Marjaliza dijo al juez que el ‘Tamayazo’ se consumó para seguir con la «época loca» de corrupción

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David Marjaliza, presunto cabecilla de la 'trama Púnica'.

El dirigente socialista y ex secretario del Partido Socialista de Madrid Rafael Simancas asegura que el empresario considerado uno de los cabecillas de la trama de corrupción Púnica, David Marjaliza, ha declarado ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco que el ‘Tamayazo’ se produjo porque el PSOE hubiera «frustrado el botín de aquella época loca», en la que «la corrupción era una práctica generalizada en la Comunidad de Madrid».

Así lo manifiesta en el post ‘Marjaliza aclara porqué no me dejaron gobernar en 2003’ de su blog personal, en el que el dirigente socialista expone las razones por las que, a su juicio, en 2003 no consiguió ser presidente de la Comunidad de Madrid después de que Eduardo Tamayo y Teresa Saéz no aparecieran en la sesión constitutiva de la Asamblea de Madrid el 10 de junio de ese año.

Simancas asegura que el ‘Tamayazo’ se produjo porque los populares madrileños «no iban a permitir que un puñado de políticos bienintencionados, ingenuos, inmunes a sus corruptelas mafiosas les estropearan la época loca por el simple hecho de que habían obtenido unos miles de votos en unas elecciones democráticas».

«¿Cómo iban a dejarnos gobernar? El régimen madrileño era un régimen al servicio de corruptos, corrompidos y corruptores», asegura el exsecretario del PSOE-M en su blog.

«Este equipo nuevo, ilusionado y decente había obtenido un gran apoyo ciudadano, además, merced a un programa bien trabajado, que proponía un modelo sólido de crecimiento para Madrid, lejos del burbujeo especulativo sobre el suelo», argumenta Simancas, que apunta que él se comprometía «a garantizar transparencia en los procesos de contratación pública, a prevenir y perseguir las irregularidades y a asegurar que pagaran sus impuestos quienes debían pagarlos».

En este punto, Simancas considera que los populares no iban a permitir que «un puñado de políticos bienintencionados, ingenuos, inmunes a sus corruptelas mafiosas les estropearan la época loca por el simple hecho de que habían obtenido unos miles de votos en unas elecciones democráticas». «Buscaron la manera de frustrar aquel Gobierno, con el método que mejor conocían, con la compra mafiosa de las voluntades», asevera.

De haber conseguido la Presidencia del Gobierno regional, Simancas se pregunta: «¿Cuántos recursos robados podríamos haber dedicado a crear buenos empleos para los madrileños?, ¿Cuántas mordidas millonarias podríamos haber invertido en mejorar la vida de hombres, mujeres, niños, jóvenes, mayores, en la educación, en la sanidad, en los servicios sociales, en la atención a la dependencia? ¿Cuántas privatizaciones y cuantas recalificaciones mafiosas hubiéramos podido evitar en interés de todos?». «Esa es la herida que duele», asegura.

‘El Tamayazo’

La mañana del 10 de junio de 2003 el socialista Francisco Cabaco iba a ser el próximo presidente de la Cámara autonómica, ya que a pesar de que el PP de Esperanza Aguirre había logrado la mayoría de los votos en las elecciones, la suma de los escaños de PSOE e IU les permitía tener mayoría en el Parlamento.

De la misma manera, iban a conseguir recuperar el Gobierno de la Comunidad que ya llevaba dos legislaturas en manos del PP, en este caso de Alberto Ruiz Gallardón y su equipo. Rafael Simancas era el encargado de presidir este nuevo Ejecutivo y formar Gobierno, en el que también estaría presente IU.

Una vez comenzada la sesión, tanto en las bancadas de la izquierda como en las populares se dieron cuenta de que faltaban dos diputados. Eran Tamayo y Sáez, los dos ‘Renovadores por la Base’ que fraguaron lo que Rafael Simancas tildó de «atentado contra la democracia».

La Mesa de Edad ya estaba constituida y todo estaba preparado para comenzar la sesión, pero los dos diputados no aparecían. Así lo relata la exdiputada regional de IU Caridad García, que recuerda que ella estaba sentada al lado del socialista Rafael Gómez Montoya, al que le vio «inquieto».

En ese momento, la parlamentaria socialista Helena Almazán pidió un receso de diez minutos porque había dos socialistas que habían tenido un «percance».

Sin embargo, Tamayo y Sáez no aparecieron. Según explicó el socialista José Cepeda, que se estrenaba en la Cámara ese mismo día, les dijeron que habían cogido un taxi y se habían ido y en ese momento Cabaco habló con Luis Eduardo Cortés para intentar llegar a «un supuesto guante blanco» entre los dos partidos.

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