Otra oleada de pateras satura los servicios de acogida en Lanzarote por la imprevisión de Interior
Fuentes policiales llevan semanas denunciando que las islas más orientales del Archipiélago no estaban siendo “aligeradas” de población inmigrante
Hace unos días una de las llegadas masivas provocó la instalación de un pequeño Arguineguín en uno de los puertos lanzaroteños con 100 personas durmiendo al raso
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Hace ahora casi un año las fotografías del muelle de Arguineguín, en Mogán, Gran Canaria, abrían las ediciones de todos los informativos de toda España. La llegada masiva de pateras en época de pandemia a las Islas Canarias provocó que las personas rescatadas tuvieran que someterse a periodos de triaje, pruebas diagnósticas y, en el peor de los casos, confinamiento. Desde entonces los expertos en investigar redes de inmigración ilegal avisaron que todas las islas del archipiélago estaban teniendo el mismo problema pero que no todas estaban recibiendo la misma ayuda. Una de esas islas que ahora sufre la llegada de pateras es Lanzarote, que ahora está sufriendo en sus recursos de acogida las consecuencias de haber sido discriminada en la estrategia de tratamiento de la inmigración ilegal.
Ha bastado la llegada de las calmas marinas características del mes de septiembre para que el tránsito de embarcaciones ilegales se reactive. Lo que sucede es que las noticias de hacinamiento y falta de espacio que durante estos meses han llegado desde lugares como Gran Canaria, lógicas después de haber absorbido a más de 50.000 inmigrantes desde que arrancó la crisis migratoria, han provocado que las mafias busquen otros destinos en la ruta a través de las Islas Canarias.
Pero claro, Lanzarote no es ni cuenta con los recursos de Gran Canaria. Además, no se le ha prestado la misma atención. Una de las partes más polémicas de la estrategia del Ministerio del Interior con la crisis migratoria en las Islas fue la del vaciado paulatino a la que éstas fueron sometidas cuando la crisis adquirió dimensiones inasumibles para ningún gobierno autonómico. El goteo de inmigrantes ilegales que abandonaron las islas a bordo de vuelos hacia la Península fue incesante y sólo así Interior pudo aliviar la situación al límite en la que fueron colocados los recursos de acogida de islas como Gran Canaria.
Medio millar de llegadas en 48 horas
Las fuentes consultadas por OKDIARIO explicaron hace tiempo que no hacer lo mismo en lugares como Lanzarote era muy arriesgado ya que su capacidad de asimilación de la inmigración ilegal es incomparable con la de Gran Canaria, por ejemplo. Así que ha pasado lo que tenía que pasar. El pasado fin de semana arribaron más de 550 personas en patera a las costas de Lanzarote y La Graciosa, lo que ha superado en mucho la capacidad de acogida de las islas, y ha llevado a la necesidad de instalar tiendas de campaña para la acogida de estas personas.
Lo que los policías especializados en inmigración ilegal veían venir desde hacía tiempo se ha convertido en las últimas horas en el argumento de crítica de los políticos locales, como Coalición Canaria, que han criticado no solamente el trato que se está dispensando a estas personas, sino que apuntan a un agotamiento de los recursos de una isla que, por ejemplo, para atender a menores de edad no acompañados, cuenta con un par de pisos de acogida.
Los expertos consultados explican que el problema ni siquiera son los recursos en sí mismos ya que estadísticamente podrían considerarse hasta válidos paras unas circunstancias normales. Y aquí radica el problema según los expertos: “Si se registran llegadas, pero no se practican devoluciones o éstas son con cuentagotas, los recursos se saturan y cuando en un fin de semana llegan 500 personas al final los tienes que alojar de manera muy precaria para ellos”.
En las últimas horas las autoridades que se encargan de la acogida de estos inmigrantes han puesto en marcha la dispersión de algunos de estos ilegales entre las propias islas del archipiélago canario. Muchas de estas personas aseguran llevar varias semanas en la isla y desconocían su nuevo destino, seguramente recursos de acogida de islas menos saturadas o donde al menos esa saturación pase más desapercibida.
Si la situación de estas personas ya es precaria en general la particularidad de la situación de pandemia lo complica todo un poco más. A estas personas se les practican pruebas PCR cuando llegan a tierra después de haberlos atendido en lo básico. Se les mantiene en un periodo de aislamiento preventivo y sólo con los resultados definitivos se les instala de manera definitiva en los campamentos que se han levantado al efecto en el resto de las islas del archipiélago canario. “El porcentaje de devoluciones sigue siendo mínimo y se sigue apostando por la política de la diseminación, y cuando eso ocurre en lugares más pequeños y con menos recursos de acogida como es Lanzarote es cuando se aprecia la magnitud de un problema que no se ataja”, se lamentan los agentes especializados en inmigración ilegal.