La asociación decana de los militares españoles reclama el fin de los arrestos
Iñaki Unibaso, secretario general de la AUME, la asociación decana, desgrana en OKDIARIO las principales reclamaciones del colectivo
Denuncia que los militares se sienten "abandonados": "¡De aplausos no se come!"


La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), la decana de las asociaciones, reclama que se ponga fin a la sanción de arresto. Sostiene que «tiene que desaparecer porque no puede ser impuesta por una autoridad administrativa».
En la justicia militar tienen dos leyes orgánicas: la disciplinaria y la penal. El día a día se resuelve con el régimen disciplinario, que dispone por falta leve la restricción de libertad de uno a catorce días «en el domicilio o en el lugar de la unidad, acuartelamiento, base, buque o establecimiento que se señale en la resolución sancionadora» (artículo 15 del Régimen Disciplinario).
Por falta grave o muy grave (artículo 16), el arresto es «de quince a sesenta días en el establecimiento disciplinario», ubicado en Colmenar Viejo (Madrid), ya que en 2002 se unificaron los tres que había en éste.
«Lo sangrante es que la autoridad que impone la sanción no es un juez, sino un jefe», declara a OKDIARIO Iñaki Unibaso, secretario general de la AUME, la asociación decana, quien no concibe que «una privación del derecho fundamental de libertad la pueda imponer una persona que no sea un juzgador».
La sanción de arresto puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, pero una vez cumplida, por lo que en caso de que la Justicia diera la razón al sancionado «no sirve de nada», critica Unibaso.
Señala que en lo penal, el sistema de la jurisdicción militar es «muy peculiar» porque lo conforma personal del cuerpo jurídico militar. «Son militares que también son abogados y cuentan con una oposición específica, pero puede darse el caso de que en su día prestara servicio como asesor jurídico de un general, luego pida una vacante y se convierta en juez togado y tenga que determinar sobre ese mismo general», argumenta.
Además, destaca que aunque en 2015 se reformó la asignación de jueces y desde entonces es el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) quien los determina, «si el Ministerio tiene retenidos los ascensos para general, no habrá generales que puedan optar a esa plaza».
«Por tanto, si los ascensos a general los condiciona el Gobierno, al final siempre está predeterminando al juez, según los intereses del Ministerio en ese momento», precisa este militar con 37 años de servicio.
Mejora salarial, la principal reivindicación
La principal reivindicación de la AUME es la mejora de las retribuciones de los militares, «la más urgente». Según informa, un soldado español está cobrando «un salario neto de en torno a 1.200 euros» y critica que los militares son «los trabajadores públicos peor pagados de la administración».
«¡De aplausos no se come!», espeta el secretario general de esta asociación en alusión a los distintos discursos que se suceden esta semana con motivo de Día de las Fuerzas Armadas. El día grande para los militares se celebró el pasado sábado, 31 de mayo, pero los actos de conmemoración arrancaron este martes y se extenderán hasta el próximo domingo, cuando se celebrará el acto institucional principal, en Tenerife, presidido por los Reyes, donde participarán 3.266 militares en los diferentes desfiles.
El pasado martes, la ministra de Defensa, Margarita Robles, publicó un vídeo alabando «la dedicación, el esfuerzo y la entrega» de los militares. Sin embargo, lo que quiere el colectivo «no son palmaditas», sino que atiendan sus reivindicaciones. Y, según manifiesta a OKDIARIO el secretario general de la AUME, «el malestar ante la inacción es generalizado·». «Nos sentimos abandonados», denuncia Unibaso. Y reclama «un pacto estatal para la Defensa».
Cero iniciativas legislativas en siete años
Otras de las reivindicaciones de la AUME son el reconocimiento de la profesión de riesgo, medidas de apoyo a la movilidad geográfica, así como la mejora de la ley de carrera y de los derechos de las asociaciones. Según explica, todas ellas las ha puesto sobre la mesa de forma reiterada en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, donde las asociaciones se reúnen «como mínimo una vez cada trimestre» con el Ministerio. En él tienen voz actualmente cinco asociaciones, entre ellas la AUME, que representa actualmente «a unos 3.500 efectivos».
Este foro lo preside la ministra o, en su defecto, la subsecretaría de Defensa, pero, según informa Unibaso a OKDIARIO, Robles lleva «cuatro años sin pisarlo».
Además, la AUME reprocha a la ministra que en estos siete años del Gobierno, «no haya llevado ninguna iniciativa legislativa al Congreso de los Diputados, ni una sola modificación de ley, pese a que hay muchas cosas que cambiar».
Sobre las retribuciones, la AUME expone que en el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, presentado por el Gobierno el pasado mes de abril, «se va a hacer un incremento de 10.500 millones de euros para Defensa», pero «se deja de lado el capítulo de personal».
«Cuando se anunció a bombo y platillo este plan, se dijo que se destinaría el 35 %, pero el documento refleja que apenas son 679 millones, de los cuales 400 ya están aplicados en la pequeña subida de 200 euros que recientemente hemos tenido y que es que totalmente insuficiente», detalla Unibaso, criticando que los militares siguen siendo «los trabajadores públicos peor pagados de la administración».
Añade que en el Plan «se contemplaba también un aumento de personal, que se supone que serían esos 200 millones para aumentar las plantillas en 7.000 efectivos», pero para Unibaso «con ese dinero poco incremento de personal se puede conseguir».
Y recalca que el refuerzo de personal en España es una imperante «necesidad» porque «con la cantidad de compromisos internacionales que actualmente hay en las Fuerzas Armadas, los efectivos son insuficientes». «Los jefes de unidad se quejan a diario de la falta de personal y vemos cómo continuamente se está solicitando cubrir esa falta de efectivos mediante comisiones de servicio», asegura este militar.
Indica que «el resto de dinero se está dedicando principalmente a programas de armamento y tampoco se contempla nada para la mejora y construcción de nuevas instalaciones», que es otra de sus reivindicaciones.
«Con unas retribuciones bajas, no tenemos para una vivienda digna y, además, en los acuartelamientos no hay sitio suficiente para alojar al personal. De nada sirve tener grandes sistemas de armamento, como aviones de combate y carros de combate modernos, si el personal no está en las mejores condiciones», concluye.
Ley de carrera
El modelo de carrera está diferenciado en dos. Por un lado, están los cuadros de mando, con una ley de 2007, y por otro, la tropa de marinería, con una ley de 2006, que establece que a los 45 años se tienen que marchar. Sin embargo, para esta asociación todos deberían tener «las mismas reglas de juego».
Preguntada por la temporalidad, afirma: «Puede existir, pero no con este modelo. Estamos desperdiciando a gente muy preparada que podría estar en puestos de apoyo logístico. Por poner un ejemplo, un especialista en un sistema de armas con 25 años de servicio, podría perfectamente adiestrar a los nuevos».
Así, lamenta que un militar que ingresa a los 18 y se va a los 45 «tiene muy pocas salidas dignas para reorientarse al mercado laboral civil». «Cosa que no ocurre en otros países de nuestro entorno, ya que pasan de milicia a la función pública o incluso a la empresa privada. Se los rifan, pero la cultura social en España no es esa», comenta.
Derechos de las asociaciones
Por último, la AUME también reclama una mejora en la ley de los derechos de las asociaciones, con un reconocimiento «real y efectivo» del derecho de negociación colectiva, incluso llegando al derecho de sindicación. En este sentido, Unibaso señala que a las asociaciones no les dejan entrar a un cuartel a informar a los compañeros de una reforma, mientras que a una compañía de seguros sí se le permite ir a vender su producto.
«Solamente podemos utilizar las instalaciones del Ministerio en las subdelegaciones y fuera de la jornada laboral, cuando lo normal es acudir a los lugares de trabajo», apunta.
El secretario general sostiene que «hay que contar todo a la sociedad y no sólo vea los desfiles». «Que conozca cómo viven los militares, que en algunos casos malviven», concluye.