Sectores del PSOE cargan contra Marlaska: «Se ha convertido en el pelota de Podemos»

"El nivel de cercanía y casi pleitesía que muestra Grande-Marlaska con respecto a Pablo Iglesias es más que llamativo"

Fernando Grande-Marlaska Iglesias mitin Vox vallecas
Fernando Grande-Marlaska y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. (Foto. Moncloa : Podemos)
Carlos Cuesta

Las actuaciones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska empiezan a tener críticos incluso dentro del propio Partido Socialista. Fuentes del PSOE aseguran que sectores clásicos de esta formación, críticos con algunos de los ministros y, en especial, con el conglomerado podemita que mantiene con su alianza a Pedro Sánchez, consideran al ministro de interior, literalmente, un «pelota» de Podemos.

«El nivel de cercanía y casi pleitesía que muestra Grande-Marlaska con respecto a Pablo Iglesias es más que llamativo», aseguran esas mismas fuentes. «Los sectores del Gobierno que responden de una manera más fiel a los viejos postulados del Partido Socialista cada día lo tragan menos», añaden. Y es que «acaban teniéndose dudas de si el ministro responde más a los socialistas o a Podemos», apuntan.
Las mismas fuentes destacan que «no es normal que un ministro del Interior se pliegue a todas las exigencias y caprichos de Pablo Iglesias, por ejemplo, con respecto a la seguridad de su casa». «Estamos haciendo el ridículo dejando constancia de que tanto Policía Nacional como Guardia Civil responden a cada petición del vicepresidente, sin tener en cuenta las necesidades reales de seguridad de su residencia», añaden.

Nivel de sumisión

Lo cierto es que Grande-Marlaska sabe perfectamente a quién debe el cargo. Su nivel de sumisión a las exigencias de Pedro Sánchez es absoluto. Y esas peticiones exigen mantener un nivel de coordinación pleno con Pablo Iglesias. E Iglesias no es fácil de contentar en sus continuos caprichos y exigencias.

Pero también es verdad que la actitud servil del ministro del Interior ha llamado la atención incluso dentro del Gabinete de Sánchez.
Y pocos olvidan en el PSOE que ese mismo Grande-Marlaska es el que pidió sin cesar al PP diversos cargos, en especial, el de fiscal general del Estado en época de Mariano Rajoy.

Las actuaciones de Grande-Marlaska han levantado ya ampollas en el Ejecutivo. Una de las primeras decisiones que generaron tensión fue el cese del coronel Pérez de los Cobos por mantener la instrucción judicial de las acusaciones contra el Gobierno por el Covid dentro de la exigida y obligatoria independencia y del necesario secreto ordenado por la Justicia.

Esa decisión supuso una intromisión en cascada en la cúpula de la Guardia Civil. Y ese organismo no deja de ser militar y, por lo tanto, compartido con otra ministra, Margarita Robles, de comportamiento diametralmente distinto al de Grande-Marlaska.

«Las semanas posteriores a aquella polémica generaron una tensión que se percibió en el Consejo de Ministros», apuntan las mismas fuentes. No ha sido, ni mucho menos, el único capítulo criticado por determinados sectores del PSOE.

«La actuación en el muelle de Arguineguín, la falta de medidas de protección a la Policía y Guardia Civil frente al Covid, el escándalo del informe a medida para culpar a Ciudadanos de las agresiones que ellos mismos recibieron en la manifestación del Orgullo, o la absoluta pleitesía en la tramitación de los acercamientos de presos etarras», forman parte de un largo listado de críticas que los sectores más clásicos del PSOE anotan en la lista del debe del ministro del Interior.

Una crítica muy especial surge de las filas clásicas del PSOE. La que alude al acercamiento de presos, una medida que se ha negociado directamente con Bildu y que ha provocado un descontento especial entre los socialistas que aún recuerdan los asesinatos de ETA a sus propios compañeros.

«Servil»

«Es complicado entender como una persona que formó parte de la capa judicial más activa contra el entramado terrorista de ETA puede mostrarse tan servil en estos momentos con las exigencias de acercamiento de etarras especialmente sanguinarios que necesitan de todos los permisos necesarios por parte de instituciones penitenciarias. Y esas instituciones dependen de Fernando Grande-Marlaska», apuntan.

Hay que recordar en ese punto que el acercamiento de los presos etarras al País Vasco ha contado con todo el apoyo político imaginable. Hasta el punto de que las presiones a los directores, subdirectores y jefes de servicio de las prisiones han sido las protagonistas desde hace meses con un único fin: que no hubiera ningún tipo de argumento en contra del traslado de los presos etarras o de la aplicación de beneficios penitenciarios.

Fuentes de prisiones han confirmado a OKDIARIO el nivel de presión política existente “porque se trata de una decisión política y no técnica”. Y esa decisión parte de “un acuerdo del Gobierno con Bildu”, confirman las mismas fuentes. Y hay que subrayar que la política de dispersión de los presos nunca ha sido una cuestión exclusiva del trato a los terroristas de la banda asesina ETA: es un recurso habitual cuando se busca romper los lazos de los delincuentes con su organización criminal y, favorecer, por lo tanto, su reinserción. Por ello, esa dispersión debe contar con sistemas de seguimiento del comportamiento de los presos y con revisiones periódicas del grado de reinserción del recluso. En ese análisis intervienen los directores, subdirectores y jefes de servicio de las prisiones.

En esta ocasión, se ha decidido amortiguar políticamente para que no hubiera obstáculos a los pactos entre Sánchez y Bildu. Y es que esa es la explicación a la gigantesca catarata de acercamientos de presos de ETA que se ha producido con la llegada del Gobierno socialcomunista. Y, además, de etarras especialmente peligrosos y significados.

Lo último en España

Últimas noticias