Sánchez ha acochinado al Supremo
El CIS, Centro de Investigaciones Socialistas, antes Sociológicas, le ha hecho saber a su jefe Sánchez lo siguiente: “Franco no da un solo voto, al revés; puede quitarlos” y “La sentencia del “procés” sin embargo sí; hay que aprovecharla”. Y en eso están. En los cenáculos habitualmente bien informados de Madrid se especulaba el sábado con una especie tóxica: que a lo mejor Sánchez daría un gran golpe de efecto haciendo coincidir el mismo día la publicación del Supremo, y el comienzo de la exhumación de Franco. No parece probable que así sea, sobre todo porque Sánchez quiere “estirar” lo mas posible los efectos benéficos de ambas circunstancias. El aún presidente tiene muy en cuenta a Tezanos, que ya tiene encima de su perturbadora mesa, los datos brutos de la encuesta, 18.000 muestras, que difundirá este próximo fin de semana.
El CIS naturalmente que ha preguntado en este sondeo si los términos de la sentencia van a generar un ambiente de gran protesta en Cataluña. Pues bien: si las fuentes de este cronista aciertan, la respuesta es que no demasiado, que se teme más una segunda fase en la que todos los actores sediciosos caigan en la cuenta de que han perdido el partido y por tanto se líen a patadas contra todo el orden constituido. En esta primera etapa -dicen- todo se limitará a grandes amagos de amenaza. Junqueras desde la cárcel de la que no va a salir hasta, por lo menos, dentro de diez años, no está dispuesto -me repiten- a pagar todos los platos rotos hace dos años, mientras en Waterloo el fugado Puigdemont sigue degustado mejillones. Claro está que en opinión de estos transmisores de información: “Cada día que pasa la cosa se pone peor para él”. Este juicio corresponde a un periodista catalán que es, con diferencia, el mejor informado de cuanto ocurre en el proceloso universo del independentismo catalán.
Sigo con el CIS para añadir rápidamente que, aparte de las apreciaciones citadas de Tezanos, el CIS no ha recomendado una insistencia en el aprovechamiento de la sentencia a humo de pajas; no, lo que ha recibido Sánchez de su coadjutor, es un recuerdo, una constancia que él denomina histórica; a saber, que “en situaciones de este jaez el más gratificado suele ser el que gobierna”. Por eso el aún presidente se monta en el atril que siempre le tiene preparado su gurucillo Redondo para salir a la palestra a comentar la sentencia, a mostrarse, como ha hecho, dispuesto a enfrentarse con todo rigor a las consecuencias que se puedan desatar en Cataluña y, naturalmente, a poner al Estado en pie de guerra si las respuestas de los secesionistas insisten, erre que erre, en desafiar al Estado de Derecho y, desde luego, a toda España. Este es el plan de un presidente (aún) que, huérfano de bazas políticas que echarse a la boca a la vera misma de las próximas elecciones, quiere aprovecharse de una tensión histórica para mostrarse como el único individuo que puede arreglar el desperfecto. Bochornoso.
Como bochornoso ha sido durante este tiempo la brutal presión que ha ejercido sobre el Tribunal el equipo de Sánchez, desde su ministra Delgado, que debería estar en la calle hace tiempo por sus múltiples irregularidades, pasando por el otrora juez Marlaska, que nunca podrá volver a La Magistratura si tiene un ápice de dignidad, y terminando por los medios que le han ayudado a esto: a, literalmente, acochinar a los miembros “progres” del Tribunal. Veremos en qué medida se les recompensa por la fechoría. Decía en la Fiesta Nacional Santiago Abascal: “Han acojonado al Supremo”. Desde luego; ha sido Sánchez.