Inmigración 2.0: las nuevas pateras llaman a Salvamento pidiendo rescate mientras lo suben a Instagram

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Una patera repleta de inmigrantes fotografiada desde un barco de Salvamento Marítimo. (EP)
David García de Lomana

Las pateras lo tienen cada vez más sencillo para alcanzar nuestras costas. Además de la complicidad de Sánchez -que las mafias aprovechan para hacer negocio- y la ardua labor de Salvamento Marítimo -que se alejan cientos de kilómetros para rescatar una patera-, se suman ahora las nuevas tecnologías, que facilitan el éxito de su misión. Es la nueva inmigración ilegal 2.0.

A España, un país de unos 8.000 kilómetros de costa, la Organización Marítima Internacional (IMO) le otorga un campo de acción de un millón y medio de kilómetros cuadrados de océano como área de responsabilidad de salvamento. Tres veces el territorio nacional. La zona de Canarias abarca una superficie marítima que llega frente a las costas de Mauritania, a 800 kilómetros del archipiélago español. Allí, los pescadores se dedican ahora al tráfico de personas y de hachís, empujados por un Gobierno que prioriza la entrada de pesqueros internacionales y que desabastece de pescado a su pueblo. El plan B es sencillo: atar un cayuco a su barca, navegar unas millas hasta entrar en zona de salvamento y soltarlo. Dinero fácil.

No es necesario que la patera llegue a tierra por sus propios medios, sino que Salvamento Marítimo se encarga de salir en su búsqueda. Este lunes, una embarcación con 67 ilegales a bordo era rescatado a 200 millas náuticas -320 kilómetros- del archipiélago canario, lo que supuso un viaje de siete horas hasta que Salvamar alcanzó su posición. Una travesía de ida y vuelta de 14 horas.

Este verano, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones otorgó 26,5 millones de euros a Cruz Roja Española para «atender el estado de necesidad de las personas inmigrantes que se encuentren en situación de vulnerabilidad (…) y que lleguen a las costas españolas o formen parte de asentamientos», según queda reflejado en el artículo 1.2 del Real Decreto 441/2007.

Y es que la avalancha ha alcanzado una situación límite: Cruz Roja, Salvamento Marítimo y Guardia Civil no dan abasto para atender la ingente llegada de inmigrantes: Andalucía supera los 8.000 ilegales en lo que va de año y en España son ya más de 25.000, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) difundidos por el experto en políticas migratorias, Rubén Pulido.

Inmigración ilegal 2.0

El pasado domingo, según informó Europa Press, el Centro de Coordinación de Salvamento de Tarifa (Cádiz) recibía una llamada informando de una patera cruzando el Estrecho. Antes de colgar, indicó el número de teléfono de uno de los tripulantes, lo que permitió a Salvamento ponerse en contacto con la embarcación para obtener su posición. Un helicóptero y un buque de rescate acudieron en su búsqueda y volvieron con ellos, sanos y salvos, al puerto de Almería.

Ese mismo día, el servicio de Emergencias 112 pasó una llamada a Salvamento Marítimo. Era una patera. Uno de los tripulantes de la embarcación reclamaba ayuda, pero decía desconocer su localización exacta. Es decir, la inmigración 2.0 ha alcanzado un nuevo nivel de eficiencia que permite optimizar sus opciones de arribar a buen puerto. A falta de equipos de radiofrecuencia, de elevado precio, optan por un móvil y un GPS deportivo, de los que se usan en ciclismo o senderismo. En cuanto alcanzan zona con cobertura, llaman e informan de su localización. Sólo han de esperar a ser rescatados.

Los  nuevos inmigrantes ilegales vienen preparados: ropa occidental, dinero en metálico -algunos hasta 2.000 euros- y móviles de última generación para hacerse un selfie nada más pisar territorio nacional.

Hace dos semanas, un influencer marroquí narró en redes sociales su viaje en patera motorizada a Lanzarote, compartiendo fotos y vídeos de la odisea: «La buena suerte se la deseamos a la gente de buen corazón. La gente odiosa os quedáis ahí, en ese país, a pudrirse. Aquí estamos sólo los machos, los hombres, los vikingos. Y el último que llegue, que apague la luz», comentaba a bordo de la patera, que compartía con otros 25 ilegales. Al llegar a tierra, rezó: «Gracias a Dios hemos llegado bien a España, ¡Harraga!». ‘Harraga’ es su grito de guerra, una palabra en dialecto marroquí empleada para referirse a los inmigrantes sin papeles que viajan de forma clandestina. Se traduce del árabe como: «He quemado la frontera». Hamza Tarik, de 23 años, tiene casi 25.000 seguidores en Instagram. Ahora vive en Lanzarote.

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