Bárcenas explica al juez de ‘Kitchen’ que un jefe de Seguridad del PP le recomendó a su chófer
ELuis Bárcenas ha declarado bajo secreto de sumario, en calidad de testigo, este viernes ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón sobre la operación Kitchen, operativo policial montado para sustraer información sensible que afectaba a la cúpula del Partido Popular y que obraba en poder del ex tesorero de la formación. Fuentes consultadas por OKDIARIO aseguran que Bárcenas ha declarado que el jefe de Seguridad de Génova fue la persona que le recomendó que contratase a su chófer Sergio Ríos.
Ríos colaboró en el dispositivo de espionaje y a cambio recibió dinero procedente de los fondos reservado del Ministerio del Interior, partida aprobada en los Presupuestos Generales del Estado para combatir el crimen organizado y el terrorismo, según la investigación judicial.
El titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 ha acordado escuchar en sede judicial por videoconferencia a Bárcenas, que se encuentra cumpliendo condena en la prisión madrileña de Soto del Real, tras la declaración realizada a finales de noviembre por Sergio Ríos y por la que se decretó el secreto sumarial de una parte de la pieza separada número 7 del caso Villarejo. El juez también ha interrogado en calidad de testigo al hijo de Bárcenas y Rosalía Iglesias, Guillermo Willy Bárcenas, que se ha personado como perjudicado en el procedimiento.
Según las mismas fuentes consultadas, Bárcenas ha centrado su declaración en explicar cómo contrató a su conductor que casualmente antes había trabajado para el ex consejero popular Francisco Granados. El ex tesorero ha explicado que el jefe de Seguridad del PP se lo recomendó. Se da la circunstancia de que Juan Vilches, ex responsable de Seguridad del partido, puso en contacto al ex consejero de Esperanza Aguirre con Sergio Ríos. Fuentes cercanas a la investigación explican que el conductor era un hombre de confianza de Vilches.
Objetivo: captar al conductor
Ríos, que fue captado por la Policía, desempeñó un papel de infiltrado en el operativo montado para recuperar documentos y grabaciones que se había llevado el ex tesorero del PP de la sede de Génova y que perjudicaban a Javier Arenas, vicesecretario general del Partido Popular, a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal .
Según adelantó OKDIARIO, el Gobierno de Rajoy solicitó al Ministerio del Interior, entonces bajo las directrices de Jorge Fernández Díaz, la puesta en marcha de este operativo porque sospechaban que Bárcenas pudiera utilizar dicha documentación para presionar y chantajear al entonces presidente del Gobierno. En aquellas fechas, el ex tesorero se encontraba en prisión provisional.
La batuta de la operación la llevaron los comisarios José Villarejo, entonces adscrito a la Dirección General de la Policía, y Enrique García Castaño, en aquel momento jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), dependiente de la Comisaría General de Información. Los dos se encargaron de captar al chófer de Bárcenas: primero, en un intento fallido, García Castaño alias El Gordo y más tarde entró en acción el comisario jubilado Villarejo.
Ríos realizó una labor de infiltrado, de ahí que fuera compensado con un salario fijo de 48.000 euros durante dos años y con una plaza en el Cuerpo Nacional de Policía, según la investigación judicial. Villarejo era quien pagaba en mano al chófer de Bárcenas con el dinero de los fondos reservados que le facilitaban sus superiores. Pero todas las autorizaciones pasaron presuntamente por la mesa de Ignacio Cosidó, entonces director general de la Policía. Sobre todo porque eran decisiones de tal calado que requerían el visto bueno del jefe del departamento. Tanto es así que el ex DAO ha asegurado este lunes ante el juez García-Castellón que el ex senador Cosidó estaba al tanto de la operación porque «él mismo le había informado sobre el espionaje a Bárcenas».
Confidentes
Pero el chófer no sería el único confidente utilizado para la trama urdida por la Policía. Durante el tiempo que duró la operación Cuisine –como se conocía internamente-, entre 2013 y el verano de 2014, la Policía contó además con los servicios de un preso suramericano de la cárcel de Soto del Real donde permanecía ingresado Bárcenas desde junio de 2013. El recluso hacía de intermediario con sus familiares cuando salía de permiso del centro penitenciario.
Otro de los topos era un amigo íntimo de Bárcenas. Fuentes consultadas por OKDIARIO explican que este informante era el hombre de confianza del ex tesorero y le acompañaba en los viajes antes de que ingresara en prisión provisional en junio de 2013. El chivato compartía la gran afición de Bárcenas: el esquí. Juntos subieron las cumbres más altas, según fuentes del entorno.
Y los otros dos informadores utilizados por la Policía fueron: un conserje de un edificio cercano a la vivienda familiar de los Bárcenas y un importante empresario madrileño próximo al Partido Popular.