Delito de odio

Rodrigo Lanza declarado «culpable» del homicidio imprudente del hombre de los tirantes con la bandera de España

Lanza pasará los próximos 12 años en prisión. Antes de ser condenado por matar a Víctor Laínez ya lo fue, en 2008, por agredir a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona, con una piedra, y dejarlo tetrapléjico durante una protesta contra el desalojo de un edificio okupado.

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Lanza, culpable de delito de lesiones con imprudencia y resultado de muerte. (Vídeo: Europa Press)

El tribunal popular encargado de juzgar a Rodrigo Lanza ha dictado su veredicto: culpable. Lanza mató a Víctor Laínez por motivos ideológicos y movido por el odio contra su víctima que vestía unos tirantes con la bandera de España.

El jurado popular -que recibió el pasado miércoles el objeto del veredicto y lleva deliberando desde entonces en un hotel próximo a la Audiencia Provincial- ha considerado que la agresión de Lanza a Laínez en el bar ‘Tocadiscos’ de Zaragoza, en diciembre de 2017, no fue casual. Se dirigió a él con la atención de atacarle, movido por su animadversión hacia la bandera de España que Laínez llevaba en su indumentaria.

No cabe duda. Lanza es el único autor y causante del fallecimiento de Laínez y culpable de un delito de homicidio imprudente. Esto es, un delito de lesiones con imprudencia y resultado de muerte. Sin embargo, en el veredicto emitido este viernes, el jurado entiende que no se ha probado que el antisistema actuase con el ánimo de causar la muerte de su víctima.

Fiscalía

La tesis sostenida por la Fiscalía ha sido que, en la madrugada del 8 de diciembre de 2018, Lanza entró en el bar donde se produjeron los fatídicos hechos, en compañía de otras tres personas y, tras reconocer a Víctor Laínez «como persona conocida de ideología de ultraderecha», todos ellos se tensaron, se pusieron nerviosos y se mostraron incómodos ante su presencia.

Lanza decidió entonces dirigirse hacia él para censurar su ideología a Laínez, al tiempo que le llamaba «facha, fascista» y le advertía de que no querían «gente de esas características en esa zona», tras lo que parece que Laínez le contestó que era «sudaca» y que se volviera a su país, según el relato de los hechos sostenido por el Ministerio Público.

Lejos de quedarse en una mera discusión, cuando Lanza y sus acompañantes abandonaban el bar, lo hicieron entre gritos y un bronco «cruce de palabras» con Laínez. Mientras los primeros salían, el segundo entraba de nuevo y se sentaba frente a su consumición. Pero, minutos después Lanza volvió a entrar y le atacó, golpeándole por detrás de la oreja derecha, según la fiscal. Todo lo sucedido, a partir de ese momento, fue previo a que Lanza matase al hombre con los tirantes de la bandera de España, por el mero hecho de llevarlos.

El tribunal tendrá ahora que dictar sentencia, teniendo en cuenta las conclusiones del jurado, y definir la condena. Lanza pasará, previsiblemente, los próximos 25 años de prisión por el crimen que cometió. La estrategia de la defensa de Lanza, basada en que el ataque fue, en realidad, una defensa «por miedo a perder la vida» no ha resultado creíble para los hombres y mujeres que integran el jurado popular.

Con una apariencia renovada, alejada del aspecto descuidado que presentaba cuando agredió a Laínez, se presentaba Lanza en la Audiencia de Zaragoza para encarar la celebración del juicio que hoy termina. Lo hacía con el pelo cortado de manera más tradicional y sin rastas, piercings ni pendientes de ningún tipo -antes tenía hasta 5 visibles- y ataviado con una discreta camisa azul.

Antecedentes

El antisistema italiano, de origen chileno, Rodrigo Lanza ha sido declarado culpable, tal y como solicitaban la Fiscalía y los abogados de la familia de su víctima y de la formación política VOX, personada en la causa. Todas las acusaciones exigían la pena máxima recogida en el Código Penal por asesinato: 25 años, al entender que Lanza mató a Víctor Laínez con alevosía y ensañamiento y movido por el odio.

No es la primera vez que Lanza se enfrentaba a una condena por agresión. Tiene antecedentes. En 2008 fue sentenciado por la Audiencia de Barcelona a cuatro años y medio de prisión por agredir a un agente de la Guardia Urbana barcelonesa con una piedra y dejarlo tetrapléjico en una protesta contra el desalojo de un edificio okupado. El Tribunal Supremo elevó dicha pena a cinco años, pero finalmente sólo cumplió dos.

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