Crisis del coronavirus

Los saludos y abrazos de la contagiada por coronavirus Irene Montero en la manifestación del 8M

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Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Pese a la situación crítica que ya avecinaba el coronavirus, el Gobierno autorizó y alentó la manifestación del 8M en Madrid, en la que participaron 120.000 personas. La ministra de Igualdad, Irene Montero, asistió en primera línea, encabezando la representación de su partido, Podemos. Este jueves, Montero ha confirmado su contagio por coronavirus.

Según ha contado la propia ministra, sintió los síntomas este miércoles. El tiempo de incubación medio del virus es de unos cinco días. Es decir, por esa regla de tres, la ministra se encontraría ya en el periodo de incubación cuando, el pasado domingo, asistió a la marcha. Según los expertos, aunque no es lo más habitual, los infectados pueden también transmitir la enfermedad aún cuando no tengan síntomas (tos seca, fiebre y dificultades respiratorias).

Besos, abrazos, saludos… Montero mostró toda su efusividad en la manifestación, una cita especialmente simbólica para el Gobierno y cuya celebración fue fuertemente criticada desde distintos sectores por la sensible situación de la epidemia. Esa misma semana, la ministra había presentado su ley de «violencias sexuales», popularmente conocida como ‘ley del sólo sí es sí’, el hito más relevante para su Ministerio. El Gobierno socialcomunista se volcó así en la manifestación, aunque los ministros acudieron por separado, según su partido.

El Ejecutivo despreció el riesgo de contagio el 8M. Desde el Gobierno, el portavoz encargado de la crisis del coronavirus, Fernando Simón, destacó que no existía una «avalancha de casos», pese a que, en su comparecencia de la víspera, informó ya de 430 contagios, 93 más que el día anterior. Simón destacó que esa situación no cambiaba nada, «de hecho, en algunas zonas, se mejora», descartó prohibir la marcha y se limitó a recomendar a quienes notasen síntomas que no acudiesen. «Si mi hijo me pregunta si puede ir le voy a decir que haga lo que quiera», afirmó.

El portavoz de Sanidad llegó a decir que no había motivo para cancelar el acto, al tratarse de una convocatoria nacional en la que no se preveía la asistencia masiva de extranjeros. El escenario, afirmó, era de «contención». Apenas dos días después de autorizar e impulsar el evento masivo, Sanidad consideró que el escenario había cambiado y decretó medidas más duras, como la prohibición de celebrar eventos que congreguen a más de 1.000 personas.

Sin precauciones

Aunque el 8M Montero no sabía si estaba infectada, algo que no confirmó hasta este miércoles, sí incumplió algunas de las principales precauciones para contener la epidemia por recomendación de los organismos sanitarios. Entre ellos, el uso de guantes de látex o mantener una distancia de seguridad (al margen, claro está, de evitar las aglomeraciones).

Según las indicaciones sanitarias, se considera «contacto estrecho» cuando se ha permanecido a una distancia inferior a dos metros de un caso probable durante un tiempo continuado. En el caso del 8M, evidentemente, esa distancia se incumplió con creces.

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