Congreso de los Diputados

El PSOE desaira a sus socios: frena el catalán y el euskera en el Congreso tras la hecatombe en Andalucía

El PSOE asume
Gabriel Rufián y Pedro Sánchez, en el Congreso.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

En plena hecatombe tras los resultados en Andalucía, el PSOE vuelve a tensar la relación con sus socios de Gobierno, Podemos, y los aliados que mantienen a Pedro Sánchez en La Moncloa al rechazar que las lenguas cooficiales puedan utilizarse al igual que el español en el Congreso de los Diputados.

Los socialistas se han posicionado en contra de la toma en consideración de una proposición de ley impulsada por Podemos, ERC, PNV, Bildu, PDECat, Más País, Compromís, BNG y la CUP. Su voto resulta clave para que esta propuesta pueda iniciar su tramitación parlamentaria. Los socialistas limitan el uso de las lenguas cooficiales al Senado, en tanto Cámara de representación territorial. «Existe un equilibrio razonable en el uso de las lenguas oficiales en las Cortes», ha argumentado el diputado del PSOE, Guillermo Meijón.

El PSOE ha mantenido durante días el hermetismo evitando desvelar su posición. Su rechazo añade más voltaje a las relaciones con Podemos, muy dañadas por los desencuentros internos en varios asuntos de trascendencia y ahora en la cuerda floja por los malos resultados en los comicios del domingo. Los socialistas apenas lograron 30 diputados -tres menos que Susana Díaz-, en su peor resultado histórico en la región, su bastión histórico durante cuatro décadas, mientras que el comunismo, enormemente dividido en dos candidaturas -Por Andalucía y Adelante Andalucía- se ha sumido en la irrelevancia. Varios barones han alertado de que estos resultados son la contestación del electorado a las políticas y pactos de Sánchez y reclaman al presidente del Gobierno que cambie de estrategia y gire a la moderación, prescindiendo incluso de Podemos.

El texto, impulsado por todo el séquito de partidos que sostiene a Sánchez, plantea una reforma del reglamento del Congreso para que los diputados tengan derecho a intervenir en las sesiones del Pleno y las comisiones «en cualquiera de las lenguas oficiales y reconocidas estatutariamente en sus comunidades autónomas».

Además, tendrán el derecho a presentar los escritos y documentos de índole parlamentaria en cualquiera de dichas lenguas». Los servicios del Congreso, por su parte, «con el fin de asegurar el correcto desempeño de las funciones atribuidas a la Mesa del Congreso de los Diputados y a las Mesas de las Comisiones, procederán a la traducción al castellano de los escritos con entrada en el Registro General y en el Registro de Comisiones presentados en cualquiera de las lenguas oficiales y reconocidas estatuariamente en sus comunidades autónomas distintas al castellano».

Senado

El PSOE sí apoyó una iniciativa similar en el Senado, que se admitió a trámite el pasado mes de septiembre, aliándose con comunistas y separatistas. La propuesta, de Junts per Catalunya y con un coste estimado de 950.000 euros, insta también a modificar el reglamento de esa Cámara para integrar plenamente el catalán, el euskera o el gallego.

En el Congreso, el uso de las lenguas cooficiales no está permitido al no tratarse de una Cámara territorial, por lo que sus señorías deben expresarse en español. Con motivo del debate en el Senado, el portavoz socialista en la Cámara baja, Héctor Gómez, sí llegó a mostrarse dispuesto a «valorar» una propuesta similar para el Congreso, aunque el partido tuvo que matizar después esas palabras, asegurando que debía respetarse la Constitución y, por tanto, el uso del español en el Congreso.

Actualmente, el uso de las lenguas cooficiales no está permitido en esta Cámara, salvo casos muy concretos, como una frase en un debate. En el Senado su utilización está limitada al debate de mociones en el Pleno y a la presentación y publicación de escritos.

Hace apenas unos días, el PSOE rechazó en el Congreso una proposición no de ley del Grupo Parlamentario Popular en la que se instaba al Ejecutivo a recurrir el decreto de la Generalitat de Cataluña que suprime la obligación de impartir un 25% de clases en español.

Bronca

En el debate se han vivido momentos de bronca por la actitud de los socios de Sánchez, que han utilizado sus respectivas lenguas autonómicas. La portavoz de ERC, Montserrat Bassa, ha sido advertida hasta en tres ocasiones por el vicepresidente del Congreso, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, quien le ha recordado que el reglamento del Congreso obliga a dirigirse a la Cámara en español. El partido aliado de Sánchez ha espetado que en España se impone el «supremacismo del castellano» y que «la España plural no existe». «Mi lengua es el catalán. Mi país es Cataluña», ha dicho por su parte la portavoz de JxCat, Míriam Nogueras.

Los portavoces del PDeCAT, PNV, Bildu y Compromís también han utilizado sus respectivas lenguas en algunos momentos de sus intervenciones. Al de la CUP, Albert Botrán, le han retirado la palabra después de tres avisos por incumplir la normativa parlamentaria.

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