Dos años después, familiares y víctimas de los atentados vuelven por primera vez a Las Ramblas
Lo hacen acompañados de psicólogos, tras recorrer en algunos casos más de 15.000 kilómetros, para volver al punto donde el terrorismo truncó sus vidas.
Los familiares de Julian Cadman, entre ellos su madre, que resultó herida en el ataque terrorista del 17 de agosto del 2017 en Las Ramblas de Barcelona, han vuelto hoy al lugar donde Younes Abouyaaqoub acabó con la vida del niño de siete años cuya foto, con un polo verde, enterneció a toda la población con la esperanza de encontrarlo con vida.
Han recorrido los más de 15.000 kilómetros que separan Australia de Barcelona, con una foto enmarcada del pequeño Julian en los brazos, entre lágrimas pero convencidos que debían hacerlo pese al terror que les causaba volver al fatídico paseo barcelonés.
No es la única familia que, dos años después del peor atentado terrorista perpetrado en la ciudad condal, ha vuelto al lugar donde se truncó su vida. En algunos casos han vuelto el marido, la esposa, los hijos o los padres. En otros, incluso propias víctimas que quedaron heridas y que, como ha explicado entre lágrimas una de ellas a OKDIARIO, lo ha hecho por primera vez desde el día del ataque.
Se llama Patricia y el día del ataque iba acompañada de dos amigas y el hijo de una de estas. Los cuatro resultaron heridos de distinta consideración, mientras paseaban juntos por la parte alta de Las Ramblas y la furgoneta de Abouyaaqoub les dejó tirados en varios tramos de este paseo. Pese a vivir en Barcelona, no había tenido valor de volver a poner los pies en una calle en la que, según explica, iba a pasear muy a menudo.
Como muchas otras víctimas que hoy han encontrado el valor para volver al lugar del atentado, Patricia está asistida en todo momento por una psicóloga de la Unidad de Atención y Valoración de Afectados por el Terrorismo (UAVAT). Su labor es fundamental para que todas estas víctimas hoy hayan vuelto a Las Ramblas.
En un momento determinado, Patricia le transmite a su psicóloga que no quiere llegar hasta el punto del acto conmemorativo entre lágrimas y una cierta resistencia física. Le convence. Al finalizar el acto, la joven se dirige junto al resto de víctimas y familiares al Saló de Cent del ayuntamiento de Barcelona. A pesar del dolor, nadie quiere dar el triunfo al terrorismo islámico de cambiar nuestra forma de ser, vivir y entender la vida.
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