Mas dedica su discurso de investidura a alegrarle los oídos a la CUP
Artur Mas ha emprendido su discurso de investidura este lunes a sabiendas de que no convencería: la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) no le respalda como presidente, hecho que no impide que vayan de la mano para tratar de romper España.
De nuevo la independencia ha sido el tema central en una ponencia de Mas pese a tratarse de un tema en el que sus potenciales aliados están convencidos, no así en materia de empleo o igualdad, sin obviar la corrupción en torno a la financiación de Convergència Democrática de Catalunya (CDC).
«El Estado español sigue dando la espalda al diálogo y a la negociación. Para hablar de Cataluña se convoca a todo el mundo menos a los representantes de Cataluña», ha reprochado en relación con la ronda de contactos de Mariano Rajoy con partidos, presidentes regionales y agentes sociales.
En este sentido, se ha quejado también de que la actitud de Madrid se haya caracterizado por «querellas, prepotencia, miopía y orgullo imperial de un Estado que no escucha ni habla, con tics y reflejos predemocráticos».
«El plebiscito de septiembre»
Mas se ha referido a las pasadas elecciones autonómicas como «el plebiscito de septiembre», ha dado por bueno que el ‘sí’ no alcanzara el 50 por ciento porque fue «por poco» (más de 2 puntos) y ha preferido quedarse con los 62 diputados de Junts pel Sí (JxS) y los 1,6 millones de votos que obtuvo la lista.
«Estamos legitimados, tenemos un mandato democrático para construir la república catalana. El reto es gigante y el trabajo inmenso. No sobra nadie», ha continuado. «En sólo cinco años, ha habido un cambio sociológico, político y de proyecto sin precedentes por su significado de futuro y calado».
El político ha subido la apuesta con un compromiso: «Los que reclamamos un referéndum lo tendremos: será el de aprobación de la República Catalana y al que estamos llamados todos».
Sobre la resolución aprobada horas antes también se ha expresado tajante: «Es una enmienda a la totalidad de la Constitución y a la actuación de su árbitro, el Tribunal Constitucional.