Investidura de Sánchez

Bildu intenta convencer a Sánchez de investigar los GAL ahora que tiene a González como adversario

Los de Arnaldo Otegi instan a Sánchez a despejar la llamada "X" de los GAL

El distanciamiento entre Sánchez y González ha espoleado a los sectores más duros de Bildu

Bildu Sánchez etarras
Pedro Sánchez con Mertxe Aizpurua (Bildu). (Foto: EP)
Pelayo Barro

Bildu busca sacar partido a su posición de dominio ante el PSOE de Pedro Sánchez. Su principal línea de acción es la de los presos de ETA. Pero el ala más dura del partido, la que representa Sortu, está convencida de que es el momento de llevar las presiones más allá, con una de las mayores ambiciones que la izquierda abertzale persigue desde hace décadas: una investigación en profundidad de las acciones de los GAL. Algo a lo que el PSOE cerraba tajantemente la puerta por las implicaciones que ello tendría sobre anteriores gobiernos socialistas de la época de Felipe González. Pero ahora, con la ruptura evidente entre Sánchez y González, en Bildu una nueva venta de oportunidad para lograr llegar al fondo de los GAL.

Que la relación entre Sánchez y González nunca fue idílica es un secreto a voces. Pero en los últimos meses, cuando han arreciado las críticas del que fuese el primer presidente del Gobierno del PSOE al actual líder del Ejecutivo, la distancia entre ambos se ha agrandado. «No podemos dejarnos chantajear por nadie», advirtió este septiembre González cuando le preguntaron por las negociaciones de Sánchez con el Junts de Carles Puigdemont, con la amnistía sobre la mesa. Palabras que fueron calificadas de «deslealtad» por los cuadros de mando socialistas.

Ese distanciamiento no ha pasado desapercibido en EH Bildu. Según ha podido saber OKDIARIO de fuentes abertzales, los de Arnaldo Otegi se plantean pescar en río revuelto y reabrir un frente que tenían aparcado desde hace algún tiempo: exigir una investigación en profundidad de lo que en las filas abertzales denominan «terrorismo de Estado».

Según explican estas fuentes, la dirección de EH Bildu ha tratado este tema con mucha cautela cuando ha estado sentado frente al PSOE en una mesa de negociación. El PSOE nunca ha estado dispuesto a poner en el disparadero a los primeros gobiernos socialistas, instalados en Moncloa entre 1982 y 1996. Pero los nuevos aires que soplan en Ferraz, donde la llamada «vieja guardia» se ve con una desidia cada vez más creciente, han sido entendidos como una nueva oportunidad. Al menos en el sector más radical de los de Otegi.

Bildu, Sánchez y los GAL

En concreto, en Sortu, el ala más extrema y próxima a los postulados de ETA que tiene un peso determinante en Bildu. Según explican fuentes de los abertzales, en las últimas semanas altos miembros de Sortu han reclamado a la dirección de Arnaldo Otegi que «presione» a Sánchez para que Bildu consiga un compromiso para investigar los años de máxima actividad del GAL, que coinciden con los primeros gobiernos de González. Y los movimientos en ese sentido ya han comenzado. El planteamiento ya ha sido trasladado al PSOE.

La propuesta no sólo afectaría a esas acciones de los GAL, sino que la intención de Sortu sería abrir la puerta a investigar sucesos posteriores con los que la izquierda abertzale trata de atacar la imagen de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Por ejemplo, explican, afectaría a la muerte de Xabier Kalparsoro, un miembro de ETA fallecido en 1993 y que desde Bildu se defiende que fue torturado y asesinado a manos de policías. Dicen que así lo contó Kalparsoro en una carta enviada a la cúpula terrorista antes de morir. Aún a día de hoy es homenajeado cada año por Sortu. La lista de nombres que maneja Sortu es muy amplia.

 

Según entienden, es el momento político adecuado para arrancarle a Sánchez ese compromiso, ahora inviable por la propia definición de la llamada Ley de «Memoria Democrática». El objetivo, despejar esa recurrente «X» del GAL con la que Bildu siempre apunta a González.

Sólo hasta 1983

La Ley de Memoria Democrática que el Gobierno de Pedro Sánchez impulsó con el apoyo de sus socios parlamentarios, incluido EH Bildu, marcaba como límite temporal para la investigación de supuestos crímenes del franquismo el 31 de diciembre de 1983. Una fecha cuya elección no explica ni el texto de la propia Ley.

Pese a que ni el texto legislativo ni el Gobierno explicaron el porqué de ese límite temporal, lo cierto es que le fecha tiene un amplio sentido político. En diciembre de 1983, el primer Gobierno de Felipe González cumplía un año. Y fue justo en ese momento cuando comenzaron a operar las estructuras de los llamados Grupos Antiterroristas de Liberación. Los GAL, comandos dedicados a perseguir fuera de la ley -e incluso eliminar- a miembros de ETA. El PSOE intentó que la ley llegase sólo hasta 1982, pero Bildu presionó para llevarla un año más allá.

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Felipe González y Pedro Sánchez. (Foto: EP)

La Ley de Memoria Democrática permite investigar únicamente algunos de los primeros atentados y secuestros en los que participaron los GAL, como los de Lasa y Zabala o el del ciudadano hispano-francés Segundo Marey, confundido con un jefe de ETA y liberado 10 días más tarde. Ocurrieron a finales de 1983. Mandos policiales como José Amedo, que fueron condenados por ello, señalaron al Gobierno de Felipe González como instigador de estas acciones.

Por tanto, todo el resto de la actividad criminal vinculada a los GAL a partir del 1 de enero de 1984 quedó fuera del radio de acción de esta ley de Memoria Democrática. Algo que no convenció del todo a EH Bildu, que ahora ve una oportunidad para ampliar ese horizonte caiga quien caiga.

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