Las muertes de los registros civiles avalan que el virus estaba desatado en España a mediados de febrero
Según los datos del MoMo el 'pico' de mortalidad durante la pandemia del coronavirus se produjo el 31 de marzo, fecha en que se notificaron 2.962 muertos frente a los 1.135 esperados
El coronavirus circulaba con fuerza en España desde febrero, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez negaba los riesgos de propagación y evitaba tomar medidas. Así se desprende del análisis de los datos diarios del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), que utiliza la información de mortalidad por todas las causas que se obtiene de 3.929 registros civiles informatizados del Ministerio de Justicia.
Según esta información, el ‘pico’ de la mortalidad se produjo el 31 de marzo. Ese día, se notificaron 2.962 muertos, frente a los 1.135 esperados. Todo un récord.
Aunque el sistema de los registros civiles no atribuye causa específica a los fallecimientos, se deduce que la inmensa mayoría de ese ‘exceso’ corresponde a defunciones por la pandemia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tiempo transcurrido entre la incubación y la muerte oscila entre las dos y las ocho semanas. Así, por tanto, la mayoría de esos fallecidos se habrían contagiado ya en febrero. El propio Fernando Simón, portavoz técnico de Sanidad, admitió que en la última semana de ese mes se habría producido una explosión de contagios, notificándose estos positivos alrededor de la segunda de marzo.
Aplicando los cálculos de la OMS, la gran oleada de infecciones podría retrotraerse, incluso, a mediados de febrero, cuando el virus circulaba de forma silenciosa y con el Ejecutivo totalmente ajeno a la expansión. El 8 de marzo, cuando permitió las marchas ideológicas, se encontraba ya desbocado.
El gráfico que muestra la evolución diaria del exceso de mortalidad revela que la curva inició su ascenso más dramático el 9 de marzo, cuando se observaron 1.108 defunciones. Desde entonces, y hasta el ‘pico’ del 31 de ese mes, se produjo un aumento continuo de fallecimientos.
Explosión silenciosa
Un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) sugirió ya que el virus circuló durante semanas por nuestro país al margen de las autoridades sanitarias. En concreto, y tras el análisis de los 28 primeros genomas descifrados, se concluyó que durante el mes de febrero se produjeron multitud de entradas, a través de infectados en otros países. Según sus cálculos, uno de esos patógenos ya circulaba por España en torno al 14 de febrero. Las investigaciones han fijado en la última semana de noviembre el origen del virus, en la ciudad china de Wuhan.
El gráfico es un reflejo de la evolución de la propagación silenciosa del virus mientras desde el Gobierno se infravaloraba su presencia. A finales de febrero, Simón negaba una «transmisión comunitaria descontrolada» y una «entrada masiva de casos importados». Pero, además, consideraba que el coronavirus, si bien no era «banal», tampoco era «grave». El Gobierno no adoptaría medidas drásticas hasta dos semanas después, con la aprobación del decreto del estado de alarma que obligó al confinamiento de la población. «Es perfectamente posible que hubiera casos asintomáticos que se nos escaparon y que no fueron detectados por los servicios sanitarios. Si no, no hubiera sido tan explosivo», reconocería Simón, mucho tiempo después.
Mortalidad
Los últimos datos del sistema MoMo revelan además un escenario aún más dramático en lo que respecta a la mortalidad durante la pandemia. Desde el 13 de marzo al 22 de mayo, es decir, durante el estado de alarma, la mortalidad por todas las causas se disparó en España un 55,2%, lo que se traduce en 43.034 fallecimientos más de los esperados entre estas fechas en una situación normal. Dicho de otro modo, para este periodo se estimaban 77.817 muertes, pero finalmente se contabilizaron 120.851. La actualización del MoMo de este miércoles ha incorporado otras 13.250 muertes que no se habían incluido hasta ahora por retrasos en los registros civiles durante los peores momentos de la pandemia.
El recuento ofrecido por Sanidad es motivo de frecuentes críticas por no reflejar la magnitud real de la pandemia. El último, de este miércoles, recoge 27.118 muertos. Según el Ministerio, son 39 más en la última semana. Sin embargo, el incremento es de sólo uno con respecto al día anterior.
Un dato que contrasta, sin embargo, con la cifra ofrecida desde la Generalitat de Cataluña, que ha aflorado 277 muertes desconocidas hasta el momento. El Gobierno catalán lo ha justificado por «la acumulación de cifras de días anteriores» y el «retraso en la notificación de muertes de las funerarias». La pasada semana se incluyeron, en un sólo día, 635 nuevos fallecidos.
El caos es una realidad. Este lunes, por ejemplo, Sanidad rebajó en casi 2.000 muertos las cifras oficiales por el covid.
El Ministerio atribuye estas diferencias a una revisión de la serie histórica, de la que se excluyen defunciones no confirmadas por pruebas PCR y se incorporan otras cuya fecha se desconocía hasta ahora.