Amenazan a un agente por la muerte de un hombre al que hubiera reducido con una pistola eléctrica

El joven se abalanzó contra el guardia y consiguió apuñalarlo. Le salvó llevar puesto el chaleco antibalas.

pistola eléctrica
Aparecen pintadas amenazantes contra el agente que disparó a un detenido en Teruel que acabó falleciendo. Las asociaciones policiales exigen a Interior que compre pistolas eléctricas ya.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El peor escenario posible para un agente de la ley es tener que desenfundar su arma de fuego reglamentaria sabiendo que existen altas probabilidades de que tenga que acabar usándola. En el momento en el que la pistola abandona su funda, además del propio riesgo que implica la acción, casi todo lo que suceda a continuación casi seguro que va a suponer una serie de problemas para el agente en cuestión. Y si no que se lo digan a Damián, que desde hace unas horas ha visto cómo en algunos muros de la localidad de Andorra, en Teruel, han aparecido pintadas contra él después de una intervención que le costó la vida a un vecino de 30 años. La fatídica muerte de este hombre reaviva el debate de por qué este agente no tenía una pistola eléctrica, equipamiento que de manera incomprensible Interior no consigue implementar en todas las plantillas policiales.

Todo arrancó el pasado lunes, a las cinco de la tarde. Los servicios de Emergencias de Teruel recibían un aviso urgente. Un vecino de la localidad turolense de Andorra estaba amenazando a parte de su familia en su domicilio particular. Lo hacía blandiendo un cuchillo y un destornillador, y de hecho uno de los familiares resultó herido durante la trifulca doméstica que requirió de la presencia de dos patrullas de la Guardia Civil con base en el puesto de Andorra. El panorama que se encontraron los agentes al llegar al domicilio era como poco complicado. Inmediatamente le varón armado se vio amenazado por la presencia de los guardias civiles y desvió toda su atención hacia ellos amenazándoles con las armas con las que había amenazado antes a su familia. Los agentes no estaban solos. Los acompañaron algunos miembros del personal sanitario del centro de salud de la localidad. El problema era doble ya que el hombre del cuchillo y el destornillador no sólo era una persona muy alterada, sino que estaba sufriendo un grave brote de la esquizofrenia que sufría.

Repeler un ataque mortal

Los intentos porque el hombre se calmara se prolongaron por espacio de cercas de dos horas, hasta que a eso de las siete de la tarde el hombre se abalanzó contra uno de los guardias civiles al que llegó a clavar el cuchillo sobre su chaleco antibalas, lo que le salvó la vida. La amenaza para el agente fue absolutamente real, por eso, antes de que el hombre abatido llegara hasta él, hizo uso de su arma de fuego, una sola vez, insuficiente para evitar que lo apuñalara, aunque fuera en el chaleco, pero de sobra como para que el hombre en cuestión falleciera víctima de ese único tiro.

Un hermano del fallecido también resultó herido, pero de carácter leve y lo que vino a continuación de esta fatalidad fueron lógicas escenas de dolor, enfado e incomprensión ante lo que había sucedido. Todo eso se tradujo en dos pintadas aparecidas en las calles del pueblo acusando al guardia civil autor del disparo mortal de ser un “asesino”. ¿Y lo es?, ¿tuvo otra alternativa? La respuesta es que no. El agente respondió ante una agresión que ponía en riesgo su vida con el equipamiento del que disponía en ese momento, es decir, su arma reglamentaria, y ese equipamiento ahora mismo es letal. La alternativa sería el uso de armas incapacitantes en forma de pistola eléctrica, las conocidas como taser, dispositivos para los que el Ministerio del Interior, increíblemente, ya publicó un concurso, pero que quedó desierto al contratar con una empresa que lo ofrecía todo menos las fundas de las armas. Por ese motivo se paralizó la compra de un arma implementada ya en cuerpos de policías locales que han demostrado su utilidad no letal en el 85% de los casos.

Desde las asociaciones de guardias civiles presionan a Interior para conseguir un equipo, la pistola eléctrica, que lejos de dañar a los detenidos lo que puede hacer es salvarles la vida y de paso no complicársela a los agentes que participan en este tipo de operativos que si se complican pueden acabar con amenazas contra los guardias. Desde la Asociación Española de guardias Civiles ofrecen todo su apoyo a su compañero y aclaran que su actuación debería quedar fuera de toda duda, aunque, no puede ser de otra manera, lamentan profundamente el fallecimiento del joven en Andorra. “En la actualidad los agentes no tenemos otra forma de responder, cuando se producen este tipo de situaciones en las que además de peligrar nuestra vida peligra la de los ciudadanos, que nuestra arma reglamentaria. Es eso o nuestra vida. Para AEGC es incomprensible que este material de autoprotección siga sin ser una dotación de la Guardia Civil cuando en España hay muchas policías locales que ya portan la pistola eléctrica y sus competencias, demarcaciones son menores que las nuestras”.

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