El Gobierno Valenciano obliga a los médicos a elegir entre la sanidad pública y la privada
Los médicos valencianos tendrán que elegir entre la sanidad pública y la privada, a tenor de las últimas decisiones adoptadas por la consejería que dirige la socialista Carmen Montón, que ha iniciado una cruzada contra el sistema concesional.
Según han confirmado fuentes cercanas al Ejecutivo regional de Ximo Puig, “con mucha probabilidad, se acabó la libertad de elección, compatibilizar trabajos, participar en comisiones docentes y generar sinergias en Valencia”, después de que se hayan comenzado a denegar compatibilidades a multitud de profesionales sanitarios valencianos
La consejera valenciana Carmen Montón ha vuelto a encender el polvorín de la Sanidad valenciana. Algo muy propio de las fechas que corren (Valencia está inmersa ya en sus Fallas) pero tremendamente dañino para un Gobierno valenciano que puede estallar en mil pedazos en cualquier momento.
Podemos está a un paso de romper el Pacto del Botánico, que garantiza hasta ahora la gobernabilidad en la Comunidad Valenciana; los socialistas valencianos están divididos, a la espera del Congreso que decidirá el nuevo liderazgo nacional del PSOE; y Compromís prepara la artillería y refuerza sus defensas de cara a la batalla que librará contra los socialistas para liderar la izquierda nacionalista en la Comunidad Valenciana de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas.
“Si la Sanidad valenciana es un polvorín, el Gobierno de Ximo Puig es la Nit del Foc, el castillo de fuegos artificiales más grande y ruidoso de las fiestas valencianas. Y la señora pirotécnica que enciende las mechas es Carmen Montón”, indican las fuentes consultadas.
Montón empezó solicitando a los profesionales valencianos todo tipo de información acerca de la actividad privada que realizan. Exigió una radiografía exhaustiva de todas y cada una de las asistencias a congresos, jornadas, relaciones con empresas farmacéuticas y sanitarias, sin importarle que tuvieran que ver con la formación de los profesionales o con la investigación. Los médicos valencianos tienen que desnudarse ante la Consejería sin pudor.
Esta exigencia de información casi coincidió en el tiempo con la polémica generada por el número 3 de la consejera, el subsecretario de Sanidad, Ricardo Campos, cuando se desveló que este alto cargo alquilaba su clínica privada y no declaraba los ingresos, que la empresa arrendataria trabaja con la Conselleria de Sanidad y que, además, desde que alquila la clínica a Campos factura un 50% más.
Y este caso es solo uno más de la lista de escándalos que han protagonizado la consejera y su equipo: todo comenzó con la creación de una plaza ex profeso para que una ex compañera socialista operara el puesto de gerente del Hospital de referencia en Valencia, La Fe. Le siguieron los enchufes de la hija de la ex número 2 en una empresa pública, la colocación del marido de la consejera Montón en otra empresa pública de la Generalitat, la bolsa de trabajo “para familiares y amigos”, que quedó en evidencia en una grabación y un largo etcétera que parece no tener fin en la carrera política de Carmencita, como la conocían los socialistas valencianos en sus comienzos en Burjassot.
Casualidad o no, errores en las declaraciones de ingresos o no, lo cierto es que la transparencia exigida a los profesionales sanitarios de base no se corresponde con el oscurantismo y la falta absoluta de ética que predican la consejera Montón y sus altos cargos. Más aún cuando en los últimos días ha comenzado a llegar a profesionales sanitarios la denegación de la compatibilidad de su actividad en la Sanidad pública con la privada.
Estas comunicaciones han sido interpretadas por los profesionales sanitarios como un veto a la libertad de ejercer la profesión cómo y donde quieran, una vez se cumplen los requisitos que garantizan el mejor servicio en la Sanidad pública y en la privada. Diferentes colectivos sanitarios han criticado duramente, además, que muchos cargos de la cúpula de Sanidad, empezando por el subsecretario Campos, han declarado abiertamente que hasta su nombramiento han compatibilizado, en absoluta libertad, su trabajo en la sanidad pública y la privada. En el caso de Campos, con su propia clínica oftalmológica. Y en el de otros cargos, trabajando en centros sanitarios privados.
“Al Gobierno de Ximo Puig le crecen los enanos por la nefasta gestión de varios de los departamentos autonómicos y, al mismo tiempo, se le acumulan los problemas internos, como consecuencia de los escándalos relacionados con la falta de transparencia, la política de enchufismo y la poco ética y nada estética actuación de varios miembros del Gobierno valenciano, aunque el ranking lo lidera, sin duda, la consejera Montón”, indican las fuentes consultadas.