Tres encapuchados roban documentos de Pedro J. Ramírez en el bufete de su actual pareja

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Este es el tuit con el que Pedro J. Ramírez presentó en sociedad a su nueva pareja.
Manuel Cerdán

Tres encapuchados asaltaron la semana pasada el despacho de la abogada Cruz Sánchez Lara Sorzano, la actual pareja sentimental de Pedro J. Ramírez, y robaron de la caja fuerte documentos personales del ex director de El Mundo.

Los ladrones, por la forma como se desenvuelven, a oscuras, en el escenario del crimen, se delatan como delincuentes profesionales, posiblemente, mercenarios paramilitares. Las imágenes, grabadas por las cámaras de seguridad, ponen de manifiesto que los encapuchados respondían a un objetivo muy preciso.

Los asaltantes permanecieron en las oficinas el tiempo necesario para abrir la caja de seguridad, buscar documentos y localizar el botín que buscaban. Al parecer, unos papeles determinados propiedad del periodista, según fuentes próximas de la investigación. Los expertos consultados por OKDIARIO señalan que, por la forma de actuar -no dejaron huellas-, todo apunta a una banda organizada que actuaba por encargo.

El robo se produjo en el bufete Cruz Sánchez De Lara Abogados, que fue fundado en 2002 por la actual compañera de Pedro J. Ramírez y tiene su domicilio en la calle Velázquez 124 de Madrid. Cruz Sánchez Lara Sorzano es una letrada, de 44 años, experta en Derechos Humanos y Violencia de Género e Igualdad Jurídica. Además, es presidenta de THRibune (Tribune for Human Rights).

La relación sentimental de la pareja fue anunciada personalmente por el periodista durante el puente de Todos los Santos de 2016. El comunicado de Pedro J. Ramírez, por medio de un tuit, ponía fin a una relación de treinta años con la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada. Desde ese momento, se desató un enfrentamiento entre la pareja por el reparto de los bienes.

Pedro J. Ramírez abandonó el domicilio conyugal y, tras un pequeño periodo en el domicilio de la letrada, adquirió una vivienda de 400 metros cuadrados en el barrio de Salamanca, valorada en unos tres millones de euros, según informó Voxpópuli. El mismo diario afirmó que el periodista se había comprado un piso de tales dimensiones «porque sus libros y obras de arte no cabían en el piso de su novia».

La letrada había conocido a Pedro J. Ramírez tras acceder al Consejo de Administración de El Español, el último proyecto editorial del periodista, en representación del empresario colombiano, Carlos Mattos Barrero.

Cruz Sánchez Lara Sorzano fue la abogada que dirigió en 2009 la causa de divorcio de Lydia Bosch contra el arquitecto Alberto Martín. Durante el proceso de separación, la actriz catalana acusó a su esposo de abusos sexuales de una menor que estaba bajo su tutela. El marido denunció un montaje contra su persona con único el fin de socavar su imagen ante la Justicia y la opinión pública. Y después ganó el juicio en los tribunales.

Carlos Mattos Barrero, amigo de Jaime Marichalar, el ex de la infanta Elena de Borbón, y de Ágata Ruiz de la Prada, es el empresario colombiano que ostenta la concesión en exclusiva en Colombia de la venta de los automóviles coreanos Hyundai, entre otros muchos negocios. Es el millonario que participó en el programa de televisión 21 Días de la periodista Samanta Villar, en el que era presentado como un paradigma del lujo y la abundancia en años de crisis. En el reportaje aparecía mostrando su isla caribeña, su residencia de Cartagena de Indias y su jet privado. Mattos autorizó la grabación de las imágenes pero después se arrepintió y demandó a Mediaset, la empresa propietaria de Telecinco y Cuatro.

Pedro J. Ramírez y Cruz Sánchez desconocen el móvil del robo aunque estudian los documentos sustraídos para poder aproximarse a la identidad de los posibles beneficiarios del botín. El periodista y la letrada están en la actualidad lidiando varios pleitos personales y profesionales, pero les resulta difícil poner nombre y cara a los inductores del asalto. Los expertos consultados por OKDIARIO reconocen que, en este tipo de robo, equivocarse de objetivo puede servir para contaminar toda la investigación: «Es así, pero pocas veces falla el cui prodest -el beneficiario del delito-, acuñado por Séneca», sentenciaron.

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