Iglesias pide a Sánchez que defienda la causa del Sáhara ante Marruecos pero el Gobierno se lava las manos
La "exigencia" de Iglesias a Sánchez se produce después de que las asociaciones saharauis reprocharan a Podemos su silencio.
El PSOE eliminó en su programa electoral de hace un año cualquier referencia a la causa saharaui.
La "intromisión" de Iglesias ha molestado en Exteriores en plena crisis migratoria con Marruecos en Canarias.
Podemos ha pedido a Pedro Sánchez que el Gobierno de España defienda ante Marruecos la causa del Sáhara en pleno recrudecimiento del conflicto y con miles de marroquíes llegando en riadas a Canarias desde las costas saharauis ocupadas por Marruecos. La petición pública de Podemos al Gobierno del que forma parte se ha producido después de que diversas asociaciones saharauis en España reprocharan a la formación morada, al propio Pablo Iglesias y al PSOE haberse olvidado de su tradicional apoyo a la causa del pueblo saharaui. Los saharauis en España han sido, estos días, especialmente críticos con Iglesias como socio novedoso de izquierdas en el Gobierno de España. En el caso del PSOE, la sensación de abandono y las críticas de los saharauis se remontan a los últimos años de Felipe González y, especialmente, a los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero.
El Frente Polisario declaró la semana pasada el estado de guerra rompiendo, de facto, el alto el fuego vigente desde 1991. El Ejército de Marruecos invadió el viernes la zona desmilitarizada del Guerguerat, fronteriza con Mauritania, para expulsar a unos 50 civiles saharauis que mantenían bloqueada la carretera desde octubre para pedir el referéndum de autodeterminación. Es la peor crisis que vive el conflicto en 30 años.
El mismo viernes, día 13, en un comunicado, el ministerio de Asuntos Exteriores español se limitó a «apoyar los esfuerzos del Secretario General de Naciones Unidas para garantizar el respeto del alto el fuego en el Sáhara Occidental», instando -por igual- a las partes «a retomar el proceso negociador y a avanzar hacia una solución política, justa y duradera y mutuamente aceptable según las resoluciones de la ONU». El comunicado no criticaba la entrada de Marruecos en el Guerguerat ni citaba expresamente el referéndum para la autodeterminación del pueblo saharaui reconocido, como ex colonia, por la ONU. Por contra, Exteriores sí se apresuró a condenar la colocación de una bandera saharaui en el consulado de Marruecos en Valencia.
El domingo pasado, dos días después de la invasión marroquí de la zona del Guerguerat, Pablo Iglesias publicó un tímido tuit reproduciendo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de 1995 pidiendo «un referéndum para la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental». El tuit de Iglesias no incluía ningún comentario más pese al habitual estilo incisivo que usa en redes el vicepresidente del Gobierno. Aunque el Frente Polisario en Madrid mantiene buenas relaciones con Podemos, las numerosas asociaciones saharauis en España reprocharon el tono tibio de Iglesias. La decepción es especialmente profunda con Podemos en quien confiaban para reactivar el apoyo de España a su causa frente a Marruecos.
Podemos
48 horas después del tuit de Iglesias, Podemos se ha visto obligado a difundir un comunicado para salir al paso de las críticas saharauis. Esta vez, Podemos la ha emprendido con el ministerio de Asuntos Exteriores. Dice que «no basta con pedir el cese de las hostilidades armadas» y pide «la libre autodeterminación del pueblo del Sahara». Un dardo directo al departamento de Arancha González-Laya, que, reconocen fuentes de Exteriores, no ha sentado nada bien. Lo consideran una nueva «intromisión» de Iglesias en asuntos que no le competen después de la visita del Rey a Bolivia. Iglesias aprovechó para tener su propia agenda política con absoluto desprecio al papel institucional de Don Felipe. La ministra habría hecho llegar al presidente Sánchez su malestar por la actitud de Iglesias en Bolivia. El comunicado de Podemos y el tuit de Iglesias sobre el Sahara se han producido mientras Exteriores e Interior afrontan, estos días, la avalancha de inmigrantes que salen de las costas del propio Sahara controlado por Marruecos, sin que Rabat haga nada por detenerla.
En febrero, la actitud de Iglesias fue bien diferente. Su número dos, el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, recibió en su despacho oficial a Suilma Hay Emhamed Salem, representante de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Álvarez publicó en Twitter fotos del encuentro llamándola «ministra». Marruecos llamó a Madrid para protestar y la ministra González Laya se vio obligada a publicar un tuit afirmando que España no reconoce a la RASD. Pablo Iglesias, en aquella ocasión, a diferencia de la actual, se plegó a la posición de la ministra.
Para los saharauis, lejos han quedado las palabras de Pablo Iglesias en 2014, recién fundado Podemos, en Madrid, durante la 39ª edición de la Conferencia Europea de Apoyo y Solidaridad con el Pueblo Saharaui (Eucoco), sentado junto Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (no reconocida por el Gobierno de España). Iglesias dijo: «Los gobiernos de España no han hecho lo suficiente por revertir una situación heredada del franquismo. Los saharauis sois nuestros hermanos y a los hermanos no se les abandona». Iglesias añadió que eso era un nuevo ejemplo de la distancia que había entre «la casta política y la mayoría de la población española, que es pro saharaui». «Los gobiernos de España han sido -dijo- pro negocios (en Marruecos). Desde Podemos hacemos nuestras las reivindicaciones del pueblo saharaui. La cuestión saharaui es irrenunciable. Podemos será un instrumento para ello». Y terminó gritando: «¡Que viva la lucha del pueblo saharaui!»
Agravios del PSOE
La decepción y los reproches de la comunidad saharaui en España a Podemos son recientes, pero en el caso del PSOE se remontan, incluso, a los últimos años del Gobierno de Felipe González por su inclinación en favor de Marruecos. La relación fue especialmente tensa con José Luis Rodríguez Zapatero, que, estos días, ha vuelto a hacer suya -como en época de su Gobierno- la posición de Marruecos en favor de una «autonomía como amplios derechos» para el Sahara bajo soberanía marroquí. Zapatero dijo que era la «única solución realista».
Pedro Sánchez ha rematado esa distancia con los saharauis en favor de Marruecos de forma fulminante. En las últimas elecciones de hace un año, el PSOE eliminó de su programa cualquier referencia a la causa saharaui. Ni una palabra incluyó en defensa del pueblo saharaui en las 54 páginas del programa. Fue la primera vez en la historia del PSOE desde la ocupación marroquí del Sáhara en 1975.
Las asociaciones marroquíes recuerdan la visita que el 14 de noviembre de 1976 hizo Felipe González al Sáhara Occidental controlado por el Frente Polisario. Justo un año antes, España había entregado el resto del Sahara a Marruecos y Mauritania. González, puño en alto, prometió a los saharauis «acompañaros en vuestra lucha hasta la victoria final»
Con los años su administración terminó aproximándose a Marruecos, fundando fundaciones pro marroquíes con el apoyo de la Junta socialista de Andalucía y él personalmente pasando temporadas de vacaciones en Tánger y otras ciudades de aquel país. Hace dos años, Felipe González alabó la “integridad territorial” de Marruecos, expresión usada tradicionalmente por Rabat para incluir como propio el territorio ocupado a los saharauis.
Los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero supusieron la ruptura total del PSOE con la causa saharaui. En 2007 Zapatero ya calificó el plan de autonomía marroquí como una “contribución positiva” por parte de Rabat. En 2009, la huelga de hambre en Lanzarote de la activista Aminetu Haidar mostró de nuevo el sesgo pro marroquí del gobierno Zapatero, como ocurriría al año siguiente, en 2010, con el desalojo violento por parte del ejército marroquí del campamento de miles de saharauis de Gdeim Izik, a las afueras de El Aaiún. Hubo varios muertos y Marruecos desató una de las muchas y habituales olas de represión contra los saharauis que pasan ya desapercibidas en la prensa internacional. Ese mismo año de 2010, gracias a los cables del Wikileaks, supimos que el entonces ministro, Miguel Ángel Moratinos elaboró un documento sin el membrete oficial de Exteriores que distribuyó en el el Consejo de Seguridad de la ONU. Proponía dejar de hablar de «descolonización, soberanía e independencia» y hablar de «globalización, regionalización, autonomía y autogobierno». Moratinos sugería para el Sáhara «una solución similar a la que España ha dado a Cataluña”, comparando ambos asuntos.
En 2015, ya fuera del Gobierno y sin consultar al ejecutivo de Rajoy, Zapatero viajó a un foro organizado por Marruecos en la antigua Villa Cisneros, rompiendo la tradición de no viajar a las zonas ocupadas por Marruecos . Aquella visita dejó una foto de un expresidente del Gobierno de España con un mapa de Marruecos que mostraba anexionado completamente el Sáhara.
Más recientemente, en 2018, ya con Pedro Sánchez en el poder, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, vetó, con el apoyo del PP, la celebración de un debate sobre el conflicto saharaui en el Congreso de los Diputados. La explicación que dio no pudo ser más elocuente y llega hasta nuestros días: «Cualquier acción por parte de los poderes públicos conducente a respaldar las reivindicaciones de la RASD o del Frente Polisario puede tener efectos inmediatos en las relaciones bilaterales con el consecuente impacto en el interés general». La eterna historia de España con Marruecos.