Sánchez anulará la reforma laboral con un nuevo Estatuto de los Trabajadores que blinde a los sindicatos

Sánchez, este martes, durante la presentación de la campaña electoral
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez quiere dar una vuelta de tuerca a la reforma laboral para dejarla maniatada por los sindicatos. El plan pasa por la regulación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores donde UGT y CCOO encuentren la fuerza suficiente -a través de la extensión de los derechos laborales de los trabajadores- para anular de facto buena parte de los avances conseguidos con la reforma laboral exigida en plena etapa de recesión desde la UE y lanzada en etapa del último Gobierno del PP.

El plan no se oculta en las filas socialistas, que admiten que preparan ya “los cambios necesarios para eliminar los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012”. Y la forma de materializarlo será por medio de un “nuevo Estatuto de los Trabajadores para el siglo XXI”, un texto que, según los socialistas, “tendrá que ser compatible con el crecimiento económico pero también con la dignificación de las condiciones laborales”.

¿A qué se refieren desde las filas del PSOE? A una ampliación de los derechos laborales que alcance campos como el tecnológico y ecológico. Y todo ello quedará, obviamente, dentro del campo de vigilancia y exigencia de los sindicatos.

La concreción de estas reformas se pretende realizar en diversos puntos del actual Estatuto de los Trabajadores. Así, se pretende avanzar en la participación de los trabajadores en la toma de decisiones empresariales. Se trata de lo que desde el PSOE denominan “democracia y participación de las trabajadoras y los trabajadores en las empresas”. Y, puesto que esta función no se puede realizar con todos los trabajadores uno por uno, se hará por medio de los sindicatos, que ganarán un poder significativo en las empresas.

Rigidez

La extensión del derecho a formación continua a lo largo de la vida laboral y el reforzamiento del papel de la negociación colectiva y del diálogo social también quedan dentro de esta estrategia. Y es que se pretende devolver a los sindicatos a su época de mayor poder, en la que las empresas se enfrentaban a fuertes dosis de rigidez para amoldarse a las crisis porque resultaba prácticamente imposible salirse de los convenios colectivos sectoriales.

El nuevo Estatuto de los Trabajadores, además, pretende regular los derechos en las nuevas formas de empleo atípico en la era digital, un área en el que se estudia, por ejemplo, el ‘derecho a la desconexión’: básicamente, el derecho a no estar localizable por ningún medio ni telefónico ni digital.

Los socialistas destacan que no quieren realizar esta reforma sin un diálogo previo en dos fases: la parlamentaria entre las fuerzas políticas, y la social entre patronal y sindicatos. Pero lo cierto es que en el Parlamento, con la composición actual, las cuentas le salen al PSOE para impulsar la reforma; y en el diálogo social, se encontrará sola la patronal para intentar -si realmente quiere- frenar esta reforma o parte de su profundidad.

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