No es sólo la UCI: los médicos decidirán la entrada en el hospital según las «probabilidades de recuperación»
En previsión de que la epidemia de coronavirus siga con su crecimiento exponencian en los próximos días, los profesionales avanzan sus criterios para la admisión en hospitales ya saturados
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Las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales se preparan para responder a un escenario crítico, que ya se anticipa en zonas muy azotadas por el coronavirus, como la Comunidad de Madrid. En previsión de que la epidemia siga con su crecimiento exponencian en los próximos días, los profesionales avanzan sus criterios para la admisión no sólo en unidades de críticos, sino de los propios hospitales, saturados.
Así se recoge en el plan elaborado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc). Aunque sus recomendaciones se dirigen especialmente a las unidades de cuidados intensivos, el plan de contingencia elaborado ante la excepcional pandemia del coronavirus incluye también el escenario de que no sean únicamente las UCI las afectadas, sino que se produzca el colapso del propio hospital.
‘Fase 3’
Ante ese escenario, que plantean como ‘fase 3’, se recogen varias recomendaciones, como el «uso de todas las camas disponibles en el hospital, incluidas las de la UCI, para atender prioritariamente a los pacientes que tengan una mayor probabilidad de recuperación». De esta forma, se aborda como inevitable, ante el posible colapso, establecer un criterio para decidir qué pacientes pueden recibir o no una atención hospitalaria. «En esta fase se ha de establecer el principio de priorizar el beneficio global al particular, tomando las decisiones que se deriven», afirman.
En ese escenario, probable dada la magnitud de la pandemia, se pide el reclutamiento de todo el personal de reserva disponible y se avisa que «los estándares asistenciales pueden disminuir». Igualmente, se pide «soporte psicológico del personal sanitario y la población atendida».
En una fase anterior, con saturación de cuidados intensivos, los profesionales recomiendan la cancelación de vacaciones y permisos, suspensión de toda la actividad electiva (cirugía, pruebas diagnósticas, consultas, etc) en el hospital, valorar el descanso del personal de primera línea, completar las plantillas de intensivistas deficitarias, mantener estándares asistenciales, «sectorizar» a los pacientes de coronavirus tanto en críticos como en el resto del hospital y establecer «criterios de ingreso en UCI estrictos, aplicando si es necesario los protocolos de limitación del tratamiento de soporte vital, con el soporte del Comité de Ética asistencial en caso necesario».
Finalmente, la fase 4 -‘control de la crisis epidémica’- incluye la reorganización de la actividad «tan pronto como se recupere la situación», «realizar seguimiento continuo del estudio de casos de pacientes, contactos y afectación de los profesionales», «finalizar con un documento de análisis de la gestión global de crisis epidémica identificando la idoneidad de las decisiones y acciones realizadas, así como los ámbitos de mejora» y «agradecer a todo el personal el esfuerzo realizado».
En otro dossier, centrado en la admisión de pacientes en unidades de cuidados intensivos, los profesionales admiten que ante dos pacientes similares se debe «priorizar la mayor esperanza de vida con calidad».
En el texto, ‘Recomendaciones éticas para la toma de decisiones en la situación excepcional de crisis por pandemia Covid-19 en las unidades de cuidados intensivos’, la organización considera que «se debe tener en cuenta la supervivencia libre de discapacidad por encima de la supervivencia aislada».
«Ante pacientes críticos con otras patologías críticas que no puedan estar en otras áreas asistenciales, como reanimación o semicríticos, diferentes a la infección respiratoria por COVID-19, se debe valorar ingresar prioritariamente a quien más se beneficie o tenga mayor expectativa de vida, en el momento del ingreso», se indica. Añaden que hay que «priorizar la mayor esperanza de vida con calidad».
«En personas mayores se debe tener en cuenta la supervivencia libre de discapacidad por encima de la supervivencia aislada», recomiendan.