Nace un nuevo fenómeno: la ‘inqui- ocupación’. Se trata de inquilinos con contratos de arrendamiento que dejan de pagar a su casero el alquiler. OKDIARIO viaja hasta Benalmádena (Málaga) para hablar con Belén, una propietaria a la que su inquilina no le paga desde hace 19 meses. No le paga ni piensa hacerlo. Belén denuncia que las autoridades le dan la espalda, lo mismo que denuncia Aurora, la inquilina morosa: «Yo me quiero ir pero no me dan un piso ni ayudas».
“No soy una okupa, soy una inquilina que no paga. No somos gente que nos metemos en casas abandonadas. Soy una persona trabajadora», afirma Aurora. Mientras tanto, su propietaria sigue pagando los servicios puntualmente pese a no recibir ni uno euro de ingresos por el piso.
Para el Gobierno de Sánchez esto no supone ningún problema ya que con la prórroga del llamado «escudo social», se han establecido medidas como la suspensión de los desahucios y de los pagos de alquileres de vivienda para los consumidores vulnerables más castigados por los efectos económicos de la pandemia. Esto ha originado que muchas personas de forma voluntaria dejen de pagar su alquiler a sabiendas de que el propietario no puede echarlos.
Estas medidas en favor de frenar los desahucios han provocado la creación de un espacio de impunidad en el que delincuentes, mafias, y vividores encuentran el entorno ideal para hacer negocio y apoderarse de propiedades ajenas para sus fines.