El Gobierno desprecia las alertas de Seguridad Nacional sobre el Covid porque sólo “recopila noticias”
Cada día, el departamento de Seguridad Nacional elabora un informe que se envía al presidente y a otros miembros del Gobierno, y que destaca las principales amenazas para el país. OKDIARIO reveló, por ejemplo, que, antes de las marchas ideológicas del 8-M, esos informes ya recogían las advertencias sobre el riesgo de celebrar eventos masivos. Mucho antes de que el Ejecutivo, desbordado, actuase frente a la pandemia, Seguridad Nacional ya se hacía eco de las alertas del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), el órgano europeo de referencia para el Covid, que consideraban alto el riesgo de que se produjese una situación similar a la de Italia. Avisos que prueban la incompetencia del Gobierno ante la crisis. Ahora, el Ejecutivo desprecia esos informes, afirmando que es un mero «recopilatorio de noticias».
Así se pronuncia el Ejecutivo en una respuesta por escrito, a una pregunta del Grupo Parlamentario Popular. En concreto, el senador del PP Francisco Javier Márquez se interesaba por «la fecha en la que aparece por primera vez el coronavirus como primera alerta en los informes que el Departamento de Seguridad Nacional remite diariamente al presidente y a los vicepresidentes del Gobierno».
«Los informes diarios de situación que el departamento de Seguridad Nacional remite a todos los miembros del Consejo de Seguridad Nacional cada mañana no contienen alertas. Es un recopilatorio de noticias sobre los principales acontecimientos ocurridos las últimas 24 horas en el mundo que pudieran ser de interés para la Seguridad Nacional», sentencia el Gobierno.
Avisos reiterados
Los informes de Seguridad Nacional venían recogiendo los avisos sobre el impacto del virus. Una información de indudable valor para que el Gobierno reaccionase a su propagación.
El 29 de febrero, por ejemplo, el informe avisaba del riesgo «muy alto de propagación e impacto del Covid-19 a nivel mundial», según había decretado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como cada día, también mencionaba la alerta del centro europeo.
Aquel mismo día, Fernando Simón comparecía en su habitual rueda de prensa asegurando que no existían motivos para suspender eventos o celebraciones como las Fallas. El jefe de las alertas del Ministerio de Sanidad reprochaba que no debía propagarse el miedo y apelaba a no dejarse llevar por los titulares de prensa. Por entonces, el Gobierno se limitaba a recomendar lavarse las manos y tener precaución al toser.
El Ejecutivo, ocupado en la celebración de las manifestaciones del 8-M, desoyó todas las advertencias. Hasta en tres ocasiones antes de esa fecha, Seguridad Nacional avisó de que otros países reaccionaban contra el virus cancelando eventos masivos. Ya el 25 de febrero, como reveló este periódico, el departamento que mantiene informado al presidente del Gobierno de los riesgos para el país, recogía que las autoridades de Salud Pública de Italia habían puesto en marcha «medidas de contención» en determinadas áreas y municipios. Entre esas medidas figuraban las «restricciones de actividades públicas», culturales, recreativas, deportivas, religiosas y escolares.
El 1 de marzo, una semana antes de las marchas feministas, el informe, en la mesa de Pedro Sánchez, advertía: «Ante el aumento de número de casos, el Ministerio de Sanidad de Francia comunicó la prohibición de eventos que congrega a más de 5.000 personas en recintos cerrados y la cancelación de la media maratón de París, que iba a tener lugar hoy. Esto se suma a la cancelación del Salón del Automóvil de Ginebra, cuya celebración estaba prevista la próxima semana. Además, las autoridades alemanas decidieron la cancelación de la Feria de Turismo de Berlín por la creciente expansión del virus».
El departamento también mantenía el riesgo «muy alto de propagación», de acuerdo con la OMS. Dos días antes de las manifestaciones, reiteraba que «en varios países de Europa las autoridades pertinentes han decretado la suspensión o aplazamiento de actividades y eventos que congreguen un número significativo de personas». La UE había elevado su alerta, y existía ya un riesgo para la población de «moderado a alto», según hacía saber el departamento anexo a Presidencia.
Un día antes del 8-M, otra nueva advertencia: «En varios países de Europa las autoridades pertinentes han decretado la suspensión o aplazamiento de actividades y eventos que congreguen un número significativo de personas», insistía de nuevo Seguridad Nacional. «En este sentido, se han cancelado las reuniones previstas hasta finales de abril preparatorias de la Cumbre sobre el Clima, que está previsto que se celebre el próximo mes de noviembre en Glasgow (Reino Unido)».
Por otro lado, Seguridad Nacional ha avisado también sobre el impacto de las nuevas cepas. Esas advertencias, de nuevo, fueron desoídas por el Gobierno. Así, el 31 de diciembre, recogiendo las investigaciones de la OMS, concluía que las mutaciones «si bien la evaluación inicial sugiere que no causan cambios en la presentación clínica o la gravedad, si resultan en una mayor incidencia de casos, esto conduciría a un aumento en las hospitalizaciones y muertes por Covid-19». Por ello, advertía de que podrían «ser necesarias medidas de salud pública más intensivas para controlar la transmisión de estas variantes». El Gobierno se negó a tomar medidas.