El Congreso homenajea a Ernest Lluch en el 20 aniversario de su asesinato a manos de ETA
El Congreso de los Diputados homenajeará a Ernest Lluch este lunes coincidiendo con el 20 aniversario de su asesinato a manos de la banda terrorista ETA. Lluch ocupó el cargo de ministro de Sanidad durante la presidencia del socialista Felipe González. Esta pasada semana, el líder del PSOE y actual presidente del Gobierno quiso recordar al diputado socialista asesinado hace dos décadas pero evitó mencionar a la banda terrorista ETA, con cuyos herederos políticos, Bildu, va a sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.
El acto homenaje será presidido por Meritxell Batet, presidenta de la Cámara Baja, y será clausurado por el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Ambos socialistas catalanes como la víctima de ETA recordada. El evento, que ha sido organizado en colaboración con la Fundación Ernest Lluch, tendrá lugar en la sala del Congreso que lleva el nombre del ex ministro y se espera la participación de distintas personas que han portado la cartera de Sanidad, como Ana Pastor, ahora vicepresidenta segunda del Congreso y que durante el Gobierno de Mariano Rajoy ocupó el cargo de ministra de Sanidad.
Además, al acto acudirán el sobrino del homenajeado, Enric Lluch, el presidente de la Fundación Ernest Lluch, Joan Majó, y un colaborador del ex ministro, Félix Lobo, quien leerá una semblanza sobre la trayectoria y la figura política del asesinado por ETA.
Además, contará con la presencia de Enric Lluch, sobrino del homenajeado; del presidente de la Fundación Ernest Lluch, Joan Majó, y de Félix Lobo, colaborador del exministro, que realizará una semblanza de su trayectoria y su figura política. Antes del inicio del acto, varios de los participantes posarán para una foto de recuerdo junto al busto de Ernest Lluch que luce en el Congreso, junto a la sala que lleva su nombre.
Dos tiros por la espalda
Ernest Lluch fue diputado de las Cortes Constituyentes y, tras ser elegido en 1979 como diputado por Gerona, ocupó el cargo de portavoz del grupo parlamentario de los socialistas catalanes en el Congreso, cuando el PSC contaba con grupo propio en la Cámara.
Fue Felipe González quien le aupó al Gobierno nombrándolo ministro de Sanidad y Consumo cuando ganó las elecciones y fue elegido presidente en 1982. Lluch fue ministro hasta que en 1986 volvió a la docencia en la Cátedra de Historia de Doctrinas Económicas de la Universidad Central de Barcelona. Aunque nunca abandonó la vida política. Fue miembro de la organización Elkarri buscando lograr la paz en el País Vasco. El etarra Iñaki Krutxaga le disparó dos tiros a la cabeza el 21 de noviembre de 2000 en el garaje de su domicilio en Barcelona.
El etarra Krutxaga, que le esperó durante horas agazapado tras un coche en el garaje de su vivienda, se colocó a las espaldas de Ernest Lluch y, siguiendo el modus operandi preferido de los pistoleros de ETA, le pegó dos tiros por la espalda acabando con su vida. Lluch, probablemente, no pudo ni ver a su asesino ni mucho menos defenderse de alguna forma. Pero para cometer el asesinato, Krutxaga contó con la ayuda crucial de una compañera terrorista: Lierni Armendariz. Y precisamente ha sido esta etarra quién ha gozado esta misma semana de beneficios penitenciarios al ser acercada al País Vasco como parte de los pagos a Bildu por su apoyo a las cuentas estatales.
Ella era la que vigilaba el exterior del garaje para que la llegada de algún vecino no diera al traste con sus asesinas intenciones. Además, fue ella la que, una vez consumado el cobarde asesinato, ayudó al terrorista a huir de la zona del crimen. El Ford Fiesta en el que ambos huyeron explotaría intencionadamente pocos minutos después en un descampado cercano. Lluch estuvo, según los informes policiales, al rededor de una hora y media muerto en el suelo hasta que un vecino encontró el cadáver y dio aviso a la ambulancia. Aunque ya no había nada que hacer por el socialista.
Un año antes de su asesinato, Lluch pronunció un discurso contra los terroristas vascos que, con el tiempo, se convertiría en un símbolo. En él, el socialista instaba al entorno proetarra de Batasuna a «¡Gritar más, que gritáis poco! Porque mientras gritáis, no mataréis. Y eso es buena señal porque estas son las primeras elecciones en las que no va a ser asesinado nadie». Por desgracia sus palabras no se cumplieron, puesto que los terroristas decidieron acallar su voz con dos tiros en la nuca.
Años más tarde, preguntado por el asesinato de Lluch, el actual líder de Bildu y socio del Gobierno de España en la aritmética para sacar adelante los nuevos Presupuestos, Arnaldo Otegi, evitó hablar de ETA y dijo «echar de menos» a políticos «dialogantes» como el socialista. Desde que selló su pacto con el PSOE, han sido acercados 17 etarras tal y como revela OKDIARIO, aunque desde Moncloa se sostiene que en ese pacto no se ha puesto sobre la mesa el fin de las políticas de dispersión.