Moncloa, otra vez contra Trump

Sánchez defiende al narcodictador Maduro apelando al «derecho internacional» junto a China, Rusia y Cuba

Dice que el hecho de que Maduro ocupe ilegalmente el poder no justifica su derrocamiento con intervención exterior

Sánchez Maduro China
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

En sus horas más bajas, con su narcodictadura tambaleándose por la guerra desplegada por EEUU contra los cárteles de la droga caribeña que alimenta al régimen tirano de Venezuela, Nicolás Maduro ha cosechado este domingo el apoyo explícito del presidente del Gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez. Preguntado este domingo al respecto en el marco de la cumbre del G-20 que se está celebrando en Sudáfrica, Sánchez se ha pronunciado dando oxígeno a Maduro.

Lejos de exigir el fin de la dictadura venezolana, Sánchez ha apelado al «derecho internacional» para censurar las operaciones militares que ha desplegado Trump en el Caribe y que amenazan al tiránico régimen de Maduro, considerado también por EEUU como el líder del llamado cártel de los Soles.

Sin referirse en ningún caso a los lazos entre el narcotráfico y la dictadura de Maduro, sin utilizar en ningún momento el término «dictadura» o «dictador», y sin decir tampoco que en Venezuela no hay democracia, Pedro Sánchez ha clamado por el «derecho internacional» para censurar cualquier intervención exterior –en este caso de EEUU– que permita derrocar la tiránico régimen que sufre ese país caribeño.

Lo más que ha dicho Sánchez respecto a Maduro es que España no lo reconoce como presidente legítimo ante los flagrantes pucherazos electorales con los que se mantiene en el poder. Pero en este particular, el presidente español también se ha cuidado en utilizar palabras que le resulten mínimamente incómodas a Maduro.

En vez de pucherazo, Sánchez ha hablado de «resultado electoral». En vez de dictador para referirse a Maduro, ha preferido decir que «no le reconocemos como el presidente que ha contado con el respaldo mayoritario del pueblo venezolano en las últimas elecciones».

Y, a renglón seguido, el presidente español ha entrado en lo mollar de su declaración de este domingo, que supone un claro balón de oxígeno a Maduro en contra de Trump: la tiranía de Maduro con pucherazo de por medio «no es óbice para que no se respete el derecho internacional y se encuentren cauces de diálogo que puedan dar solución a esta crisis de una manera pacífica».

Al lado de China, Rusia y Cuba

Que Sánchez haya dicho esto justo este domingo es especialmente relevante por varios motivos. Entre otros, porque lo ha proclamado justo a la par que han reafirmado expresamente su apoyo a Maduro la dictadura comunista china, el régimen del ruso Putin y la dictadura cubana, amén de otros de segunda fila internacional como el opresor régimen del sandinista Daniel Ortega en Nicaragua o de la Bielorrusia satélite de Putin.

La actitud manifestada este domingo por Pedro Sánchez suma y sigue en la deriva en la que ha introducido a España en política exterior, confrontada a EEUU, aplaudida por los terroristas gazatíes y antisemitas de Hamás financiados por Irán, entregada a China –con la que ha reforzado lazos pese a las advertencias de la UE por comprometer a la seguridad– e indulgente con la Venezuela de Maduro, bajo la sombra del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero y sus viscosos intereses cruzados con la dictadura de ese país caribeño.

El chavismo de Podemos y Sumar

Hace escasas semanas, durante su comparecencia en el Congreso ante la comisión de investigación sobre la trama corrupta del PSOE, Sánchez lanzó una encendida defensa de los manejos de Zapatero al calor del régimen de Maduro.

Y todo esto, a su vez, mientras Pedro Sánchez se mantiene en el poder desde junio de 2018 de la mano del chavismo patrio: Podemos y su escindida rama del Sumar de Yolanda Díaz. Los fundadores de Podemos colaboraron –y cobraron– de la dictadura chavista, ostentando incluso privilegiados despachos en el palacio presidencial de Caracas.

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