La última oferta de Sánchez a Iglesias: un puesto en un «comité de seguimiento» del programa de Gobierno

Pablo Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en un encuentro reciente.
Carlos Cuesta

La última oferta planteada por Pedro Sánchez a Pablo Iglesias para sumarse a la investidura presidencial parece más pensada para recibir una airada negativa que para atraer realmente a Podemos hacia el voto favorable al candidato socialista. La oferta del PSOE es doble y plenamente alejada de las exigencias podemitas. Por un lado, incluye el pacto de un programa de Gobierno y la creación de un “comité de seguimiento” que se encargue de controlar que, efectivamente, se cumple lo pactado como programa de actuación a lo largo de toda la legislatura. Por el otro lado, la oferta plantea que el propio Pablo Iglesias se incorpore al comité en condición de controlador gubernamental.

La propuesta responde de este modo a la petición por parte de Iglesias de conseguir ministerios en un Ejecutivo de coalición con Sánchez a cambio del apoyo de los 42 escaños de Podemos a la investidura. Hasta ahora el Partido Socialista había barajado la posibilidad de incorporar a cargos de Podemos en segundos niveles de ministerios sin carácter de Estado. Se abrían, de este modo, vías de incorporación de los morados, aunque siempre fuera de los departamentos de Economía, Hacienda, Defensa, Justicia, Interior y Exteriores. Y siempre con un rango máximo de secretario de Estado. Nunca en el nivel de ministros. Pablo Iglesias había dejado ya más que clara su oposición a esta oferta por considerarla totalmente alejada de sus exigencias ministeriales.

Ahora llega una oferta aún más alejada de las exigencias del líder de Podemos. Una oferta que tan sólo incluye una labor de mero notario del cumplimiento del programa de Gobierno, una labor de alguacil de lo que ocurre a lo largo de la legislatura y sin más poder para romper la situación, en caso de no estar conforme con la evolución, que la de reventar el Gobierno por medio de una moción de censura que, además, debería ser respaldada y pactada con los partidos del centroderecha.

Pero lo cierto es que ese es el nuevo ofrecimiento. Porque Pedro Sánchez no está dispuesto a dar el brazo a torcer con Podemos. Así, deberá ser ahora Pablo Iglesias el que decida si acepta volver a dar un cheque en blanco a la gobernabilidad de Pedro Sánchez -como ya hiciera tras la moción de censura que llevó al Gobierno al líder socialista–, o si se mantiene firme en su órdago y fuerza unas nuevas elecciones anticipadas generales.

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