Iglesias culpa a la Policía de las cargas contra los trabajadores en Cádiz: «Hay mandos de ultraderecha»

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Este lunes el Ministerio del Interior ha enviado tanquetas antidisturbios contra los trabajadores del metal que se manifiestan en Cádiz. El ex vicepresidente Pablo Iglesias se ha mostrado indignado por el ataque contra los trabajadores, pero enseguida ha desviado la atención de Marlaska y Sanchez y ha cargado contra las Unidades de Intervención Policial (UIP), de las que ha dicho que tienen «sesgo ideológico» y «algunos de sus mandos pertenecen a Jusapol, un sindicato de ultraderecha».

Iglesias, que se metió a tertuliano después de su estrepitoso fracaso frente a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4-M en Madrid, utiliza el púlpito que le brinda cada lunes la cadena Ser para pasar factura al Gobierno, a la oposición o, en este caso, a la Policía.

Preguntado sobre las imágenes que se han visto este lunes en Cádiz, día en el que Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska han enviado tanquetas de la UIP contra los trabajadores, unas tanquetas que escondieron durante los graves disturbios protagonizados por violentos independentistas en Barcelona tras conocerse la sentencia del 1-O, Iglesias se ha mostrado indignado.

«A mí, lo de la tanqueta me molesta», ha señalado el fundador de Podemos que ha revelado que «en buena parte de las intervenciones de las UIP había sesgo ideológico». Algo que nunca dijo mientras formaba parte del Ejecutivo socialcomunista y que además justifica: «Cuando estaba en el Gobierno no lo podía decir, pero ahora sí lo puedo decir». Y va mucho más allá, obviando que los agentes reciben órdenes de los mandos policiales y del propio ministro del Interior, señalando a los responsables de las UIP: «No son lo mismo las unidades antidisturbios que otros muchos funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que trabajan en otros ámbitos».

Hecha esta aclaración, Pablo Iglesias señala directamente a los mandos de los antidisturbios de la Policía como responsables de lo que él llama «actuaciones con sesgo ideológico»: «En las UIP, el sesgo de algunos mandos, muchos de ellos miembros de Jusapol, que es un sindicato de ultraderecha mayoritario en la Policía, se nota».

Entonces es cuando el ex vicepresidente y ex líder de Podemos enumera las acciones en las que se ven cargas policiales como «cuando se manifiestan trabajadores, los defensores de la educación pública y de la sanidad pública». Olvida Iglesias los graves altercados que se produjeron en el ámbito de las protestas de los independentistas tras conocerse la sentencia del 1-O. Unas decenas de policías nacionales fueron acorralados por una masa violenta en Urquinaona y junto a la comisaría de Vía Layetana, donde recibieron una lluvia de adoquines, resultando varios de ellos heridos de gravedad. Ni tanquetas ni intervención de los Mossos, ni sesgo ideológico. Simplemente fueron acorralados y apedreados.

Tampoco recuerda Iglesias las protestas, alentadas desde las filas de su propio partido, contra la entrada en prisión del rapero Pablo Hasél, que convirtieron las calles del centro de Madrid en un auténtico campo de batalla donde los violentos, de nuevo, atacaron a la Policía.

Se le ha olvidado también a Iglesias, el escasísimo despliegue policial que hubo en Vallecas durante un mitin de Vox, en el que resultaron heridos varios simpatizantes del partido de Santiago Abascal y donde, entre los instigadores de la violencia, se encontraban dos de los guardaespaldas del propio líder de Podemos. El sesgo ideológico.

Patear a un policía

No es de extrañar la animadversión de Pablo Iglesias hacia las fuerzas del orden. No en vano, cuando comenzaba a despegar su exigua carrera política, se conocieron algunos vídeos en los que plasmaba este odio hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: «Me emociona ver que unos manifestantes agreden a un policía», decía en un famoso vídeo que publicó OKDIARIO.

«Sé que esa imagen se ha utilizado para criminalizar a los manifestantes, pero tengo que reconocer que me ha emocionado porque a pesar de que se la estaban jugando creo que expresaba una rabia que está creciendo y cuando la rabia crece entre la gente hasta el punto de ser capaz de jugarse la integridad física atreviéndose con un funcionario público que esta entrenado, que lleva un arma de fuego, que lleva un casco… algo está pasando en la sociedad», defendía el ex vicepresidente.

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