El descuartizador de Valdemoro al ser detenido: «Ha sido un accidente de tipo sexual»

El descuartizador de Valdemoro al ser detenido: «Ha sido un accidente de tipo sexual»
Descuartizador de Valdemoro
Ángel Moya

A Leonardo J. la Guardia Civil le sorprendió junto a su domicilio de Valdemoro empujando un carrito con los restos descuartizados de su víctima. Fue el miércoles por la noche, inmediatamente después de que su novia denunciara en el cuartel que su pareja, Leo “el carnicero”, había asesinado a una joven de 18 años de Valdemoro, quemado su cuerpo en una barbacoa y descuartizado los restos para deshacerse de ellos más fácilmente.

Sorprendido por los guardias, cubierto de sangre de pies a cabeza, Leonardo confesó de manera espontánea que “había matado a su víctima de forma accidental por asfixia mientras practicaba sexo con ella”. Luego, según fuentes judiciales, Leonardo aseguró que asustado y por miedo a ser acusado de asesinato intentaba deshacerse del cuerpo.

Tras detenerle y ya con asistencia letrada, Leonardo se negó a declarar y mantuvo la boca cerrada incluso ante el juez que terminó enviándole a prisión provisional mientras se cierra la investigación del caso.

La inspección ocular en el domicilio del crimen sólo corrobora una mínima parte del relato del detenido y la Guardia Civil no cree su versión del accidente.

Efectivamente, según los primeros datos de criminalística el crimen tuvo lugar en el dormitorio del chalet que desde hace años Leonardo ocupaba ilegalmente en la calle Francia de Valdemoro. Luego siguió manipulando el cadáver en el salón del chalet y terminó quemando sus partes en la barbacoa antes de intentar deshacerse de ellos.

Pero, según fuentes judiciales, la autopsia en principio ha desmentido la teoría del accidente al encontrar heridas de arma blanca en la víctima. Además, otros indicios recabados por los guardias en la escena del crimen apuntan que se trata de un asesinato y no un homicidio accidental. Tampoco cree su versión la autoridad judicial que descarta una relación habitual entre el asesino y la víctima.

A Leonardo tampoco le serviría de mucho alegar en su defensa los problemas mentales que padece. Tendría que demostrar que no distingue el bien del mal y que sufrió un supuesto brote psicótico que se prolongó de forma improbable durante horas en las que limpió con lejía la escena del crimen e intentó deshacerse del cadáver.

La novia del presunto asesino no se halla en una situación mejor. A pesar de denunciar el crimen de forma tardía se halla en prisión provisional acusada de encubridora, y la guardia civil sospecha que pudo participar en el asesinato. Los investigadores tienen pruebas de que acompañó entre risas a Leonardo a comprar lejía y limpiar la escena del crimen.

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