Los obispos igualan a un gobierno democrático con los golpistas y piden diálogo con lenguaje podemita
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, ha reivindicado el diálogo como solución al que ha denominado «conflicto catalán» y ha pedido evitar «decisiones y actuaciones irreversibles y de graves consecuencias, que sitúen a las administraciones y partidos al margen de la práctica democrática». En un lenguaje que recuerda al empleado por Podemos estos días, los obispos españoles reclaman un «espacio de fraternidad».
Esta es la declaración institucional acordada de forma unánime por la Comisión Permanente de la CEE, que se ha reunido durante el martes y el miércoles en Madrid, para analizar la situación actual de Cataluña, entre otros asuntos.
La declaración de la CEE llega después de que más de 300 sacerdotes y diáconos catalanes firmaran un manifiesto de apoyo a la independencia y, posteriormente, más de 400 religiosos remitieran al papa Francisco una carta en la que le solicitan que medie ante el Gobierno de España para que permita el referéndum independentista del 1 de octubre.
La Comisión Permanente, que ha ofrecido «su colaboración sincera al diálogo en favor de una pacífica y libre convivencia entre todos», ha expresado su preocupación por la situación que se vive en Cataluña.
Ha invitado a la oración por quienes «tienen la responsabilidad en el gobierno y en las distintas administraciones públicas», para que «todos seamos guiados por la sensatez».
En su lectura de la declaración, Blázquez ha demandado que se avance «con responsabilidad en el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto a los derechos y a las instituciones y de la no confrontación, ayudando a que la sociedad sea un espacio de fraternidad, libertad y de paz». «Frente a la ofensiva antidemocrática del PP, fraternidad, libertad y convivencia», dijo hace unos días Irene Montero.
Blázquez también ha pedido que La Conferencia Episcopal ha pedido que «se eviten decisiones y actuaciones irreversibles» que sitúen a las autoridades de las administraciones públicas, a los partidos, a otras organizaciones y a los ciudadanos, «al margen de la práctica democrática amparada por las legitimas leyes que garantizan la convivencia pacífica para que no se originen fracturas familiares, sociales y eclesiales».
La declaración de los obispos insiste en la necesidad de «recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones», en el marco del «respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución».
La Conferencia Episcopal ha explicado que esta declaración se sitúa en la línea de los deseos y sentimientos «manifestados recientemente de forma conjunta por los obispos con sede en el territorio de Cataluña, a los que denomina «auténticos representantes de sus diócesis».