UNIÓN EUROPEA

Ridículo de Sánchez en la UE: sus amigos prorrusos de Iberoamérica se niegan a condenar a Putin

La "gran cumbre" de Sánchez se convierte en un circo donde en lugar de hablar de democracia varios países volvieron a hablar del "pasado colonial" y de la "esclavitud"

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Ridículo de Sánchez en la UE: sus amigos prorrusos de Iberoamérica se niegan a condenar a Putin

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha fracasado en la cumbre UE – Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que este lunes y martes se ha celebrado en Bruselas. El apoyo absoluto de Europa a Ucrania se vio empañado con la frialdad de algunos de los 33 países iberoamericanos, de forma que lo que debería haber sido un detalle de una cumbre histórica se convirtió en gran escollo y tema de enorme trascendencia.

La UE tenía como objetivo incluir la condena de la invasión rusa como parte de una declaración más amplia que estableciera las conclusiones de los líderes de la cumbre. Pero cuando las conversaciones entraron en su segundo día, no se había alcanzado ningún entendimiento.

La sombra del presidente ruso, Vladimir Putin, estuvo muy presente dado que los amigos de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz en la región, como los gobiernos de Nicaragua, Cuba y Venezuela se negaron a unirse a otras 59 países y condenar la invasión de Putin.

«Todos los miembros selectos están alineados excepto Nicaragua», dijo el presidente francés, Emmanuel Macron. .

Al final el párrafo final se ha quedado en una simple declaración de intenciones donde los países que los suscriben expresan simplemente su «profunda preocupación por la guerra en curso en Ucrania que causa un inmenso sufrimiento humano». Ninguna alusión a Rusia. Ninguna referencia a Putin.

Cabe recordar que la actitud de algunos de estos países con la situación que vive Ucrania provocó que la semana pasada el presidente del país, Volodimir Zelenski, rechazase viajar a Bruselas pese a haber confirmado su presencia tras la invitación que le había tramitado Pedro Sánchez. El dirigente ucraniano tenía previsto dirigirse de forma presencial a los líderes de la UE y la Celac. Finalmente no ha intervenido de ninguna forma.

Más de un líder de la UE sospechó que Moscú estaba implicado en sembrar división durante estos dos días. «No te dejes seducir por la propaganda rusa. Rusia no es una víctima, es el agresor», dijo el presidente lituano, Gitanas Nausada.

La decepción en las delegaciones ha sido absoluta. «Lamentamos mucho la situación. Y realmente, quiero decir, estamos muy sorprendidos de que haya miembros de nuestro grupo que se opongan a cualquier resolución sobre esta guerra», dijo el canciller chileno, Alberto van Klaveren. «Es una guerra de agresión».

Al llegar a la cumbre el martes, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, también dijo que el comunicado tenía que ser «muy claro sobre Ucrania, se trata de una guerra de agresión». En la misma línea se expresó el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, quien dijo que el comunicado no podía usarse para «reescribir la historia» y tildó de «vergonzosa» la ausencia de una condena.

Cumbre decepcionante

Pese al empeño de Sánchez en convocar este foro -el más importante de la presidencia española de la Unión Europea- que no se reunía desde hace ocho años, la UE ha visto comprometida su credibilidad al acoger durante dos días al dictador comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel o a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez -a la que Sánchez saludó efusivamente con dos besos- que tiene vetada la entrada en suelo comunitario por las sanciones a cuenta de las violaciones de derechos humanos.

Incluso más allá de la guerra en Rusia, ambas partes coincidieron en menos asuntos de lo esperado en un primer momento por Pedro Sánchez. Si bien la UE quería que la cumbre se centrara en nuevas iniciativas económicas y una cooperación más estrecha para evitar la creciente influencia china en la región, varios líderes de la CELAC expusieron sobre la mesa recriminaciones históricas sobre el colonialismo y la esclavitud.

A pesar de que en los 41 puntos que recoge el comunicado final, se alude de forma genérica al respeto de las libertades fundamentales y de la democracia, no aparece tampoco ninguna clase de condena a las violaciones de derechos humanos en las dictaduras de izquierdas de Venezuela, Cuba o Nicaragua, o al golpe de Estado de Pedro Castillo en Perú y el retroceso democrático de otros países vecinos como Bolivia o Colombia.

Sólo se hace una mención al respaldo al diálogo sobre Venezuela que se celebra en México, pero nada sobre la inhabilitación política de buena parte de los opositores al dictador Nicolás Maduro.

Y ya para rizar el rizo, la UE suscribe en su artículo 11 un párrafo que traerá mucha cola, la apuesta por el levantamiento del embargo comercial a Cuba y la redefinición del país como «patrocinador del terrorismo».

Ni siquiera las negociaciones comerciales estancados durante mucho tiempo, como un gran acuerdo UE-Mercosur, han estado cerca de resolverse cuando Sánchez se apresuró para volverse a España ausentándose incluso de una rueda de prensa donde no tenía nada que vender a la opinión pública.

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