Independentismo en Cataluña

Sánchez descarta a Cs: aprovechará la debilidad de ERC para sacar los Presupuestos con su apoyo

Sánchez y Pere Aragonés, presidente en funciones de la Generalitat, han acordado no reunir la mesa hasta después del 14 de febrero

Ciudadanos indultos
Arrimadas y Sánchez en Moncloa en una imagen de archivo. (Foto: Pedro Ruiz)
Joan Guirado

«Habrá presupuestos». Afirmación tajante de un dirigente del PSOE tras la reunión mantenida este lunes entre Pedro Sánchez y su ejecutiva federal en Ferraz. El cambio de escenario en Cataluña y el acuerdo silencioso con ERC para aparcar la mesa de negociación del referéndum hasta después de las elecciones del mes de febrero, cuando hasta ahora los independentistas la situaban como condición indispensable para sentarse a hablar, tranquilizan los ánimos en Moncloa. El PSOE ha elegido socios para sacar adelante las cuentas y en la ecuación no está Ciudadanos.

Sánchez y el líder de ERC y presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, han pactado no reunir la mesa de negociación del referéndum hasta después del 14 de febrero, cuando previsiblemente se celebrarán las elecciones catalanas. El sustituto de Torra, por acuerdo expreso firmado con JxCAT, tiene limitadas sus funciones y entre las que tiene no hay las de presidir un foro bilateral de estas características. Eso, para el PSOE, es una gran noticia. Ya no hay condicionantes para ERC de cara a la negociación, una vez que Ciudadanos ya no es la prioridad del Ejecutivo.

El Gobierno, que ya tiene listo el proyecto de presupuestos tras una larga negociación entre los dos partidos de la coalición, prevé presentar el documento en el Congreso en las próximas semanas. Será entonces cuando empezará oficialmente el trámite parlamentario y con él la negociación con los diferentes grupos parlamentarios. Con la eliminación de la regla de gasto en la Conferencia de Política Fiscal y Financiera que se celebra este lunes de forma telemática, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tiene vía libre para dar el beneplácito a unas cuentas «progresistas» y que den estabilidad a una legislatura muy tortuosa por la falta de apoyos leales al Gobierno.

La aprobación de estas cuentas es de vital importancia para el Ejecutivo de Pedro Sánchez. En Moncloa creen que, una vez las tengan aprobadas, no tendrán que padecer mucho más a lo largo de la legislatura. Tras dos años y medio con los números de Cristóbal Montoro en vigor, con dos prórrogas y una tercera temporal que podría llegar antes de acabar el año, en función de los plazos para la tramitación del proyecto de Ley en el Congreso, en el Gabinete del presidente creen que con estos presupuestos pueden llegar al fin de la legislatura. Con Podemos o sin ellos.

El jefe del Ejecutivo, además, quiere dar tramitación ya a los Prespuestos para poder abordar reformas en su equipo. Desde mediados de año, Sánchez tiene claro que la configuración actual del Consejo de Ministros no es válido. El gran número de carteras y la poca implicación de algunos de sus titulares, además de la inexperiencia de los ministros de Podemos, dificultan mucho el día a día del Gobierno. El secretario general del PSOE diseña un equipo más reducido, con algunas salidas que provocarán tensiones, que trabaje de forma más cohesionada entorno la figura presidencial ante unos meses que serán de gran intensidad.

La presión Podemos-ERC

Aunque para Sánchez y el PSOE lo más importante es sacar adelante las cuentas, sea cual sea la fórmula y la suma empleada en el Congreso para ello, lo cierto es que la victoria en esto la tienen sus socios podemitas y separatistas. La pinza Podemos-ERC ha hecho presión desde buen inicio contra la posibilidad de que sus votos y los de Ciudadanos compartieran el marcador verde del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo con los de Inés Arrimadas. Unos y otros han puesto en cuestión su apoyo a los PGE al mantenimiento o no de la negociación con Ciudadanos.

Al inicio de la negociación, cuando se empezaba a hablar de apoyos, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, descartó que el apoyo de los diez diputados naranjas pudiera ser útil para aprobar los presupuestos. Dijo que eran «incompatibles» con los de Podemos. Todo vino porque a los de Iglesias no les gustó que Ciudadanos sólo negociase con el PSOE. Un almuerzo con Pedro Sánchez y un toque de alerta acalló las críticas de los morados. Hasta que llegó Gabriel Rufián para hacerle de vocero. El portavoz separatista ha defendido siempre la misma tesis de la incompatibilidad.

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