Iglesias miente hasta con el detergente: dice que usa Mistol porque es más barato pero en Vallecas tenía Fairy
El eterno postureo del líder político que se compra una mansión valorada en cerca de un millón de euros en Galapagar, pero luego presume de que se lleva los productos más baratos en la cesta de la compra, para equipararse con las familias que pasan estrecheces económicas.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, miente hasta cuando habla del jabón de lavar la vajilla. «Yo hago la compra en casa y lo perecedero lo compro en el Opencor que tengo al lado de casa, y lo no perecedero, en Carrefour por internet. Compro Mistol, que es más barato que el Fairy, que es más concentrado», afirma en una entrevista concedida este fin de semana a La Vanguardia.
Pero de nuevo la hemeroteca le traiciona. Las imágenes de la entrevista que concedió a Ana Rosa Quintana en la VPO de Vallecas que ocupaba ilegalmente muestran que tenía sobre el fregadero de la cocina… un frasco de Fairy.
El líder de Podemos vuelve a mostrar así síntomas de «mitomanía», la tendencia patológica a mentir compulsivamente, hasta en los más nimios detalles, para construir su personaje público. Algo que le ha llevado a vivir en una realidad paralela: de cara a sus votantes, el líder de Podemos sigue instalado en la mugrienta cocina del pisito de protección oficial de Vallecas, mientras Pablo Iglesias disfruta de su lujosa mansión de Galapagar con piscina en forma de lago artificial.
La entrevista que ha concedido a La Vanguardia deja otras perlas: afirma que, cuando nació, su padre propuso ponerle de nombre «Germinal [en honor a la novela de Zola], Espartaco o Progreso». La historia habría sido muy distinta, pues parece impensable que un político con nombre de torero liderara Podemos.
Pablo Iglesias sólo ha dejado en blanco dos de las preguntas que le ha hecho el periodista: ha eludido responder si fuma porros y si ve porno habitualmente. En cambio, deja la siguiente reflexión sobre el juicio a los golpistas del 1-O: «Es una barbaridad compararlo con el 23-F. Nadie entiende que La Manada esté libre y a Junqueras puedan caerle 25 años».