El sanguinario etarra Joseba Arregi ‘Fiti’, en libertad tras cumplir 32 de los 2.300 años de condena
Alentó el atentado contra la casa-cuartel de Zaragoza en 1987, en el que murieron 11 personas
El ex dirigente de la banda terrorista ETA Joseba Arregi Erostarbe, alias Fiti o Fitipaldi, ha sido excarcelado a los 78 años tras haber cumplido 32 años de prisión. Se trata de uno de los etarras más sanguinarios, al contar con una condena de 2.354 años de prisión. Sólo Henri Parot tiene más años de condena, con 4.800. Fiti fue el que instigó al comando Argala a atentar en 1987 contra la casa-cuartel de Zaragoza, en la que murieron 11 personas (cinco de ellas niñas). Sus actos al frente de la banda terrorista dejaron 16 muertos y 88 heridos.
Desde el pasado mes de junio disfrutaba del tercer grado penitenciario que autorizó el Gobierno vasco y la Fiscalía rehusó volver a recurrir después de que hubiera paralizado en dos ocasiones anteriores la semilibertad concedida por las autoridades penitenciarias del País Vasco. El pasado mes de diciembre se le retiró el tercer grado a Joseba Arregi Erostarbe por no pedir perdón a las víctimas de sus 16 asesinatos. Fiti rechazó la solicitud de pedir perdón de manera expresa a las víctimas y optó por escribir otro texto en el que se refería a ellas «en general». «Nada puedo hacer para reparar las consecuencias de algunos de mis actos. Nombrar a todos ellos en un escrito me parece frío, distante, acaso revictimizante, y no quiero dejar de lado a ninguno», aseguró en su escrito. Tampoco ha colaborado con la Justicia.
Joseba Arregi Erostarbe, Fiti o Fitipaldi, perteneció a la cúpula de ETA conocida como Artapalo. Fue desarticulada el 29 de marzo de 1992 en Bidart (Francia) en un histórico golpe policial en el que también fueron arrestados Francisco Múgica Garmendia, Pakito, y José Luis Álvarez Santacristina, Txelis.
Aquella operación policial de Bidart fue un duro golpe para el entramado de la banda terrorista, y fue la primera vez que las Fuerzas de Seguridad desarticulaban a la cúpula de ETA que llevaba más de una década dirigiendo la organización terrorista. Además, consolidó la colaboración entre la policía española y la francesa, clave para desarticular comandos y detener a decenas de terroristas.
Su historial sanguinario
La Audiencia Nacional condenó en 2002, al considerado experto en explosivos de ETA, a 743 años de cárcel cada uno como cooperadores necesarios en el atentado contra un autobús militar en Zaragoza en 1987, en el que hubo dos muertos, Ángel Ramos Saavedra y Manuel Rivera Sánchez, y 28 heridos. Fiti también fue condenado en 2003 como inductor del atentado contra la casa-cuartel de Zaragoza en 1987, en el que fueron asesinadas 11 personas. De estas últimas, cinco eran niñas.
Además, el preso fue condenado a 26 años y 8 meses de cárcel por el intento de asesinato del comisario general de la Expo-92 de Sevilla, Manuel Olivencia, en 1990, mediante el envío de un paquete bomba que terminó causando heridas a dos empleados de la organización.
Joseba Arregui Erostarbe fue inductor de uno de los más cruentos y salvajes asesinatos que ha cometido la banda terrorista en toda su historia de actividad criminal. Fiti, como uno de los máximos dirigentes de ETA en aquel momento junto a Josu Ternera, instigó al comando Argala en el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987. El 11 de diciembre de aquel año, los etarras pusieron su diana sobre este edificio de la capital aragonesa donde vivían 40 familias de la Guardia Civil, en total cerca de 200 personas.
Pasadas las 6:30 de la mañana, los integrantes del comando Argala abandonaron un coche frente al edificio cargado con 250 kilogramos de amonal. Instantes después hizo explosión, derribando las cuatro plantas de la estructura y sepultando a muchas familias entre los escombros.
El balance de víctimas de aquel atentado ascendió hasta las 11 personas, de ellos cinco niñas de entre 3 y 7 años. El ataque dejó, además, una de las imágenes más icónicas de la barbarie terrorista etarra: la de un agente de la Guardia Civil ensangrentado portando en sus brazos el cuerpo de una niña víctima de la explosión etarra.
A pesar de todo este historial, Joseba Arregi Erostarbe rechazó colaborar con la justicia. Concretamente, el juzgado le preguntó si colaboraría «activamente» en impedir futuras actuaciones de ETA o en aclarar otros hechos que hayan ocurrido. Fitipaldi dijo que «nadie discute que ETA se disolvió» y que no tenían «intención de resucitarla». «No creo que haya nada que yo pueda contar de interés, pues los hechos en los que participé están acabados», agregó.