La Confederación no avisó durante dos horas y media de la crecida del Poyo pero sí de otras menores
La Confederación Hidrográfica del Júcar mantuvo un inexplicable silencio sobre la brutal crecida de la rambla del Poyo
La Confederación Hidrográfica del Júcar mantuvo un inexplicable silencio sobre la brutal crecida de la rambla del Poyo, epicentro de la tragedia por la DANA en la Comunidad Valenciana, durante dos horas y media, el martes 29 de octubre. El organismo, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, no alertó del aumento del cauce hasta que la situación ya era crítica.
El Gobierno no ha dado explicaciones a por qué desde las 16:13 horas, cuando se comunicó un valor de «28,7 m³/s con tendencia descendente» hasta las 18:43 horas, cuando ya alcanzaba los «1.686 m³/s con tendencia ascendente» no se remitió ningún aviso a las autoridades de emergencias. Por entonces, la situación ya era incontrolable y numerosas poblaciones estaban anegadas. Sin embargo, en ese lapso de tiempo sí remitió distintos correos informando de la situación en otras zonas, menos problemáticas.
Así se desprende del análisis de las comunicaciones electrónicas emitidas ese fatídico día por la Confederación del Júcar. A las 18:05, el organismo gubernamental informó por ejemplo, del estado del caudal en Guadassuar. Uno de los técnicos remitió el siguiente mensaje: «Valor: 480,6 m³/s mayor de 300 m³/s con tendencia descendente a las 17:45 h. Se continúa el seguimiento desde sala SAIH».
Por entonces, la atención de la Confederación del Júcar se centraba en la presa de Forata. Un embalse que llegó al 100 por 100 de su capacidad y que frenó una tragedia aún mayor. Sin embargo, el drama vendría por la crecida del barranco del Poyo, que arrasó localidades aledañas, como Paiporta.
Dos horas de vacío
La cronología de los correos remitidos aquella tarde revela la absoluta desatención al estado del caudal en el barranco del Poyo. Toda la atención estaba en Forata. A las 18:24, la Confederación del Júcar informa: «Buenas tardes, el embalse de Forata ha empezado a verter con caudales de 250 m³/s en el río Magro».
Poco después, a las 18:55, se envía una nueva comunicación: «El embalse de Forata está vertiendo 633,678 m³/s en el río Magro. Se sigue seguimiento en sala». Entre las 15:54 y las 19:33 se envían hasta 8 correos electrónicos en relación con esta presa. Sólo uno sobre el barranco del Poyo, informando de una tendencia «descendente».
A las 17 horas la Generalitat valenciana convocó una reunión del Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi), con representación del organismo. Según algunas fuentes, en esa reunión no hubo ninguna advertencia sobre la gravedad de la situación en esa zona, ni por parte del presidente del organismo, Miguel Polo, ni de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. La Confederación afirma que en el encuentro se realizó una «notificación verbal» del incremento generalizado de caudales, aunque la preocupación se concentró «especialmente en el río Magro y el río Júcar», como ha reconocido este organismo, y no en el barranco de la tragedia. La Generalitat de Mazón defiende, por su parte, que la Confederación del Júcar desactivó la alerta en tres ocasiones a lo largo del martes.
Pasividad en Forata
Por otro lado, tampoco el Gobierno pareció inquietarse por la situación en Forata. Como ha revelado este periódico, el ministerio de Teresa Ribera reaccionó con pasividad ante las alertas que advertían de la preocupante crecida de la presa y que informaban del alto riesgo de rotura.
A las 18:04, cuando la crecida era ya histórica, uno de los técnicos de la Confederación remite una notificación de la declaración del Escenario 2 del Plan de Emergencia de la presa. Casi media hora después, a las 18:29, desde el Ministerio para la Transición Ecológica se responde con otro correo, limitándose a confirmar la recepción del envío. «Declaración de Escenario 2 en Forata recibida», se afirma de forma escueta en dicho mail, sin más concreciones.
Esa comunicación se envía por parte de la Dirección General del Agua, del ministerio de Teresa Ribera, en concreto por Juan Carlos de Cea Azañedo, (División de Seguridad de Infraestructuras y Explotación) con copia a Francisco José Hijós, subdirector general de Dominio Público Hidráulico e Infraestructuras. Entre los informados se encontraban además otros cargos del ministerio de Ribera, como Ana Villar Arrondo (División de Seguridad de Infraestructuras y Explotación) y Tomás Sancho (Subdirección General de Dominio Público e Infraestructuras).
«Peligro de rotura»
No se tiene constancia de que se adoptasen medidas acordes al nivel de emergencia. El «escenario excepcional o escenario 2» implica que existe peligro de rotura o avería grave de la presa y no puede asegurarse con certeza que la situación pueda ser controlada mediante la aplicación de las medidas y medios disponibles.
Pero la gravedad fue a más a lo largo de la tarde fatídica. Así, en torno a las 19:30 horas, la Confederación Hidrográfica del Júcar avisó verbalmente en la reunión con Emergencias que se entraba en escenario 3 de la presa. Por entonces, el embalse vertía ya 900,046 m³/s con previsión de llegar hasta los 1.500 m³/s en el río Magro. Una magnitud enorme. Tampoco entonces se declaró oficialmente ese nivel de emergencia. Se trata de un «escenario límite», con una «elevada probabilidad de rotura, resultando prácticamente inevitable que se produzca la onda de avenida generada por la avería o rotura».