustantivos del autogobierno». El documento con el que la candidata Idoia Mendia concurrió a los comicios incorporaba, además, el controvertido concepto del País Vasco como «nación».

El Parlamento vasco, de hecho, tiene sobre la mesa el texto propuesto al final de la pasada legislatura en la ponencia de autogobierno, pactado entre PNV, PSE y Podemos. El principal desencuentro en el documento entre estos partidos era el llamado ‘derecho a decidir’, del que los socialistas aseguran discrepar.

En cualquier caso, los socialistas sí piden un especial reconocimiento del estatus territorial vasco, insistiendo en el polémico concepto de «nación». Aunque no mencionan en ningún caso ese ‘derecho a decidir’, sí aseguran, en un punto ambiguo, que la reforma estatutaria deberá «garantizar el derecho de los ciudadanos y las ciudadanas vascas a intervenir, de acuerdo con las reglas y en los términos que la legalidad constitucional y estatutaria establece, en todas las decisiones políticas que afectan a sus derechos e intereses». También se pide asegurar «el derecho al autogobierno mediante un pacto de convivencia cívico y de ciudadanía plena».

Por su parte, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) pretende plasmar en ese texto, no sólo la «autodeterminación» y el «derecho a decidir» del País Vasco en una primera fase, sino que, en una segunda parte, pretende incluir a la Comunidad Foral de Navarra en lo que ellos denominan su «nación»: Euskal Herria.

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