Los populares decidirán por votación secreta si Barberá debe abandonar su escaño en el Senado
Si el Tribunal Supremo decide solicitar el suplicatorio de la ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá, el Senado someterá a votación secreta en un pleno dicha petición. Lo habitual es que la Cámara lo conceda pero además la senadora también tiene en contra que algunos populares se han posicionado a favor de su dimisión.
No obstante, la ley prevé que, antes de que el Supremo decida si pide o no el suplicatorio contra una persona aforada, ésta tiene la oportunidad de prestarse voluntariamente a ser interrogada por el juez que instruya la causa abierta contra ella en el Supremo. Si bien aún faltan pasos hasta que llegue al Supremo si lo hace.
Ahora se prevé que el Supremo transmita al juez de Valencia la certificación de que Rita Barberá es senadora. Y a partir de ese momento, para que Barberá sea imputada el magistrado de Valencia debería enviar al Tribunal Supremo una exposición razonada de los posibles indicios que pudieran existir contra ella.
Con ese escrito, el alto tribunal consultaría al fiscal y después el presidente de la Sala de lo Penal del Supremo, Manuel Marchena, fijaría una fecha en la que los magistrados deliberan y deciden si cabe o no abrir una causa en la que se investigue a la ex alcaldesa.
Sería entonces cuando, si deciden que cabe abrir dicha causa, se pediría el suplicatorio al presidente del Senado, Pío García Escudero, que lo remitirá a la Comisión de Suplicatorios, donde Barberá puede comparecer para dar explicaciones. Después se somete a debate en el pleno y se vota de forma secreta. Para la aprobación del suplicatorio es suficiente con que haya más votos a favor que en contra.
El presidente del Senado tiene un plazo ocho días para transmitir al Tribunal Supremo de si concede o no el suplicatorio.
En este sentido, la ex alcaldesa de Valencia ha dejado claro que a ella no se le ha pedido el suplicatorio. Y se ha preguntado «cómo se va a pedir a los senadores que voten un suplicatorio sin conocer la causa». Barberá se ha escudado en todo momento en el secreto de sumario y en asegurar que es una persona “honrada” y que no es “corrupta”.
Tanto es así que la senadora este viernes ha solicitado “sosiego” y “templanza” a los miembros de su partido que le han pedido que dé explicaciones y “con mayor o menor sensibilidad” que se vaya.
La ex alcaldesa de Valencia ha defendido su absoluta inocencia en el asunto de blanqueo de dinero por parte de su grupo municipal y ha negado conocer que existiera una «caja b». Asimismo, ha informado de que no tiene sentido pensar en dimitir sin conocer siquiera el contenido del sumario ni los indicios que pueda contener contra ella.
El Senado acordó este miércoles trasladar al Tribunal Supremo la acreditación de la condición de senadora de Rita Barberá, después de que el juez de instrucción número 18 de Valencia se la solicitara para saber si es competente para investigarla o si no lo es, por tratarse de una persona aforada. Así comenzó el procedimiento que podría llevar a la imputación de la ex alcaldesa de Valencia.
Barberá ha sostenido este jueves, en su primera rueda de presa desde que saltó el escándalo por supuesto blanqueo, que el aforamiento que tiene por ser senadora no significa «inmunidad, ni impunidad ni blindaje», sino que en caso de tener que ser juzgada lo sería en el Tribunal Supremo, y ha explicado que, en caso de ser citada, comparecerá ante el juez que le corresponde.
Barberá sí que ha reconocido que ha realizado donativos mensuales y extraordinarios al partido. Uno de ellos fue el de 1.000 euros para la campaña, igual que los concejales y asesores de su equipo, pero “nunca me fueron devueltos“.