Sánchez fía la recuperación a un fondo europeo que cubre la mitad del PIB perdido y se paga en 5 años

El Gobierno maquilla los datos y dice que en 2020 sólo desaparecieron 148 empresas turísticas
El Gobierno maquilla los datos y dice que en 2020 sólo desaparecieron 148 empresas turísticas
Carlos Cuesta

El presidente del Gobiernos socialcomunista, Pedro Sánchez, sigue defendiendo en plena cumbre europea que los fondos de recuperación de la UE solventarán el problema económico de España. Y lo hace mientras sabe que el plan comunitario únicamente pasa por cubrir menos de la mitad de la caída del PIB nacional y, además, se pagará en un total de cinco años. Traducido: es imposible que esos fondos solventen por completo una caída del PIB anual que puede superar los 130.000 millones de euros.

Los Estados miembros quieren cerrar el acuerdo definitivo este mes de julio. Y el inicio decisivo de la recta final de esas negociaciones se desarrolla este viernes y sábado. Pedro Sánchez ha lanzado durante toda esta pasada semana un ronda negociadora con líderes europeos para convencerles de la necesidad de asistir a España y de hacerlo ya.

Sánchez, de hecho, no ha disimulado en público y ha expuesto su confianza en que las ayudas europeas saquen a España de la profunda recesión que inicia. Pero no será así. Al menos, no del todo.

En primer lugar, la idea de la UE es dotar un fondo de 750.000 millones de euros. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ya ha advertido de que ese volumen sólo alcanza al 5,4% del PIB de la Unión Europea. Y España puede perder cerca de un 12% del PIB sólo en 2020.

Además, las ayudas directas representarán un 3,1% del PIB. La escasa dimensión es fácil de ver si se compara con las ayudas directas movilizadas por Estados Unidos (9,1% del PIB). El pago de las ayudas no tendrá nada de inmediato. El calendario de ejecución del fondo se dilata a lo largo de más de cinco años.

Por último, la propuesta de la Comisión Europea permitirá destinar fondos a la cobertura de problemas de financiación pública. Y los Gobiernos, en especial el de Sánchez e Iglesias, verían en ello un incentivo a quedarse con el dinero en el aparato público o a destinarlo a gasto social, en vez de usarlo para reactivar la actividad económica.

Hay que recordar que estas magnitudes no encajan con el enorme tamaño de las necesidades financieras a las que se enfrenta el Gobierno socialcomunista. Y es que Pedro Sánchez aboca a España, primero, al desastre económico, y luego al rescate. El plan del presidente del Gobierno pasa por lanzar una montaña en emisiones de deuda de 310.000 millones de euros. De ese volumen, el BCE está dispuesto a comprar 130.000 millones, una cuantía impresionante, pero totalmente alejada de las necesidades españolas a la vista de la desastrosa gestión del coronavirus y sus consecuencias económicas. El Gobierno socialcomunista contaba con colocar por su cuenta en los mercados 70.000 millones.

Es decir que, en total, Sánchez pretende que el BCE asuma al menos 240.000 millones de euros, frente a los 130.000 que el organismo monetario europeo ha fijado como tope máximo. Y eso supone que Sánchez tiene un agujero de 110.000 millones más de lo pactado, una cifra totalmente inasumible que aboca a España a tener que pedir el rescate a Europa. Especialmente porque tampoco esas cuantías serán cubiertas por el fondo de la UE que se negocia este fin de semana.

Déficit de 33.000 millones

Las necesidades de financiación descritas vienen provocadas por un déficit en 2019 de 33.000 millones de euros que tiene que financiarse ahora con deuda; y por haber impulsado en España la peor gestión sanitaria del coronavirus y el mayor desastre económico a causa de haberse negado a asistir a las empresas.

El Gobierno de Pedro Sánchez contaba con tener que emitir 200.000 millones de euros de deuda bruta este año. Un volumen que debía permitir lanzar las nuevas emisiones de deuda y refinanciar las que van venciendo. Pero, como suele ser habitual en su gestión, la imprevisión ha vuelto a hacer acto de presencia. Y sólo tras la presentación de la actualización del programa de estabilidad, presentada ante Bruselas la pasada semana, se han reconocido las necesidades de financiación de otros 110.000 millones de euros.

El panorama en los mercados es lamentable. Y el económico igual o peor. Y eso significa que el Banco Central Europeo (BCE) va a tener que salir en auxilio de los países. Pero no a cualquier precio. El BCE lo piensa hacer, pero no con un cheque en blanco. Por eso, acepta llegar a comprar deuda española por un volumen que oscile entre los 120.000 y los 130.000 millones de euros. Esa posibilidad, de hecho, le fue comunicada ya al Gobierno de Sánchez.

Pero por donde no piensa pasar el BCE es por quedarse con todo el resto: los nuevos 110.000 millones, y los restantes 70.000 millones que el propio Gobierno español había considerado ya que sería capaz de colocar en el mercado por sus propios mecanismos.

Esto se traduce en que el Ejecutivo de Sánchez e Iglesias tiene un severo agujero de financiación de entre 240.000 millones y 310.000 millones, en caso de que no sea capaz de colocar los 70.000 millones que asumía como autogestionables. Un volumen tan descomunal que, salvo una reacción más que improbable, puede llevar a España a un rescate oficial. Con sus hombres de negro y sus correspondientes recortes presupuestarios.

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