Rajoy pide a sus ministros que preparen medidas para frenar el deterioro económico de Cataluña
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quiere zanjar el deterioro económico en Cataluña y ha pedido a sus ministros que preparen medidas para relanzar la actividad empresarial en este territorio y cortar la fuga de sociedades.
Rajoy reclamó estas medidas en la cena de Navidad que dio a sus ministros en La Moncloa el viernes por la noche. Una velada en la que reconoció la gravedad del deterioro de esta comunidad y en la que planteó la posibilidad de ofrecer, en el marco de una futura negociación con el Ejecutivo autonómico que se conforme a partir de ahora, incentivos e impulsos económicos.
En la cena, el presidente reconoció la importancia de “restaurar la seguridad y la confianza en Cataluña”. Porque la principal medida económica que se puede implantar en estos momentos será, precisamente, la estabilidad. Y ese factor, por mucho que lo intente el Gobierno, no depende exclusivamente de él.
Pero, al margen de ello, el Ejecutivo quiere apoyar económicamente a esta región para paliar los efectos del golpismo separatista. Y es que, tras la salida de más de 3.000 empresas, la caída de los proyectos de inversión en esta región en casi 10 puntos y la previsión de un impacto en el PIB a escala nacional cercano a los 5.000 millones, el Gobierno tiene el convencimiento de que la pesadilla nacionalista es ya un problema que puede afectar a la imagen y realidad económica de toda España.
Las medidas que hasta el momento se han planteado para intentar evitar un mayor deterioro económico de esta región han pasado por el incremento de inversiones, la mejora de las condiciones de financiación de un territorio que acumula año tras año déficits cercanos a los 2.000 millones, y el diseño de un modelo de financiación en el que, de una forma u otra, se mejore la situación de los mayores aportantes al sistema de solidaridad interterritorial: no se habla de principio de ordinalidad, pero la idea es caminar hacia un menor impacto en los territorios que financian a las CCAA con menores recursos.
Todo este plan de apoyo se circunscribirá en el marco de un nuevo intento de diálogo con el Govern que salga teniendo en cuenta los resultados de las pasadas elecciones del 21-D. El resultado de esos comicios ha vuelto a permitir la gobernabilidad en Cataluña de las dos mismas formaciones que prepararon, lanzaron y materializaron el golpe separatista: la viejaConvergencia —ahora llamada PDeCAT, pero presentada con el nombre de JxCAT— y ERC. Y eso, todos los ministros saben que supone una seria amenaza para la estabilidad.
Pero, pese a ello, el Ejecutivo de Rajoy volverá a ofrecer ese “diálogo constructivo”. Un diálogo que no podrá salirse de los límites de la ley y con el objetivo de crear “un marco de seguridad y confianza” porque es necesario recuperar el “crecimiento y la creación de empleo».
Dentro de esa negociación no podrá estar nada que pueda alterar el eje constitucional básico, ni nada que suponga un cambio que no pueda ser ofrecido al resto de comunidades autónomas. Así, se podrán plantear, por ejemplo, mejoras en el modelo de financiación. Pero la futura Generalitat deberá saber que la misma fórmula será ofrecida al resto de regiones, de forma que, en caso de no poder ser materializaba su aplicación generalizada, directamente no se aceptará.
Lo que sí podrá aparecer en esa mesa de negociación será el desarrollo al máximo de las competencias transferidas y reconocidas en el Estatuto catalán, eso sí, sin recuperar nada de los artículos tumbados en su día por el Tribunal Constitucional. De esta manera, por ejemplo, no se podría llegar a la partición del Poder Judicial, como ya reclamaron en el pasado los nacionalistas.