Sánchez aún no ha llamado al resto de presidentes autonómicos pese haberse reunido ya con el condenado Torra

Hace ya un mes que Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno. Se comprometió, entonces, a hablar con todos los líderes autonómicos. De aquella ronda de reuniones, que según anunció pretendía tomar el pulso a las autonomías, a día de hoy no hay nada más que el encuentro que este pasado jueves protagonizó con el golpista catalán Quim Torra. Sánchez ha pasado de no cogerle el teléfono a darle prioridad y exclusividad. Y a juzgar por el entorno del presidente quedó «encantado» del encuentro.

La reunión con Torra se celebró en el Palau de la Generalitat en un gesto de Sánchez hacía su interlocutor. Hasta el momento sólo había visitado a un líder regional a domicilio, tras la moción de censura, cuando se reunió con Susana Díaz en San Telmo. Moncloa aseguró que no habría trato diferencial con Cataluña y que a la vez que con Torra, Sánchez vería al resto de presidentes autonómicos. El jefe del Ejecutivo viajó a la ciudad condal acompañado de la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, y su equipo más cercano.

Lo cierto es que, según informan los gabinetes de comunicación de varias autonomías, de momento no han recibido ni tan siquiera la llamada del equipo del presidente para agendar el encuentro. Tampoco está previsto, explican fuentes de Presidencia, que Sánchez vaya a viajar a las comunidades para visitar a domicilio a todos los mandatarios. Algunos de ellos tendrán que coger el avión o el AVE y visitarle en Moncloa. En algunas de esas autonomías, como Extremadura o Castilla-La Mancha, ambas gobernadas por el PSOE, no esconden su malestar con la actuación de su líder.

Tras su primera investidura, hace un año y medio, Sánchez recibió a todos los presidentes en su despacho de La Moncloa. Como en la ronda de llamadas que realizó días antes de ser investido por segunda vez, este mes de enero, el jefe del Ejecutivo les recibió por orden de antigüedad del estatuto autonómico, tradición protocolaria que ahora ha roto para darle prioridad a Torra.