Torra purgó al jefe de los Mossos por permitir que varios agentes incriminaran a Puigdemont en el Supremo

A Quim Torra, Carles Puigdemont y el Govern no les gustó que algunos agentes de los Mossos airearan algunos planes que tenía el anterior Ejecutivo durante el referéndum ilegal en sede judicial para protegerse, poniendo así en riesgo la estrategia de defensa de los acusados.

Torra
Quim Torra y agentes de los Mossos.
Joan Guirado

La pérdida de control político sobre los Mossos d’Esquadra por parte del gobierno independentista de Quim Torra provocó este lunes una reestructuración de la cúpula del cuerpo policial. El desencadenante, según fuentes cercanas a la dirección de los Mossos, fue la declaración de algunos agentes en el Tribunal Supremo durante el juicio del 1-O.

El movimiento se fraguó el pasado miércoles, en el marco de una reunión de trabajo ordinaria entre el consejero de Interior, Miquel Buch, y el ya ex jefe de los Mosso, Miquel Esquius, para tratar el nombramiento de nuevos comisarios y cambios en la estructura de dirección del cuerpo.

Por sorpresa, Buch le espetó a Esquius que “el primer cambio que debemos abordar es el tuyo”. Diez meses más tarde de llegar al cargo, sin entender el porqué, Esquius aceptó ser substituido en una jugada de Buch que busca conseguir una mayor alineación política entre el Govern y los Mossos, ahora con Eduard Sallent al frente.

En los últimos meses, Miquel Buch ha tenido que defender varias decisiones tomadas con criterio policial que no eran compartidas ni por la CUP -socios de gobierno de JxCAT y ERC- ni por el propio Presidente de la Generalitat, Quim Torra. Buch se ha enfrentado directamente a altos mandos, llegando a cesar al jefe de antidisturbios tras una carga contra miembros de la CUP en una manifestación anti-Vox en Gerona.

Las declaraciones públicas de Buch y la ex consejera y portavoz de JxCAT en el Congreso, Laura Borràs, por una investigación judicial sobre ella demostró que tenían información que se encontraba bajo secreto de sumario, y ahondó aún más la desconfianza.

Pero fue cuando Carles Puigdemont desde Waterloo dio órdenes de hacer limpieza en la cúpula de los Mossos, cuando se tomó la decisión de apartar a Miquel Esquius de la jefatura de la policía autonómica. Coincidió en el tiempo con las declaraciones de Josep Lluís Trapero y Ferran López, los dos últimos jefes del cuerpo, en el Tribunal Supremo. Allí aseguraron que Puigdemont iba a declarar la DUI si había violencia o que existía un plan para detenerlo si un juez lo solicitaba, algo que ha puesto en peligro la estrategia de defensa de los acusados.

El último encontronazo entre la dirección de los Mossos comandada por Esquius y el Govern de Torra ha sido la creación de la guardia pretoriana formada por 71 miembros al margen de la ya existente área de escoltas. Esta nueva unidad, tiene como misión proteger al presidente catalán y custodiar edificios públicos, pero con funciones de servicio de inteligencia.

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