El periodista de cámara de Iglesias defendió el casoplón de Pablo e Irene atacando a OKDIARIO

Andrés Gil
El periodista Andrés Gil y Pablo Iglesias en el programa 'Fort Apache'.

El periodista de cámara propuesto por Pablo Iglesias como presidente de Radio Televisión Española (RTVE), Andrés Gil, escribió el 19 de mayo de 2018 un artículo en eldiario.es justificando y defendiendo que el líder de Podemos y su compañera, Irene Montero, se compraran un casoplón en la Sierra de Madrid por 725.000 euros. De paso, atacaba a OKDIARIO por publicar las fotos de la pareja en su chalé insinuando una persecución mediática insoportable a los dos políticos.

La pieza no sólo defiende al líder político que ahora le propone para el puestazo de su vida, Gil ataca a sus compañeros de profesión alegando una persecución mediática –como si Pablo e Irene fueran Diana y Dodi Al Fayed– y que no se pudiera desvelar una más de las incoherencias del líder comunista. La pose del catálogo electoral de Ikea sí, el casoplón en la sierra, no.

«OK Diario publicó fotos robadas de la pareja visitando su nueva casa, en La Navata (Galapagar, a más de 40 kilómetros de Madrid). De la pareja visitando la casa, pero también de una ecografía de sus futuros hijos, así como el catálogo de la agencia inmobiliaria. Así, los españoles ya saben cómo será la casa de Iglesias y Montero antes incluso de que ellos mismos hayan hecho la mudanza y se hayan instalado en ella», escribía Gil.

Se quejaba Andrés Gil de que el casoplón, con casa independiente para el servicio o las visitas, piscina con piedra de musgo integrada en el paisaje, con una parcela de 2.000 metros, fuera objeto de minutos de radio y televisión y miles de comentarios en las redes sociales. Por algo sería.

Justificaba el futurible presidente del Ente Público las incoherencias de su amo aduciendo que «el Iglesias de 2012 o 2014 no sabía cómo iba a ser el Iglesias de 2018: no sabía que sería no sólo el líder de un espacio político de cinco millones de votos, sino un personaje famoso a quien acompaña tanto el fenómeno fan como el hater, y a quien le publican fotos robadas en estilo paparazzi», escribía Gil en clara alusión a cuando el líder podemita criticaba a Luis de Guindos por gastarse 600.000 € con el famoso tuit: «¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000 € en un ático de lujo?».

Si Pablo hubiera tomado las mismas precauciones que su periodista de cámara habría borrado miles de tuits de esos que no quieres que te saquen cuando te pillan en fuera de juego. Y eso es lo que ha hecho Andrés Gil, en vista de lo que le sucedió a Màxim Huerta y a que no quiere que le tachen de incoherente con algún mensaje del pasado fruto de un calentón, pues el periodista de eldiario.es ha decido borrar nada menos que 14.000 tuits, no vaya a ser que le nombren jefe de la tele pública y se encuentre mensajes, de cuando no sabía cómo sería el Andrés Gil de 2018, en los tablones sindicales del Pirulí.

«¿Cómo es la casa de Albert Rivera? ¿Cuánto cuesta la de Pedro Sánchez? ¿Y la de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena? ¿Cuántas fotos se han publicado de alguno de ellos paseando a sus perros o a sus hijos en los alrededores de su casa? De Iglesias y Montero, sí, recientemente, en Rivas, donde residían hasta ahora», decía en su artículo Andrés Gil.

Se olvidaba comentar que la casa de Albert Rivera no, pero el negocio de sus padres en Cataluña sí que era bien conocido por los CDR, que semana sí, semana también lo atacaban provocando daños. O la casa y el lugar de trabajo de la mujer del juez Llarena, acosada por los independentistas y que ha tenido que poner tierra de por medio en Cataluña para no sufrir algo más que amenazas.

«La caverna mediática y dirigentes del PP han censurado que los diputados de Unidos Podemos tengan iPhones; han censurado que Alberto Garzón se case, se vaya de viaje y hasta que se bañe en piscinas en verano. El marco argumental de la derecha es el del comunismo ascético, que identifican al cristianismo originario. Y tiene algún poso de verdad: la izquierda siempre ha bebido, incluso sin reconocerlo, de ese cristianismo de desprecio del rico y de la riqueza. Por eso a menudo la gente de izquierdas ha criticado los coches oficiales, sueldos altos para los políticos, etc. Es como si tuvieran que vivir en la pobreza.», continuaba en su artículo.

 

 

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