Cristina Cifuentes gana poder interno tras el estallido de la ‘operación Lezo’
Cristina Cifuentes se ha convertido en la «tabla de salvación» del Partido Popular desde el estallido de la ‘operación Lezo’. En medios de partido y Gobierno se coincide en el mensaje: fue la presidenta madrileña quien destapó el escándalo de corrupción. Es el discurso esencial del argumentario: Cifuentes sintetiza pues la imagen que quiere trasladar el PP: regeneración, compromiso con los ciudadanos y lucha implacable contra esta lacra «caiga quien caiga».
En fuentes ‘populares’ se coincide en que el mensaje está calando en la ciudadanía. Como muestra, dicen, la encuesta que este mismo martes publica El País. Aunque el partido perdería hasta 12 escaños-de los actuales 48 a 36-la presidenta autonómica es bien vista por los ciudadanos. En concreto, el 63 por ciento aprueban su actuación política frente al 33 por ciento que la rechaza. Su mejor dato.
Cifuentes es vista así como un «activo» en el PP, donde creen necesario respaldar su figura y su decisión de denunciar ante la Fiscalía las posibles irregularidades en el Canal de Isabel II-germen de la ‘Lezo’-como síntesis de la rotunda postura contra la corrupción. Los datos de la encuesta demuestran además que Cifuentes no se ha visto perjudicada por los casos de corrupción que implican a Ignacio González, y que los votantes aprueban sus actuaciones. El Gobierno madrileño se personará como acusación en el caso.
La presidenta de la Comunidad ve así reforzada su trayectoria política en un momento clave para su proyección. Los vicesecretarios han insistido en resaltar su figura en un momento preocupante, admiten, para el partido. Su protagonismo se ha antepuesto estos días incluso al del propio Rajoy, en viaje internacional mientras el escándalo arreciaba.
Cifuentes se ha esforzado además en marcar las líneas rojas de su Gobierno, y los anteriores. En privado, y en público, no le tiembla la mano al asegurar que poco o nada tiene que ver con Aguirre y con González. Tampoco le han faltado palabras de censura hacia ambos políticos. Como ejemplo, el contundente comunicado con el que respondió a la dimisión de la exportavoz municipal y en el que «agradecía» la decisión de Aguirre de renunciar a su acta.
«Nuestra organización comparte las razones expuestas por Aguirre para dejar el cargo, especialmente en lo que se refiere a que debía haber vigilado con mayor eficacia los posibles casos de corrupción, lo que ha causado daño a las instituciones y al propio partido», continuaba la demoledora nota. A continuación, se marcaba la distancia: «el Partido Popular de la Comunidad de Madrid emprendió una nueva etapa bajo la Gestora constituida en febrero de 2016, tras la decisión que Esperanza Aguirre tomó entonces de abandonar la Presidencia del partido».
El mensaje ha continuado su senda este martes, con motivo de los actos del 2 de mayo, escenario que ha aprovechado para reafirmar su compromiso con la ‘limpieza’ de corruptos. «El tiempo de los corruptos ha llegado a su fin en la Comunidad de Madrid», aseveró la presidenta madrileña.
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