José María Aznar pide que se «tome en serio» el déficit tras el «grave error» de relajar la corrección

José María Aznar
José María Aznar. (Foto: EFE)

El ex presidente del Gobierno José María Aznar ha considerado este viernes un «grave error» que España relaje la corrección del déficit público y ha abogado por acelerarla, además de advertir de la «espiral» de problemas que va a traer la elevada deuda pública, ya por encima del cien por cien del PIB.

Aznar ha participado en un foro organizado por el Consejo General de Economistas en el que ha dado estos dos avisos implícitos al Gobierno que preside Mariano Rajoy, y también se ha referido a la situación política actual, al lamentar que «sobra» la «mala» política y «falta» la «buena».

Sin entrar directamente en la posibilidad de que la Comisión Europea multe a España por el incumplimiento del objetivo de déficit, Aznar ha hecho una dura crítica a la relajación de los objetivos de estabilidad presupuestaria.

Así, ha señalado que es un «grave error» dicha relajación y lo que hay que hacer en su opinión es justo lo contrario: «acelerar» la reducción del déficit.

La forma de lograrlo, ha apuntado, es reduciendo el gasto público, y se ha remitido a los ocho años en los que estuvo al frente del Ejecutivo para señalar que en aquel periodo la sustitución del gasto público por inversión y gasto privados permitió elevar «significativamente» el potencial de crecimiento y trajo consigo un «círculo virtuoso de cinco millones de empleos».

España «tiene margen»

Ha considerado además que España «tiene margen» para seguir reduciendo el déficit y hacer reformas al mismo tiempo, y ha advertido de que sería «un error histórico mantener el parón reformista» que en su opinión tiene el país «desde hace ya demasiado tiempo».

José María Aznar también ha apelado a la responsabilidad directa que tiene cada país en la gestión de la crisis, y ha criticado que se apele todo el tiempo a la «federalización de la Unión Europea» cuando hay problemas que tienen que resolverse nacionalmente.

Del mismo modo, y sin hablar directamente de la próxima convocatoria de elecciones, Aznar ha señalado que el modelo europeo no neutraliza los «efectos electorales adversos» que tiene la «responsabilidad» de cada gobierno en cada país.

Y ha considerado que el «buen gobierno» solo puede ejercerse en sistemas electorales «competitivos» que son los que dan la «legitimidad» para llevar adelante las reformas.

En este discurso, Aznar ha criticado duramente el debate sobre la «presunta incompatibilidad» entre la reducción del déficit y el crecimiento económico. Se trata, ha dicho, de «un debate ideológico y no económico» avivado por «las posiciones de alguna izquierda europea».

Y dos días después de conocerse los datos de deuda pública española (que ya es del 100,5% del PIB), Aznar ha dicho que cualquier país cuya deuda supera el cien por cien de su PIB «se adentra en una espiral de problemas de todo orden de la que es extremadamente difícil salir».

«Falta política, lo que sobra es la mala»

Aunque la conferencia ha sido de carácter económico, José María Aznar ha vuelto a apelar a la necesidad de «hacer política». Ha dicho que «no es que sobre» la política, sino que «falta»: «Lo que sobra es la mala y lo que falta es la buena», ha añadido.

Y ha insistido en criticar que se apele a una mayor integración europea para resolver los problemas que conlleva la crisis.

«Nadie puede sustituir la responsabilidad de los gobiernos nacionales», ha advertido el expresidente del Gobierno, para quien el «formidable problema de opinión pública» que ha traído dicha crisis solo puede resolverse «en el seno de cada país».

«Dicho de otro modo, no necesitamos federalizar nuestros problemas, lo que necesitamos es encontrar el modo de hacer lo que debemos hacer. Y esto, según mi modesta experiencia, se llama hacer política». Y hacerla «persuasivamente» y «mejor» que el adversario.

También el expresidente ha explicado, al final de su discurso, que la gestión política de la crisis económica ha dejado, en prácticamente todos los países del euro, «una sima entre los ciudadanos y el poder político».

Hay, ha advertido, «un enorme poso de desafección y desencanto que se está organizando políticamente», y de cómo se gestione este problema, ha dicho, depende en gran medida el futuro de la UE y las perspectivas futuras de prosperidad».

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